Las autoridades de Estados Unidos arrestaron a 538 migrantes ilegales y expulsaron a cientos, en una operación de deportación presentada por la Casa Blanca como "la mayor en la historia", cuatro días después de la investidura de Donald Trump. Entre los vuelos de deportaciones realizados el viernes dos llegaron a Guatemala y había otro programado rumbo a México, pero el gobierno de Claudia Sheinbaum se negó a darle acceso, según reportó NBC News. Trump demonizó durante su campaña presidencial a los migrantes, describiéndolos como "salvajes", "animales" o "criminales" en un país donde se estima que viven cerca de 11 millones de personas en situación irregular.
"La administración Trump arrestó a 538 inmigrantes ilegales criminales y deportó a cientos de ellos en aviones militares", declaró la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, y agregó en la red social X: "La mayor operación masiva de deportación en la historia está en marcha. Promesas cumplidas". "Estos son asesinos, son los primeros que sacaremos", dijo Trump este viernes a su llegada a Asheville, en Carolina del Norte, en su primer desplazamiento desde la investidura.
Dos aviones militares, uno con 79 personas (31 mujeres y 48 hombres) y otro con un número indeterminado de ellas, llegaron este viernes a Guatemala, según las autoridades del país centroamericano. "Empezaron los vuelos de deportación. El presidente Trump está enviando un mensaje fuerte y claro al mundo entero: si ingresas ilegalmente a los Estados Unidos de América, enfrentarás severas consecuencias", indicó Leavitt en otra publicación, en la que compartió además dos fotos en las que se ve a personas alineadas entrando en un avión militar.
Los primeros deportados a Guatemala
Ni el gobierno de Estados Unidos ni el de Guatemala precisaron si en ese grupo de detenidos hay algunos de los 538 inmigrantes arrestados. "Son vuelos posteriores a la toma de posesión de Trump", dijo a la agencia de noticias AFP una funcionaria de la vicepresidencia de Guatemala, que también compartió imágenes de la llegada de uno de los aviones militares.
Los deportados fueron llevados al Centro de Recepción de Retornados, ubicado en la fuerza aérea, junto al aeropuerto internacional de Ciudad de Guatemala, donde estaba prevista la visita de la vicepresidenta Karin Herrera este viernes, sin acceso a la prensa. El gobierno de ese país anunció que preparó un plan para recibir a los deportados, con la habilitación de albergues y programas de reinserción laboral, entre otras acciones.
NBC citó a dos funcionarios de defensa estadounidenses y una tercera persona familiarizada con la situación, quienes dijeron que dos aviones C-17 de la Fuerza Aérea con destino a Guatemala, con unas 80 personas a bordo cada uno, sacaron a deportados de Estados Unidos el jueves por la noche. El tercer vuelo, programado para México, nunca despegó. "Un portavoz de la Casa Blanca no respondió a un mensaje de texto solicitando comentarios sobre la postura de México", indicó el medio estadounidense.
No quedó claro el motivo por el que México bloqueó el vuelo, pero las tensiones entre Estados Unidos y México, vecinos y aliados desde hace mucho tiempo, aumentaron desde que Trump ganó las elecciones de noviembre. Trump amenazó con imponer aranceles generalizados del 25 por ciento a México en represalia por los migrantes que cruzan la frontera que comparten los países. Pero dichos aranceles aún no están en vigor.
El jueves el alcalde de la ciudad de Newark, en Nueva Jersey, el demócrata Ras Baraka, informó que agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) "allanaron" un establecimiento de mariscos, donde detuvieron a "residentes indocumentados así como a ciudadanos (estadounidenses), sin orden judicial", entre ellos un veterano del ejército. "Ninguna de estas personas eran violadores criminales o delincuentes", dijo Baraka, que denunció que el "ICE fue sin una orden judicial" y tachó la operación de "violación" de la Constitución.
Los planes de Trump
Trump, fiel a sus promesas de campaña, emitió una serie de decretos en su primer día en el cargo, desde restablecer su programa "Quédate en México", implementado en su primer mandato (2017-2021) y por el que los migrantes esperan el desenlace del proceso migratorio del otro lado de la frontera, o seguir construyendo el muro fronterizo.
Suspendió hasta nuevo aviso todas las llegadas a Estados Unidos de refugiados que solicitaron asilo, incluidos aquellos a quienes se les concedió, y puso fin a las vías legales introducidas por Biden para solicitar asilo, como la aplicación de teléfono móvil CBP One, o el programa para migrantes de Nicaragua, Venezuela, Cuba y Haití. Incluso desafió la ciudadanía por derecho de nacimiento a través de un decreto presidencial suspendido temporalmente por un juez federal.
Esta semana el Congreso dio luz verde a una ley que exige detener a migrantes en situación irregular acusados de algunos delitos, incluidos el hurto y el robo. Sin embargo los vuelos de deportación desde EE.UU. no son algo nuevo y se realizaron constantemente durante la administración del demócrata Joe Biden (2021-2025). Solo entre junio y diciembre del año pasado tuvieron lugar más de 860 vuelos de repatriación, según datos entregados la semana pasada por el Departamento de Seguridad Nacional (DHS).
El derecho al asilo, bajo riesgo
Mientras tanto, la ONU recordó que el derecho al asilo está "universalmente reconocido", después de que Trump decidiera suspender todas las admisiones de refugiados y poner fin a su programa de asilo. "Todos los Estados tienen derecho a ejercer su jurisdicción en sus fronteras internacionales pero deben hacerlo conforme a sus obligaciones en materia de derechos humanos", señaló la portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Ravina Shamdasani. "El derecho a pedir asilo es un derecho humano universalmente reconocido", enfatizó.
La Casa Blanca suspendió un programa de asilo para personas que escapan de situaciones críticas en países de Centroamérica y Sudamérica, dejando a miles de personas bloqueadas en el lado mexicano de la frontera. Trump también firmó un decreto para suspender todas las admisiones de refugiados a partir del 27 de enero. La decisión pone fin a "todos los viajes previstos de refugiados a Estados Unidos", según un correo del Departamento de Estado al que tuvo acceso la agencia AFP, dirigido a grupos que trabajan con los recién llegados.
¿Cómo funciona el proceso de deportación?
Un extranjero puede ser expulsado de Estados Unidos si entró ilegalmente al país, cometió un delito, quebrantó las leyes de inmigración o está involucrado en actos delictivos que amenazan la seguridad pública, según datos oficiales. "El proceso generalmente comienza con un arresto por la policía local o federal antes de ser transferidos al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas", conocido como ICE, afirma New Frontier Immigration Law, una firma de abogados en su página web.
La Unión Estadounidense por las Libertades Civiles (ACLU) recuerda que, en general, el migrante debe mostrar los documentos de inmigración, si los tiene, y en caso contrario pedir permanecer en silencio o consultar a un abogado. "Si es detenido diga que desea permanecer en silencio y solicite un abogado de inmediato. No le dé ninguna explicación", afirma. "Si ha sido arrestado por la policía, tiene derecho a hacer una llamada local y si lo es por ICE, tiene derecho a comunicarse con su consulado", explica ACLU.
El migrante detenido puede permanecer en un centro de detención hasta el juicio en una corte migratoria o hasta que sea expulsado, según la legislación estadounidense. Aquellos que no pasaron por un control migratorio al entrar al país pueden ser expulsados rápidamente, lo que se conoce como orden de deportación acelerada, sin pasar por una corte migratoria. Otros pasan por una corte, lo que alarga el proceso.
En muchos casos, si los acusados son de México, son transportados hasta la frontera más cercana, señala New Frontier Immigration Law. Según información gubernamental, la mayoría de las personas son expulsadas por avión y Estados Unidos corre con los gastos. Los que cometieron delitos no violentos pueden acogerse a un programa llamado Rapid Repat, que les permite salir de prisión rumbo a sus países. Se desconoce si Cuba, Venezuela y Nicaragua están dispuestos a recibir a sus migrantes y cuántos acogerán los demás países de América latina y bajo qué condiciones.