Para sorpresa de nadie, la asunción de Trump vino a darle un impulso más fuerte a la ofensiva reaccionaria y supremacista de la ultraderecha. A medida que los discursos de estas corrientes se consolidan y pierden los últimos vestigios de su pudor, se pone de relieve que una de las divisiones centrales que los caracteriza es aquélla que se presenta oponiendo los fuertes a los débiles. Bajo el proyecto de refundar sociedades en torno a principios rígidamente jerárquicos, el supremacismo precisa dar aire a nociones que ddarwinismo social.