La estadounidense Madison Keys (19) sorprendió al mundo al quedarse con el título del Abierto de Australia, gracias a un épico triunfo sobre la bielorrusa Aryna Sabalenka, número uno del mundo y máxima favorita al título. Así logró un trofeo grande por primera vez en su carrera, con el mérito adicional de haber dejado en el camino a la polaca Iga Swiatek, número dos del ranking en las semifinales.
Keys necesitó dos horas y cuatro minutos para imponerse por 6-3, 2-6 y 7-5 a la vigente campeona Sabalenka y cumplió su sueño tras aprender de los fantasmas que pulularon por su cabeza desde aquella dura derrota en su primera final de un Grand Slam, ante su compatriota Sloane Stephens en el US Open de 2017.
La nueva campeona se enamoró del tenis mirando por televisión los partidos de su compatriota Venus Williams en Wimbledon. Durante su infancia, la pequeña Keys fue una gran admiradora de las hermanas Williams y dio el salto al circuito profesional el día que cumplió 14 años. Su nombre correría pronto como la pólvora como una de las promesas con más futuro, tras convertirse en una de las tenistas más jóvenes en conseguir su primera victoria en el circuito WTA. En 2014, a los 19 años, logró su primer trofeo, en el torneo celebrado sobre la hierba de Eastbourne, al superar en la final a la estrella alemana Angelique Kerber.
Confirmó su crecimiento vertiginoso con las semifinales registradas en el Abierto de Australia siendo una adolescente. En esa edición, la flamante campeona en Melbourne Park dejó por el camino a las campeonas de Wimbledon, la checa Petra Kvitova y su admirada Venus Williams. No pudo, sin embargo, imponerse a Serena Williams en semifinales.
También obtuvo unas meritorias semifinales en lo que fue su debut en unos Juegos Olímpicos, en Río de Janeiro en 2016. Tropezó frente a la germana Kerber y tampoco pudo lograr el triunfo en el partido por la medalla de bronce, frente a una Kvitova que se saldó la venganza de aquel episodio en Melbourne Park.
La americana ganó diez títulos en una carrera marcada por las constantes lesiones. Antes de la gesta de este sábado, Keys contaba como título más preciado la corona en Cincinnati de 2019, la única que logró en un certamen de esa jerarquía. Como ella mismo confesó en rueda de prensa, el recuerdo de la fatífica final perdida en el US Open de 2017 frente a su compatriota Sloane Stephens, la perseguió durante siete años. Aliviada, agregó que finalmente había encontrado una solución al asunto, la cual era el aliarse con los nervios en lugar de luchar contra ellos.
Volvió a sufrir un duro revés en el Abierto de Estados Unidos de 2023, cuando desaprovechó una ventaja de 6-0. 5-4 y saque ante Sabalenka en las semifinales. “Quería conseguir esto desde hacía muchísimo. Jugué una final y no fueron las cosas de mi lado. No sabía si regresaría a esta situación pero mi equipo confió en mí, así que quiero darles las gracias. Ellos creyeron en mí cuando yo no creía en mí misma”, comentó en la entrega de trofeos celebrada en la Rod Laver Arena.
Tras un tímido 2024, en el que como consecuencia de las lesiones consiguió tan sólo el torneo en Estrasburgo, Keys volvió a presentarse con fuerza como posible alternativa al título después de conseguir la corona en el certamen de Adelaida, a escasos días del arranque del major oceánico.
El gran estado de forma que mostró en Adelaida prosiguió en Melbourne, después de imponerse a la estadounidense Ann Li, la rumana Emilia-Gabriela Ruse, la estdounidense Danielle Collins (10), la kazaja Elena Rybakina (6), la ucraniana Elena Svitolina (28) y la polaca Iga Swiatek (2) en semifinales. Keys había logrado alcanzar nuevamente, y tras 25 participaciones en torneos grandes, una nueva final.
Tendría enfrente al la rival más dura posible en pistas rápidas, la primera clasificada mundial Aryna Sabalenka, que llegaba a la gran final con la posibilidad de convertirse en la primera jugadora desde la suiza Martina Hingis en 1999, en sumar tres coronas consecutivas en el Abierto de Australia. Llegaba tras sumar en semifinales su vigésima victoria consecutiva a orillas del río Yarra.
Sin embargo, Keys se impuso a todo esto y a los fantasmas que arrastraba del pasado, en forma de finales perdidas y lesiones. Incluso tuvo la mente mucho más fría que su rival en los momentos decisivos, tanto que Sabalenka terminó rompiendo su raqueta después de los errores que le costaron el partido. Así la estadounidense logró un triunfo inolvidable para concretar su sueño: conseguir un título de Grand Slam.
La final masculina
A partir de las 5:30 del domingo está prevista la final de varones, entre el número uno del mundo, el italiano Jannik Sinner, y el número dos del ranking, el alemán Alexander Zverev. Sinner, campeón defensor, llegó a esa instancia luego de eliminar al estadounidense Ben Shelton en tres sets, mientras que el germano lo hizo tras el abandono de Novak Djokovic luego del final del primer parcial. Zverev irá en busca de su primer título grande.