Julián Quispe no sabe responder bien por qué le gustan los trenes, o qué le gustan de los trenes. Dice que le gustaron desde siempre, "desde que tengo memoria", y lo repite varias veces, como si fuese algo natural sentir atracción por el imponente invento modernizador. Y lo es. Pero buscando dentro de su memoria, recuerda que para ir a la primaria en Berazategui desde su casa en Villa Elisa, tomaba todos los días, ida y vuelta, con su mamá, el tren Roca: "el viejito, el Diesel". 

El tren más extenso de la Provincia de Buenos Aires (9 ramales, 231,5 km de línea de servicios y 69 estaciones), es hoy en día también el favorito de Julián, que a sus veinte años se dedica a hacer réplicas de los viejos Ferrocarriles Argentinos en miniatura. Los trenes que salían sin que lo piense demasiado del típico juego de niños de bloques y legos de construcción, se convirtieron para él en un pasatiempo, un trabajo, y una realidad, replicando a pedido de sus clientes en redes sociales las formaciones del tren Sarmiento, el San Martín, o el Belgrano Sur. 

Toda su vida hizo trenes. De los bloques pasó al cartón, y en 2019 comenzó a recrealos de manera seria: de adolescente empezó a utilizar piezas prefabricadas con fibrofácil. "Al principio lo de las redes sociales era nomás para compartir fotos y ver qué le pareció a la gente, qué pensabas de cómo quedaban", dice. Sus fieles casi 1500 seguidores preguntan, elogian, se sorprenden. Tarde o temprano, llegó el momento de comercializarlo, a los más heterogéneos clientes. Nadie le regala una réplica de un tren a otro sin que detrás haya una historia que contar.

"En general me compran otros ferromodelistas y últimamente muchos chicos. O sea, que le compran los papás para regalárselos. Aunque no son juguetes exactamente. Otras veces gente grande, que viajó a la provincia y se quiere traer un recuerdo. Ahora estoy preparando uno para un pibe que se lo va a regalar a su papá, que es jubilado ferroviario. Le va a regalar la locomotora que él manejó, la del San Martín, hasta 2007", dice. 

Sus trenes son furor en las redes sociales.

Dependiendo el modelo, el armado y pintado el trabajo puede tardar de varios días a una semana. Como un ingeniero en miniatura, divide el proceso en partes. Le da forma a las ruedas, respiraderos, pasamanos, ganchos, ventanas, puertas y asientos. Hace no tanto, comenzó a emplear piezas prefabricadas en plástico, que se crean en una impresora 3D con la ayuda de su colega Rodrigo Ramos. En el mismo taller, luego de darle forma a cada parte, monta todas las estructuras juntas. Y hay que destacar que pinta parte por parte, respetando siempre el modelo original. "Estoy mejorando a prueba y error hasta ahora, que me quedan como quedan", menciona, estoico. Cuando su obra está lista se pueden observar hasta los mínimos detalles en el interior de las formaciones.

Su primera creación fue la histórica locomotora GR12 Metropolitano, que llegó a la Argentina en 1961 y estaba destinada al Sarmiento. Dice que siempre le interesaron los trenes de acá, nunca los extranjeros, "porque los conozco", dice, con esa naturalidad que lo caracteriza. Hasta ahora, nadie de Trenes Argentinos se comunicó con él. 

Los costos varían dependiendo del modelo y los detalles. Las locomotoras tienen un precio aproximado de $65.000, mientras que los coches de pasajeros rondan los $60.000. A pesar de haber pasado de pasatiempo a hobbie, y de tener una cartera de fieles clientes, replicar trenes no le alcanza para vivir. Durante el día, trabaja en una fábrica de pastas. Pero los trenes son su presente, su pasado y su futuro: es ingresante de la Universidad de Lanús de la Licenciatura de Tecnologías ferroviarias, una carrera que forma profesionales para abordar las problemáticas del transporte ferroviario e intervenir con vistas a la mejora en la calidad de los servicios.

Es un misterio, pero mientras habla por teléfono, sin reflexionar demasiado sobre su obsesión ni su historia, el ruido de la calle en el altavoz del celular pareciera emular el sonido del tren llegando a la estación, aunque por allí no pase ninguna formación. Para quien quiera ser el dueño de una pequeña locomotora argentina, puede escribirle un mail a [email protected].