La asunción de Donald Trump al poder en los Estados Unidos tiene, a diferencia de su primera excursión por la Casa Blanca, un componente revolucionario. Dentro de su conservadurismo clásico, anida un "nuevo" capitalismo con ideas aún más extremas que las propias. Una influencia de sectores empresarios que aceptan dejar de lado cuestiones institucionales en pos de un supuesto cambio de paradigma global. Una burguesía que pulsea no por políticas pro negocios sino