Cuando el vicepresidente del Banco Central admitió en Londres, el último lunes, que esa institución ya había sacrificado en lo que iba de enero más de 600 millones de dólares para sostener la estabilidad de los dólares financieros --vendiendo divisas para neutralizar la demanda excedente, evitando que el precio se disparara--, puso en evidencia dos cuestiones clave para la marcha del plan económic