En su cuento Mellizos, publicado en el libro El porvenir de mi pasado, Mario Benedetti establece un concepto que llama “sinonimia orgánica”. Los personajes, Leandro y Vicente Acuña, en rigor son gemelos. La historia de Fernando y Roberto Ulloa encajaría bien en esas ficciones breves del célebre uruguayo autor de La tregua, su novela llevada al cine por Sergio Renán. Pero las vidas del médico psicoanalista y el marino de guerra se bifurcaron en dos trayectorias públicas antagónicas.
Nacieron el 1° de marzo de 1924 en Pigüé, cuarenta años después de la fundación de esta ciudad del sudoeste bonaerense que levantaron colonos franceses. La misma donde se realizó por primera vez en el país la conscripción militar, incluso antes de que fuera obligatoria en 1896.
Fernando fue un referente del psicoanálisis argentino, militante de derechos humanos y perito de parte de Madres de Plaza de Mayo. Se vio forzado a exiliarse en Brasil tras el golpe de Estado de 1976. Roberto siguió la carrera de marino de guerra que coronó con la gobernación de la provincia de Salta dos veces. Durante la última dictadura cívico-militar y ya en democracia. Una marca que iguala a la de Antonio Domingo Bussi en Tucumán, aunque Ulloa nunca fue condenado por delitos de lesa humanidad como el general destituido del ejército.
Roberto, el golpista designado por Videla, murió el 8 de diciembre de 2020 a los 96 años con el grado de capitán de navío. El día de su sepelio lo despidió entre otros políticos del arco conservador salteño, el actual gobernador peronista, Gustavo Saénz. Lo homenajeó desde su cuenta de X y decretó duelo provincial: “Que Dios lo tenga en su gloria” posteó, aunque omitió su condición de autoridad de facto. Ulloa, el militar, había sobrevivido a su gemelo más de una década.
Fernando falleció el 3 de junio de 2008. Reconocido por sus pares, dejó una obra de plena vigencia que sigue promoviendo la fundación que lleva su nombre. “Pensando en un psicoanalista argentino de su nivel, desde luego podemos nombrar a Enrique Pichón -Rivière, pero creo que, a lo largo del tiempo, Ulloa llegó a un mayor desarrollo práctico de sus ideas. Así sucedió en su trabajo en derechos humanos, con las Madres y las Abuelas”, lo despidió Eduardo “Tato” Pavlovsky, multidisciplinario protagonista de nuestra cultura popular. Médico, psicoanalista, dramaturgo, actor, escritor y referente inevitable del psicodrama.
El marino se retiró de la Armada demasiado joven, en 1973. Ejerció su último cargo en actividad como director de la Escuela Naval Militar en 1972. La inexacta Wikipedia lo incluye en la lista de personalidades nacidas en Pigüé junto a la escritora Herminia Brumana y el compositor de tangos Juan Carlos Cobián, pero no menciona a su gemelo Fernando.
Roberto hizo carrera política en Salta gracias a la dictadura genocida. “En la provincia las élites lo recuerdan con respeto”, cuenta Elena Corvalán, periodista experimentada que cubrió los juicios por violaciones a los Derechos Humanos durante el régimen que lideró el marino entre 1977 y 1983. Cuando murió el marino, ella escribió en Salta 12: “A pesar de que durante su gobernación de facto hubo seis desapariciones en la provincia, Ulloa insistió siempre en su versión de que en Salta no hubo represión a la 'subversión'. ‘Afortunadamente en Salta no hubo episodios de lucha contra la subversión, tal es así que yo nunca tuve custodia’, se jactó el 28 de agosto de 2012 ante el Tribunal Oral en lo Federal Criminal...”.
Fernando se graduó de médico en la UBA en 1950 y colaboró con Pichon-Rivière en la llamada Experiencia Rosario, un trabajo colectivo interdisciplinario que se realizó en esa ciudad en 1958. El gemelo psicoanalista la definió como “la marca más temprana, para mí y para los que ahí estábamos, de las experiencias comunitarias explícitas”. Inquieto, modelador de una teoría basada en la praxis concreta, presidió también la filial Buenos Aires de la Federación Argentina de Psiquiatras y colaboró con Madres y Abuelas de Plaza de Mayo en peritajes judiciales durante los juicios para recuperar niños apropiados por represores.
Sobre uno de sus grandes temas, la crueldad, opinó en una extensa entrevista que le hizo el escritor Pedro Lipcovich para este diario: “Yo empecé a trabajar la cuestión de la crueldad a partir de un peritaje para Abuelas de Plaza de Mayo, en un caso judicial. La pregunta que se nos formulaba a los peritos era: ¿qué consecuencias sufre un bebé cuya madre fue torturada con picana eléctrica cuando él estaba en su vientre, mantenida con vida hasta el parto y luego asesinada? Esa pregunta trazaba el paradigma de todas las crueldades”.
El gemelo Roberto se mimetizó como un político de la democracia después de fundar el Partido Renovador de Salta (PRS), un oxímoron si se considera de dónde provenía. Al frente de esa fuerza ultraconservadora lo eligieron gobernador para el período 1991-1995. Antes había sido diputado nacional y después sería senador hasta 2001. Se lo permitió la reforma constitucional de 1994. En 2007, desencantado porque el PRS se alió con el peronismo de Juan Manuel Urtubey, renunció a la fuerza que había fundado durante el último período de la dictadura que gestionó el general Reynaldo Bignone.
Fernando, el profesional comprometido con los DD.HH. escribió un libro clave para entender su obra: Novela clínica psicoanalítica. Historial de una práctica. Su pensamiento sigue entre nosotros para definir el presente en tiempos de Milei. Decía que “la crueldad siempre requiere un dispositivo sociocultural que sostenga el accionar de los crueles, así en plural, porque la crueldad necesita la complicidad impune de otros”. En la carrera de Psico de la UBA --me apunta mi hijo Mariano, profesional del hospital Moyano-- se estudia a Ulloa en las materias Psicología Institucional y Psicología de Adultos.
Trabajadores de la salud sostienen que los hermanos gemelos --en la jerga médica se los define como monocigóticos, ya que provienen de un solo óvulo fertilizado y no de dos-- tienen un lenguaje peculiar para ellos, se entienden y funcionan como una dupla. En el caso de Fernando y Roberto Ulloa sus caminos se separaron en los laberintos del pasado.
El estudioso de la obra de Freud dijo una vez: “Tengo demasiado trabajo con las víctimas como para ocuparme del victimario. Podría aducir, y es verdad, mi repugnancia”. Hasta el diario La Nación destacó su trayectoria psicoanalítica cuando falleció. Doce años después, HIJOS Salta lamentó que su hermano “haya muerto impune respecto de los delitos de desaparición durante su gobierno entre abril de 1977 y octubre de 1978”.
Prolífico en el tema, Benedetti también escribió Compensaciones, donde los personajes Pedro Luis y Juan Tomás, fisonómicamente “eran exactamente iguales a pesar de llevarse un año”. El primero militaba en la izquierda y el segundo era un furioso anticomunista. Como los gemelos Ulloa.