En Santos Lugares hay “Magia”. Se trata del nuevo bar café de la localidad o, como dicen en sus redes sociales, “la terraza más viral del conurbano”. Funciona en una casa antigua de tres pisos con una vista que da a la Iglesia de Lourdes. Detrás del proyecto están Nicolás Marín y su madre Sandra.

Marín tiene tan solo 25 años y en el 2023 ganó el premio al mejor fotógrafo de la naturaleza que brinda Chartered Institution of Water and Environmental Management. Es fotógrafo submarino, explorador de National Geographic y embajador de las Naciones Unidas Migration. Oriundo de San Miguel, sus fotos documentan el cambio climático y la extinción de especies, y se exponen en el bar, que se siente como una casa de familia. “Cuando digo los honores que fui recibiendo, suenan muy lindos, pero también mi trabajo implica estar siempre lejos de casa. De los 365 días del año, 300 estoy viajando. Tenía ganas de poder tener un espacio para plasmar las fotos de los viajes. Un lugar tangible donde pudieran encontrarse los amantes de la fotografía y en donde poder hablar de lo que está sucediendo con el medio ambiente”, dice Marin, que tiene una comunidad de más de doscientos cincuenta mil seguidores que esperan sus fotografías e historias diariamente.

"Hoy en día hablamos de cambio climático con una perspectiva global, pero cuando vas al Ártico o a las comunidades locales que viven de la pesca, entendés aún más de qué va la problemática. Lo escuchamos mucho, pero necesitamos más acción", explica Marin que fue elegido como uno de los 100 líderes jóvenes del mundo en Panamá.

Magia comenzó siendo un proyecto de almohadones y acolchados tejidos que llevaban adelante su abuela y su madre. Cuando su abuela falleció, el proyecto quedó parado. Ahí surgió la idea de volver al rubro gastronómico, al que su madre se había dedicado desde siempre. “Mi mamá había tenido once bares. Todos los tuvo que cerrar por distintas estafas que sufrió. Nos costó mucho tomar la decisión de volverlo a intentar una vez más. Ella sentía que había tocado fondo. Un día sacó a pasear el perro con su pareja, que es de Santos Lugares, y vieron que estaba en alquiler esta casa y lo sintió como una señal. Muy pronto se empezó a imaginar cómo transformar los ambientes en una cafetería y ahí volvió a tomar presencia la fe en que podíamos salir adelante y que la cosa podía mejorar”, dice.


Es que parece que la tradición de la familia es inventar posibilidades donde no las había. Marín nació lejos del mar y nunca imaginó que iba a terminar siendo buceador y fotógrafo. Comenzó desde muy chico dedicándose al tenis profesional. Jugó torneos en Argentina y Estados Unidos. “Pero un día me dio miedo fracasar. Me paralicé. Tenía terror de no convertirme en el tenista que quería ser. El miedo me dominó y di un paso al costado”, recuerda. Fue así que un profesor le recomendó que se inscribiera en una escuela de creatividad en Capital Federal. Así empezó a trabajar en agencias orientadas al marketing. Pero no le gustó. Un día le hicieron llegar desde el mailing de la escuela una propuesta laboral: estaban buscando un fotógrafo submarino en Cozumel, México. “Y yo mandé. Fue una intuición. No tenía experiencia y hasta el agua me daba miedo. Pero veía las fotos del lugar y me parecía increíble vivir en un paisaje así. Mandé mi currículum y quedé seleccionado entre 1500 personas. De los tres que pasamos a la entrevista, quedé yo y me fui, con 18 años, a vivir allá, donde me formé en buceo y empecé a hacer fotos bajo el agua. Siempre pienso que lo que me pasó es muy poco probable, yo el único mar que tenía cerca, y ni siquiera, era el de Mar del Plata”, recuerda y agrega que su vida es un regalo para el niño que miraba fascinado documentales sobre la naturaleza en la televisión.

Pero justo cuando su carrera despegó, empezó la pandemia. “Yo tenía propuestas para ir a Malasia y a Maldivas y no me pude ir. Volví a San Miguel y estuve muy triste. Fue un baldazo de agua fría. Como si todo hubiera sido un sueño. Por suerte, al año siguiente, en el 2021, me fui con Enrique Piñeiro a documentar la pesca ilegal en Senegal. Después de eso terminé en Aruba, donde empecé a encarar acciones de colaboración con National Geographic y Disney. En el 2021 me consideraron uno de los exploradores del mundo de National Geographic”, relata. Hace unos meses estuvo en Azerbaiyán, un país entre Irán y Rusia, para representar al país en una cumbre de cambio climático.

Siempre fue usando sus redes como un diario de viaje y a partir de eso se fue conectando con biólogos y científicos de todo el mundo. Buscando compartir información sobre el medio ambiente y las especies en extinción, pero de forma más accesible para el público general. “Personas como Darwin comunicaban lo que hacían a través de sus escritos y diarios, y yo quise replicar algo de eso con las herramientas de hoy”, dice este fotógrafo que está dando la vuelta al mundo. En los últimos meses estuvo en el Polo Norte, Islandia, las Islas Malvinas, entre otros lugares.

La cafetería funciona como una especie de museo de sus viajes, se pueden encontrar fotos, objetos, anotaciones y además es un espacio para pensar la sustentabilidad local, en donde se irán realizando charlas y conferencias temáticas. La carta de “Magia” trabaja con la inclusión como lema. Tiene comida vegetariana, libre de gluten, vegana, celíaca y también carnes y pescados. Se destaca la pastelería del local. También es un bar abierto a que la gente vaya con sus mascotas. “La idea es que todos se sientan como en casa. Con su perro, con una cocina como la de mamá, bien casera”, dice Marin.

Pronto Magia también se llenará de música. Realizarán una sesión al mes con un artista musical de la escena actual. Esta casona se puede visitar de domingos a jueves de 7:00 a 21:00 y viernes y sábados de 7:00 a 00:00. Está ubicada en Pio XII 1696.

Sus actividades se pueden consultar en su página de Instagram @magiaconamor.ba.