Hoy quiero escribir una nota pero todo lo que me sale es un poema. Ni siquiera es un poema mío. Busco en la biblioteca. Lo encuentro a Juan Gelman en esa zona en que el polvo se arrumba porque es el de la poesía del muy ayer. Sin embargo, leo lucha y derrota, leo muerte y amor. Leo, en un epígrafe que atribuye a Julio Grecco: “El monstruo de la razón engendra sueños”.
Yo no sé si será hoy ese el monstruo que nos asusta, sé que esa palabra que algunxs pocxs escribíamos en los albores de esta pesadilla, fascismo, ahora se revela abierta como una flor horrible y anda suelta por todas las bocas que como la mía, tienen silencios estuporosos adentro. Dolores muy hondos, desesperaciones.
Un presidente de esta democracia nos declaró la guerra. Ha llegado a esa cima con votos y muchos, tantísimos de aquellos los conserva.
Pienso en escribir algo, pero ando a tientas por la hoja. La política quedó desierta de batallas y eso sí me hace temblar, y mucho. Pienso en escribir pero más aún pienso en las ganas de escuchar ese temblor colorido y multiforme que en el Parque Lezama fue sonoro, qué ganas de que in crescendo llene adoquines y cemento, recorra las calles adormecidas y gane avenidas edificadas, que los pisos de luces apagadas y sombras enormes lo escuchen, que los salones quietos y mudos tengan que dejarlo entrar, que el temblor anti horror pase, suceda. Que el suelo vibre.
Cuando pase el temblor, y ahora es una canción la que me asiste (otra forma de la poesía), habrá algo más que temor y vergüenza. Que el temblor pase, escribo, y nos encuentre despiertxs, soñando despiertxs.
Luego, una vez que pase, tal vez entonces, volverá la poesía. Una noticia –sueño ahora- escrita en este y en todos los diarios, que celebre otra Era. Que entonces, tampoco olvidemos que los monstruos humanos jamás huyen ni mueren del todo, que mientras vivamos les daremos guerra.
Nos vemos en la Plaza del Congreso el sábado 1 de Febrero a las 16 hs.