Las nupcias, punto de partida de infinitas comedias desde los tiempos del cine mudo hasta la actualidad, tienen un nuevo referente en el flamante largometraje del realizador Nicholas Stoller, uno de los nombres más importantes de aquello que se dio en llamar Nueva Comedia Americana. El director nacido en Londres –aunque criado en Miami desde su más tierna infancia–, cuya filmografía incluye títulos como Cómo sobrevivir a mi novia, Buenos vecinos y The Five-Year Engagement, está de estreno con La otra boda, que además de dirigir escribió con Reese Witherspoon y Will Ferrell en la cabeza. El título de estreno para el mercado latinoamericano (el original, You’re Cordially Invited, hace referencia al encabezado de las tarjetas de invitación para el casorio) anticipa el punto de partida de los conflictos y también del humor inherente al relato: dos casamientos que tienen lugar el mismo día y en el mismo sitio debido a un error de reserva en un alejado y coqueto hotel con vista al lago.

En La otra boda, que podrá verse en la plataforma Prime Video a partir de este jueves  sin pasar antes por salas de cine, Will Ferrell interpreta a un padre viudo cuyo vínculo con la hija es tan intenso que la sola idea del enlace y consiguiente alejamiento del hogar paterno lo pone en un lugar intensamente melancólico. La rubia Witherspoon, en tanto, encarna a la hermana de la otra novia, y en su talante de ejecutiva exitosa un tanto alejada de su familia se conjugan otra clase de intensidades, pero similar fragilidad emocional. Cuando la doble reserva del salón de fiestas, con su continente de invitados al hotel, se transforma en un hecho ineludible para ambas partes comienza una batalla entre los protagonistas –por momentos bastante agresiva– que, sin embargo, no logra impedir del todo cierta simpatía mutua. Con una pizca de comedia romántica en su corazón, la película de Stoller entrelaza el humor físico con el absurdo (el afiche anticipa la participación de un lagarto bien real), amén de incomodidades varias. Hay incluso algunas instancias guarras y una escena puntual en la cual el incesto se transforma en el motor humorístico. El momento incómodo, ese lugar visitado asiduamente por Stoller en varias de sus películas, como así también por sus colegas generacionales Judd Apatow, Paul Feig y Adam McKay, entre otros.


Es la primera vez que Witherspoon y Ferrell participan juntos al frente del reparto de un largometraje. Más allá de sus diferentes estilos de actuación y, sobre todo, las formas de hacer comedia, Stoller afirma en una entrevista virtual mano a mano con Página/12 que le sorprendió mucho "cómo terminó funcionando todo, en términos de cómo se acercaron al material. Una vez que estuvimos en el set las cosas marcharon sobre ruedas. Ella es muy buena improvisando y muy suelta en el rodaje. Yo suelo hacer bromas y tirar ideas durante la filmación. Reese las agarraba enseguida. ‘Decime lo que quieras, yo lo hago’. Con Will la sorpresa mayor tuvo que ver con el hecho de que no sabía cuán emocional podía ser frente a la cámara, y terminó dando una actuación muy dulce y emotiva. Al punto de ser desgarradora. En el fondo representan un tipo similar de actores, y los dos llegaron muy preparados al rodaje. Lo que uno espera de dos mega estrellas de cine. En cuanto a Reese, creo que Legalmente rubia y Election son dos de las grandes actuaciones cómicas de la historia, pero ella también ha hecho dramas nominados al Oscar. Como fan de ella y de su estilo fue un placer volver a verla haciendo humor. Además es una persona muy graciosa”.

-Más allá de la estructura y la trama básica del guion, ¿cómo elaborás los gags y las situaciones humorísticas? ¿Se improvisa mucho, se vuelven a filmar los gags para mejorarlos?

-Esa es una buena pregunta. Creo que las mejores películas son aquellas que pueden ser vistas con el sonido absolutamente apagado y aun así te das cuenta de lo que está ocurriendo. Es así. Si volvés a ver Tiburón y le bajas el volumen la disfrutás igual. Es una película muy visual. Yo no tengo ni por asomo ese tipo de talento, desde luego, pero intento hacer algo así. Me encanta la comedia física, y creo que una de las razones por las cuales La otra boda es graciosa es por el simple hecho de que Will es alto y Reese es bajita. Visualmente eso ya es gracioso. La silueta de ciertos actores tiene ese efecto cuando los ponés uno al lado del otro. Respecto de los gags y la comedia física… lo importante es que lo físico surja de los personajes, de la historia y de las emociones. En varias películas he filmado muchas secuencias que no tenían demasiado que ver con la historia que estaba contando o sus emociones y siempre terminaron afuera del montaje final. En La otra boda no hubo ninguna situación de ese estilo, y casi todo quedó en el film. Creo que soy un poco más disciplinado ahora, y si algo se sale del personaje o de la historia no vale la pena filmarlo. La historia y los personajes son siempre lo más importante.

-En la Argentina hace ya un par de décadas se acuñó el término Nueva Comedia Americana. ¿Considerás que formas parte de un grupo o escuela de realizadores afincados en la comedia y con un estilo compartido o, al menos, con vinculaciones formales y temáticas?

-Diría que sí. Judd Apatow fue mi mentor y produjo muchas de las películas que he dirigido. Aprendí mucho de él. Jason Segel, Seth Rogen y esa gente… los considero pares. Es muy loco que varias de esas películas hayan cumplido o estén por cumplir veinte años. ¡Me parece una locura! Recuerdo preguntarme a comienzos de la década del 2000 por qué no había tantas buenas comedias. Desde luego, algunas se hacían, pero no tenían el elemento humano que me interesa. ¿Dónde estaban esas películas? Supongo que por esa razón comenzamos a hacerlas. Fue una época muy excitante. Y las mejores son atemporales, el tiempo no les hace mella. La película favorita de mi hija de 17 años es Supercool, de Greg Mottola. La mira una y otra y otra vez, sola o con amigos. Tengo tres hijas y hace poco se la mostré a mi hija de once años; a ella también le encantó, se la pasó riéndose toda la película. Yo no estuve involucrado en la realización de Supercool, pero me fascina que no pierda sus bondades. Una de mis películas favoritas es Cuando Harry conoció a Sally, que se estrenó cuando era un adolescente, y me parece otro ejemplo de esto que estoy comentando. Es una película sin tiempo, eterna. La adoro y la veo al menos una vez al año.