-Dicen que los ataques del ENL recordaron al peor momento del conflicto en Colombia, ¿estás de acuerdo con esto?
-La población civil del Catatumbo sigue siendo víctimas de ataques, violaciones, asesinatos… Fue una sorpresa total los homicidios de civiles, un cambio de rumbo sin precedente. Nunca antes habían atacado a civiles, violando todos los principios de distinción y creo que fueron muy conscientes de ello. Todo civil que tal vez le dio agua a una persona de otro grupo armado ya era un objetivo. También hubo ejecuciones a civiles por falta de pago de alguna extorsión. Ya son más de 40.000 los desplazados. En términos de cifras veníamos con cierto alivio pero ya vemos que el 2025 va a ser un año terrible. Sólo en unos días se alcanzaron todos las estadísticas de un año entero. No estamos en los niveles de los 2000, pero sí ante cifras altísimas que nos preocupan mucho.
-¿Cuáles son las perspectivas de paz en el corto plazo? ¿Creés que es posible un acuerdo con el ENL?
-El ELN dejó clarísimo que la paz no es su objetivo. La política de paz del gobierno no es la que ellos quieren, el ENL ya no se puede imaginar en la paz. Colombia va a tener que seguir buscando la paz pero vamos a tener que encontrar otras formas para lograrlo y no necesariamente serán lo que llaman acuerdos.
-¿Cuánto influyó la transformación de las organizaciones guerrilleras y la presencia del narcotráfico?
-Hubo una reconfiguración del conflicto, una mutación. Al igual que una empresa hace 30 años podía ser una empresa familiar y hoy ser una multinacional, las organizaciones también fueron mutando. Todas las guerrillas tienen y tuvieron relación con el narcotráfico o algún tipo de financiamiento ilegal, esto siempre fue así. Pero todas tenían algún punto de llegada, un objetivo por el que existían y luchaban. Hoy el ELN no lo tiene. Entonces pasamos a hablar de guerrillas permanentes y grupos armados que utilizan las armas para objetivos que nunca se acaban. El control del territorio pasó a ser un propósito en sí mismo o el control del crimen organizado, como es el caso del Ejército gaitanista (Clan del Golfo), que hoy es un holding criminal muy sofisticado.
-¿Es una derrota de la política de Paz Total del presidente Gustavo Petro?
-En términos de política, de una política puntual del gobierno, sí. Pues el propio presidente lo dijo: Si no logro la paz, sáquenme. Sería su mayor derrota. Podríamos decir que es una política que salió mal, pero también hay que entender que es una guerra de cocción lenta. Durante los cuatro años de la presidencia de Iván Duque (2018 - 2022) los grupos armados crecieron muchísimo. Con en este gobierno, en cambio, tuvimos todos los acercamientos de paz posibles.
-¿Hay un cambio cultural de la sociedad colombiana con respecto al conflicto?
-El cambio cultural es evidente y es nuestra única salida. Su sociedad civil es lo mejor que tiene Colombia para salir de este conflicto. Hoy no encuentras una sola persona que justifique la violencia, no encuentran a alguien que diga que la lucha armada es una salida posible. Y esto es una gran victoria: el rechazo de toda la sociedad a la violencia.