En 2020, durante la pandemia, el Centro Cultural Kirchner estaba completamente vacío pero las curadoras de ese momento, Bárbara Hang y Agustina Muñoz, propusieron a varios artistas de artes escénicas la realización de pequeñas piezas audiovisuales en diversos espacios del CCK. Así es como Guillermina Etkin –compositora, directora, diseñadora de sonido, cantante, pianista y performer– tuvo la oportunidad de estar adentro del órgano Opus Klais 1912 del Auditorio Nacional y registrar la afinación del instrumento. Ese fue el germen de Vox Humana, la pieza creada y estrenada en el marco del Festival de Nueva Ópera de Buenos Aires (FNOBA) que podrá verse este miércoles y jueves en CheLA (Iguazú 451), como parte de la grilla de Paraíso Club. El viernes, además, habrá un desmontaje a las 19 en Palpita (Palpa 3390).

"Decidí trabajar con el órgano de tubos, un instrumento impresionante: tiene 1600 tubos, 3 pisos y un mecanismo súper complejo. Con la cineasta Natalia Labaké registramos una jornada de afinación para mostrar la mano humana interviniendo la máquina y ahí conocimos a los afinadores, que nos contaron un montón de historias, entre ellas la del registro de vox humana creado por el organero vasco español Aquilino Amezua. Él estudió laringes de cadáveres para hacer unos tubos parecidos a la garganta humana y tratar de emular la tímbrica de la voz en el órgano. La historia me pareció fascinante y pensé que había que hacer algo con eso", recuerda Etkin.

Crear una dramaturgia a partir del sonido

La música ya había trabajado en producciones de Paraíso: con Cynthia Edul (directora general) en El punto de costura, pero también con Hang, Muñoz y otros fundadores de este club que lleva dos años activo (comenzó con 100 socios y hoy son más de 600) y generó proyectos notables en numerosos espacios de la escena porteña. Vox Humana inaugura el calendario 2025 que, como siempre, contará con doce estrenos: en febrero se presentará Cantata para una rumia mental de Jorge Thefs, en marzo El desmontaje de Jimena Márquez (Uruguay) y en abril Cmmn sns prjct de Laura Kalauz y Martin Schick. Más adelante habrá creaciones de artistas como Antonio Villa, Federico León, Ivana Müller (Francia), Diana Szeinblum y Silvio Lang, entre otrxs.

En esta oportunidad Etkin no se limitó a crear sonidos a partir de un texto sino que realizó el procedimiento inverso. Se trata de una dramaturgia diseñada desde lo sonoro: "La idea era poner el foco en la voz. Trabajar con cantantes y performers para hacer este cruce entre lo humano y la máquina", cuenta Etkin. El artefacto performático que podrá verse cruza tres voces en escena (la de la cantante lírica Graciela Oddone y los performers Wo Portillo del Rayo y Julián Larquier Tellarini), un órgano digital y GlaDys: un instrumento especialmente diseñado para la obra. El resultado es una mixtura entre lo antiguo y lo contemporáneo, una creación que alguien definió como "trap gótico".

El diseño de GlaDys –Glottal (Acoustic) Dynamical System– estuvo a cargo de Manuel Eguía, Antonio Ortega Brook y Darío Ruiz; la realización se llevó a cabo en el Laboratorio de Acústica y Percepción Sonora de la Universidad Nacional de Quilmes, casa de estudios donde Etkin se licenció en Composición con Medios Electroacústicos. "Es un instrumento electroacústico de tubos y parlantes. En sus inicios, el órgano de tubos era tracción a sangre, había alguien moviendo un fuelle con los pies o con poleas para generar aire, como funciona el cuerpo humano cuando canta. Acá el sonido se emite por parlantes a través de una computadora que funciona como el cerebro", explica.

GlaDys imita la dinámica acústica de la glotis humana y Etkin asegura que "ya es una entidad en la obra, el foco que terminó organizando la dramaturgia y, de alguna manera, la síntesis del trabajo". Este instrumento hace notas y puede modular esas alturas con distintas vocalizaciones, es decir, va modificando su tímbrica en función de las vocales que genera pero no puede hablar porque no hace consonantes. Vox Humana trae un debate interesante que está muy presente en la arena pública: por estos días se discute sobre el uso de la IA para mejorar la performance de los actores en películas nominadas a los Oscar (se hizo con algunos cuadros musicales en Emilia Pérez y también para pulir el acento húngaro en The Brutalist).

La compositora cuenta que surgió una charla sobre este tema con el físico Manuel Eguía: "Lo que queríamos hacer nosotros era crear algo nuevo a partir de esos intentos por emular la voz humana, pensar la voz como experimento y como artefacto para crear algo nuevo que no necesariamente va a ser una copia perfecta de la voz humana". A partir del proyecto surgieron numerosas preguntas: ¿qué es lo que hace humana a una voz?, ¿puede una máquina emularla?, ¿qué hay de humano en lo maquínico y de maquinal en lo humano?, ¿qué revelan las máquinas del comportamiento humano? "Creo que todavía hay preguntas. Por un lado, hay una cuestión un poco preocupante, este miedo a que la máquina reemplace al ser humano. En ese sentido, me parece que la obra abre esa pregunta y, a la vez, postula como algo interesante la convivencia con las máquinas: es algo que ya sucede y es a favor".

Paraíso Club y la idea de comunidad

La potencia de formular preguntas es algo que define el espíritu de Paraíso Club y por eso no sólo se limita a la exhibición de obras de teatro sino también a otras instancias como desmontajes, charlas, talleres y asambleas para debatir sobre la creación. La idea de comunidad adquiere relevancia y resuena en un contexto que invita a pensar desde lo colectivo. "En Paraíso la idea de comunidad tiene varias capas –explica Edul–. Por un lado, es una comunidad de artistas que financiamos la escena de otros artistas; ahí ya está la idea de pensar la producción artística como comunidad. El teatro nace en la Antigua Grecia cuando se piensa el Estado, la ley y la democracia entonces la pregunta por la comunidad está en el corazón del teatro. Las vanguardias derribaron la cuarta pared y Óscar Cornago se pregunta qué había del otro lado: las audiencias. Hay varias preguntas que nos atraviesan en relación a la comunidad".

La directora del club señala que cada pieza resuena con fuerza en su contexto (un ejemplo de eso es la obra de Thefs que se estrenará el mes que viene y aborda una biografía queer pero, al mismo tiempo, la historia de una comunidad y una nación). Por otra parte, subraya que se trata de "una comunidad que subvenciona la escena", es decir, el sistema de suscripción y preventa de entradas permite generar un fondo de financiamiento que brinda a los artistas la posibilidad de crear proyectos. "Paraíso no genera ganancias. Es una asociación civil sin fines de lucro, el dinero que ingresa se reinvierte para otros proyectos artísticos. Con su membresía mensual, cada espectador está dando trabajo a músicxs, escritorxs, actores. Es decir, se convierte en productor. Y la idea es que la comunidad Paraíso sea activa y esté viva. Creo que el gran programa artístico es la comunidad", concluye.

*Vox Humana podrá verse el miércoles 29 a las 20 y el jueves 30 de enero a las 20 y a las 22 en CheLA (Iguazú 451). Localidades disponibles en la web de Paraíso.