DeepSeek ha irrumpido esta semana en el debate público. La empresa china no sólo hizo temblar los cimientos de Silicon Valley, también amenaza con alterar el orden tecnológico mundial. Las claves de su éxito son fundamentalmente dos: demanda menos electricidad, lo que supone un ahorro económico con respecto a sus competidores, y ofrece resultados en código abierto, más accesibles que los de otras inteligencias artificiales.