La última película de Win Wenders, Días perfectos, narra con aparente sencillez los días de Hirayama, que disfruta su sencilla de limpiador de baños públicos en Tokio. Fuera de su rutina laboral, se dedica a la música, los libros, los árboles y la fotografía. Una serie de encuentros inesperados revelan poco a poco algo de su pasado, y de esas elecciones vitales que configuran el libre albedrío, todo con una banda de sonido exquisita, que va de Nina Simone a The Kinks y la poesía como estandarte (A las 22.30, en El Cairo Cine Público.)