La salud de Carlos III preocupa a la Familia Real británica y los ciudadanos del Reino Unido. Desde su ascenso al trono tras la muerte de su madre, la Reina Isabel II, el monarca muestra una imagen pública de fortaleza y compromiso. Sin embargo, detrás de las puertas del Palacio de Buckingham, la situación parece mucho más delicada de lo que se había revelado inicialmente.

El rey Carlos III tiene un grave problema de salud que evoluciona rápidamente, según fuentes cercanas a la Casa Real. Aunque no se divulgó el diagnóstico exacto, diversos rumores apuntan a que el monarca padece un cáncer que avanza de manera imparable. Si bien las autoridades reales mantienen una política de silencio respecto a los detalles sobre su enfermedad, las preocupaciones sobre su estado de salud son cada vez más evidentes.

Un monarca decidido a cumplir con sus deberes

A pesar de las recomendaciones médicas que le sugieren reducir su agenda y descansar, el rey Carlos III opta por seguir cumpliendo con sus compromisos. El pasado lunes, estuvo presente en el 80 aniversario de la liberación del campo de concentración de Auschwitz-Birkenau, un evento de gran significado histórico. Sin embargo, los testimonios de los asistentes no pasaron por alto su estado físico, que reflejaba un claro deterioro.

El pasado lunes, el rey Carlos III participó en un acto oficial, donde su aspecto desmejorado no pasó desapercibido.

Las imágenes capturadas en el momento mostraron una evidente palidez y agotamiento. A pesar de los esfuerzos para disimularlo con maquillaje, las llagas en su rostro, producto del tratamiento médico, eran visibles. Además, el cansancio y la debilidad eran innegables. No obstante, el rey mantuvo una postura serena, y su actitud en todo momento denotó la fortaleza con la que enfrenta su condición.

La salud del monarca es un tema recurrente en los últimos tiempos, y sus esfuerzos por mantenerse al frente de su deber no pasan desapercibidos. Sin embargo, no es difícil ver que el desgaste se hizo notar en su aspecto y en la energía que parece tener disponible para desempeñar sus funciones.

Un retroceso en su salud tras el viaje a Australia

El monarca sufrió un retroceso significativo en su salud tras su viaje a Australia en noviembre. Aunque los médicos habían recomendado interrumpir su tratamiento, Carlos III insistió en viajar. El resultado de esta decisión fue alarmante: su estado de salud empeoró, lo que llevó a la Casa Real a reducir aún más sus apariciones públicas. Desde ese momento, el rey limitó sus compromisos a eventos más cortos y privados, y su agenda se ha reducido considerablemente.

El impacto en la familia real y en la monarquía británica

La salud de Carlos III no solo está afectando su vida personal, sino también el funcionamiento de la monarquía británica. Con el rey debilitado, otros miembros de la familia real debieron asumir un papel más protagónico. La Princesa Ana, por ejemplo, participó en varios eventos públicos en representación de su hermano. 

El año 2024 fue un periodo especialmente difícil para la Familia Real, marcado por diagnósticos de salud que sacudieron a la institución. La enfermedad de Carlos III y la de la princesa Kate, junto con otros problemas internos, crearon una atmósfera de incertidumbre. La Casa Real se encuentra en un momento crítico, donde la salud del monarca podría tener repercusiones en el futuro de la monarquía británica.

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