La necesidad de captar al público joven, de mantener cautiva a una audiencia cada vez más dispersa y de evitar que los partidos sólo tengan interés en el último cuarto está motivando que la NBA comience a pensar en cambios revolucionarios. El propio comisionado de la organización, Adam Silver, reconoció que la liga norteamericana podría imitar a otras competiciones del mundo y reducir la duración de los partidos, de los 48 minutos actuales a los 40 que tienen los encuentros de la FIBA.