Desde Colonia del Sacramento
“La Rivera/La Rivera/La Rivera/La Rivera/A esos putos cajetillas/ Embocadura los espera”, cantan socarronamente los pobladores del barrio humilde de Embocadura contra su nuevo rival local. Están frente a un fogón nocturno, disfrutando de un buen locro, cuando el empresario Manolete les comenta que –en plenas Invasiones Inglesas– los que se quieren adueñar del territorio del Río de la Plata saben de la existencia de un nuevo deporte: el fútbol. Y luego arremeten con otro cántico pensando en jugar el primer clásico: “Manolete/Manolete/Manolete/Manolete/Si te hacés hincha del otro/te rompemos el ojete”. La escena, desopilante de por sí, con extras uruguayos que calzan justo con el absurdo, forma parte de la película No llores por mí, Inglaterra, nuevo largometraje de Néstor Montalbano que estuvo filmando en Colonia del Sacramento (Uruguay), una ciudad ideal para ambientar una película en el 1806, con los protagónicos de Gonzalo Heredia, Diego Capusotto y Mike Amigorena, entre otros comediantes. El cineasta integró la camada que vino a renovar la forma de hacer humor en la Argentina, junto a Alfredo Casero, Fabio Alberti, Favio Posca, Capusotto y otros. Dirigió en televisión De la cabeza (1992) y luego Cha Cha Cha (1992-1997) y en 1999 Todo por dos pesos. Este es el sexto film del director de Soy tu aventura (2003), Pájaros volando (2010) y Por un puñado de pelos (2013), entre otros.
El núcleo de la nueva película de Montalbano parte del momento en que los ingleses llegan en 1806. El militar británico William Beresford (Amigorena) ve que hay más resistencia en la población criolla de la que esperaba. El invasor se da cuenta de que sus refuerzos tardarán en llegar tres meses (esto fue real) y, entonces, busca la manera de distraer a la gente. Se le ocurre hacer una reunión en la Plaza del Cabildo y les cuenta a los criollos que los ingleses juegan al fútbol. Estos comienzan a prestarle atención, pero no entienden nada acerca de qué es una pelota ni de qué se trata ese juego de once contra once. Los ingleses les dicen: “Esto es un juego. Hasta, incluso, se puede putear”. Reúnen a la gente y arengan a las masas de la tierra rioplatense: “¡Puteen! ¡Hijos de puuuu! Sáquense toda la bronca”.
Interpretado por Gonzalo Heredia, Manolete es un empresario que se dedica a generar eventos en plena época colonial. Hace entretenimientos para el público y cuando va ese día a la Plaza del Cabildo y ve el reglamento del fútbol dice: “Acá hay un negocio, de una”. Es el hombre que realmente se da cuenta de que para que un partido de fútbol tenga emoción tiene que conseguir dos grupos antagónicos. Y convence a los del barrio Embocadura, que viven en el bajo fondo, para jugar contra los de La Rivera, que pertenecen a la high society de la época. A Beresford el asunto le viene como anillo al dedo: ve que su idea está funcionando, que la gente empieza a distraerse con eso y convoca a Manolete a una reunión privada para que esto prospere y que luego vayan a una confrontación futbolera los dos bandos: Inglaterra vs Argentina. “Si bien el nombre de Argentina no existía en ese momento, Manolete, como buen visionario, se da cuenta de que la palabra ‘criollo’ no tiene marketing y va a buscar en los viejos libros del 1600 y se entera de que esta tierra tenía el vocablo Argentum hasta que encuentra la palabra ‘Argentina’ y los colores de la camiseta”, cuenta Montalbano.
Pasión argenta
“En definitiva, la película trata sobre cómo una pasión despierta la identidad de un pueblo”, entiende el director. La génesis de su sexto film se remonta a más de una década atrás. Cuando en 2003 terminó de filmar la comedia Soy tu aventura, en la localidad de 9 de Julio, el cineasta pensó en crear una historia que transcurriera en la época de las Invasiones Inglesas. “Dentro del delirio que uno podía manejar, en ese momento se me ocurrió: ¿Qué pasa si ya que los ingleses inventaron el fútbol traigo la historia más atrás y hago que lo llevaron a Buenos Aires en 1806? Se lo comenté a Diego Capusotto y quedó ahí. Empezamos a jugar con algunos actores diciendo: ‘¿Te imaginás a Belgrano en el arco, a Moreno de 4?’. Nos entusiasmaba mucho y también sentía que la gente se entusiasmaba”, cuenta Montalbano. Convocó al co-guionista de Soy tu aventura, Guillermo Hough, y a partir del 2004, empezaron a escribir el guion, que tuvo muchas modificaciones. “Lo mandamos hace dos años a Euroscript y quedamos dentro de los veinte finalistas. Los ingleses nos hicieron una devolución positiva con críticas para mejorarlo. Y eso me entusiasmó mucho y ahí dije: ‘A esta historia la tengo que hacer’”, recuerda el director.
Heredia explica que su personaje “es un típico porteño”. “Manolete es de esos personajes que pueden caer parados en cualquier lugar. Puede venderte algo y sabe qué decirte para que compres lo que él quiere. Es de esas personas bastante camaleónicas, que mudan de piel y siempre está dos o tres pasos como si fuera un deportista de élite: está pensando en la segunda o en la tercera jugada, no en la primera”, agrega el actor, que también destaca que el suyo es el personaje más terrenal de todos. “Me parece muy importante que el personaje principal no sea estereotipado. Primero, tiene que haber una construcción muy grande y muy fuerte porque si no, el espectador sólo se detiene en si el personaje central está bien armado o no. Entonces, eso podría llegar a distraer. Que el personaje sea tan terrenal y cotidiano, en algún punto, prevalece a todo el mundo creado alrededor de este Manolete”, subraya Heredia.
La escena del cántico que se reproduce al comienzo de la nota, ideada por Sampedrito (Capusotto) –que viene a ser “el Sampaoli” de esta historia, porque va a ser el futuro director técnico de la Selección Argentina– se filmó de noche en el Museo Casa Nacarello. Se trata de una casa del siglo XVIII, más precisamente de 1720. Allí han vivido familias portuguesas de aquella época y, a partir de 1800, españolas. A principios del siglo XX, llegó un inmigrante italiano, llamado Nacarello, que la habitó con su familia. Y hasta 1980 residieron sus nietos. Luego, la vivienda fue expropiada y se inauguró como un museo cuyo objetivo es que el público vea cómo era una casa típica del siglo XVIII. En la escena en la que Sampedrito les enseña el cántico futbolero a los pobladores de Embocadura, filmada en el patio de la casa, también entre todos deciden qué colores va a llevar el equipo de Embocadura: azul y oro.
El primer Bielsa
“Sampedrito es un personaje que, como todos los de la película, encuentra algo que le direcciona la vida y entra en la aventura”, dice Capusotto. “Son todos personajes que están moviéndose por el mundo hasta que aparece algo que los pone en un reto. Y mi personaje funciona como el director técnico del equipo de los criollos. Es alguien que vive en un barrio humilde y que ante la propuesta que le hace Manolete la acepta y se embarca luego como director técnico del equipo criollo que se va a enfrentar a los ingleses. No es la totalidad de la historia pero es el desencadenante”, agrega el actor. En tanto, Montalbano agrega jocosamente: “Capusotto, como director técnico de la selección, es un tipo limitado pero que en el fútbol se desarrolla intelectualmente a la manera de Bielsa, tiene un estilo muy Bielsa”, según define.
Capusotto entiende que en la historia de Montalbano “el fútbol también aparece como figura de distracción, como suele suceder en la historia en general”. También define el enfoque: “Néstor tiene una mirada en la película que es también la historia reciente. Eso está puesto en la película: qué es lo que se toma de lo representativo del fútbol, como si pudiera edificarse una nación a partir de un partido de fútbol. Y ahí aparecen los fantasmas de la nación, la construcción de algo. No es nada más que una comedia que tiene una mirada histórica y una mirada nuestra frente a nosotros”. Heredia comparte la apreciación de su colega: “No es solamente una película sobre cuándo empezó el fútbol en las Provincias Unidas sino sobre cómo se construye una pasión, cómo y por qué se construye un fanatismo, para lograr qué otras cosas. Esas son las preguntas que plantea la película”. Montalbano completa señalando que No llores por mí, Inglaterra “no trata solamente del fútbol sino que tiene otras profundidades que incluso recorren lugares amorosos”. Es que a la chica del protagonista va a intentar seducirla el villano. Beresford tiene una doble personalidad. Si bien está con su madre (Mirta Busnelli) que le dice todo lo que tiene que hacer y le aconseja a dónde invadir, a la vez el inglés necesita de una mujer para definirse. Encuentra en Aurora (Laura Fidalgo), la mujer de Manolete, una chica que lo atrae. Y la va a perseguir.
Para Heredia fue toda una novedad trabajar en una película de este tipo. “Una de las primeras cosas que se me cruzó por la cabeza fue el hecho de abordar un género que para mí era totalmente desconocido, como el absurdo. No es una novela costumbrista sino que es una película de aventuras, pero también Néstor ya tiene una impronta y un estilo. Tanto Néstor como Diego, que han trabajado juntos muchas veces. Entonces, me interesaba encontrarme dentro de esa estructura, de ese lugar, como actor. Intuía que la iba a pasar bien y me iba a divertir. Lo que me interesó de la película puntualmente fue la subcapa de la historia. Es lo que intentan hacer los ingleses con los criollos, con la colonia, de embelesar con un juego, crear la rivalidad y la pasión para implementar otros objetivos”. En tanto, a Capusotto le resultó “una película ambiciosa”, además de elegir trabajar en ella “por tener una conexión de lenguaje con Néstor”, según confiesa. “Hacía mucho que no filmaba con él y tenía ganas de ser parte de este proyecto, con un personaje que él ideó y por el que quería atravesar también. Me interesó el personaje y la aventura porque en las filmaciones con Néstor siempre hay algo del cuerpo en acción”, sostiene Capusotto.
El túnel del tiempo
Otra de las escenas filmadas en Colonia tiene como protagonista a Martín De Alzaga (Esteban Menis), uno de los hombres que llevó adelante la Reconquista y que armó su grupo de resistencia con milicianos y criollos. A la espera de Santiago de Liniers (interpretado por Fernando Lúpiz), quien está viniendo de Montevideo para dar el ataque el 12 de agosto, Alzaga se escapa de un inglés que lo viene persiguiendo y se mete dentro de un túnel junto al soldado Evaristo (el actor uruguayo Alan Futterweit). La escena se filmó en unos túneles reales que están dentro de un establecimiento educativo y que conectan con otras partes del barrio histórico de Colonia. El que utilizaron continuaba (ahora está tapiado) y salía una parte del mismo a la Plaza 25 de Agosto, una de las principales de la ciudad uruguaya. Aparentemente, los túneles servían en el pasado para escapar de los invasores. Para poder entrar a ese túnel tuvieron que hacer un boquete en la Escuela Nº 2 de Colonia, donde se instaló el equipo para filmar toda una tarde. La escuela se llama José Pedro Varela porque todas las instituciones educativas de Uruguay que tienen el número 2 deben llevar el nombre del reformador de la educación de Uruguay, algo así como “el Sarmiento uruguayo”. Es una escuela de tiempo extendido, con jardín de infantes y primaria, ubicada en el Barrio Centro, en el límite con el barrio histórico de Colonia. Una curiosidad: la calle que está por el frente de la escuela se llama Rivadavia porque en esa zona vivió Bernardino Rivadavia y su casa estaba ubicada en el predio donde ahora está emplazada la Escuela José Pedro Varela.
En una película donde el fútbol va a ser uno de los protagonistas no podían faltar los jugadores. Los ingleses definieron su equipo, con un extra de lujo: el diez es nada menos que el ex jugador de River Plate Fernando Cavenaghi. Mientras que Sampedrito se da cuenta de que a la Argentina le falta un jugador en ese puesto y el DT de la Selección convoca a un indio, que va a ser interpretado por ex jugador de Racing José Chatruc. Ya terminada la filmación en Colonia, Montalbano y equipo se trasladarán a Buenos Aires, donde filmarán durante tres semanas buena parte de la acción incluyendo la mayoría de las batallas que tiene esta película de aventuras. “Nos espera algo heavy”, promete el realizador. Para la risa colectiva habrá que esperar al estreno, pautado para mayo de 2018.