La competencia de monedas es un tema de debate ineludible entre un gobierno que lo propone como sistema a alcanzar, y una oposición que asume la necesidad de considerar la existencia de una “economía bimonetaria” ya instalada. “Si bien Argentina no es el único lugar del mundo donde se utilizan otras monedas además de la local, es de los pocos donde no está contenido y controlado”, sostienen desde Fundar, un equipo de investigadores que propone la “convivencia” jurídicamente establecida de ambas monedas.

El bimonetarismo es difícil de disolver en Argentina e implica una serie de limitaciones para que la política pública sea efectiva, “pone presión sobre el tipo de cambio, complica el desarrollo del mercado de inversiones en pesos y limita las opciones de financiamiento”, pero “plantear una economía en pesos no es realista”, observan desde Fundar. 

Frente a las políticas económicas que buscaron revalorizar el peso con escaso éxito, proponen reglamentar una convivencia de monedas. El objetivo sería “encauzar el gran volumen de moneda extranjera atesorada” dentro del circuito económico.

“La Convivencia tiene el objetivo de aprovechar el bimonetarismo de la economía para estabilizar la moneda nacional”, explican desde Fundar. "Se incentiva a que las divisas que existen en la economía sean canalizadas principalmente a través de los diversos instrumentos del mercado de capitales (bonos, obligaciones negociables, acciones, y fideicomisos financieros, etc.)”.

A su vez, sugieren “evitar exponer a los bancos y, en última instancia, al depositante al descalce de monedas, manteniendo las normativas que limiten los préstamos en moneda extranjera a quienes no generen directa o indirectamente ingresos en dicha moneda”, aclaran los investigadores. 

Por otra parte, entienden que, como norma de prudencia y en el mismo sentido de prevenir el descalce, sería conveniente “evitar excesivos desbalances entre el activo y el pasivo en moneda extranjera”.

La Convivencia debería establecerse jurídicamente y también es ineludible acompañarla con "políticas monetaria, cambiaria, fiscal, etc. que brinden robustez y estabilidad al peso", remarcan los investigadores. El trabajo fue realizado por los economistas Jorge Carrera, Micaela Fernandez Erlauer, Emiliano Libman y Tomás Canosa, y verá la luz en febrero.

“El peso será la moneda de curso legal, pero se permitirán pagos en otras monedas. Asimismo será la única moneda obligatoria en la cual se expresan los precios públicamente en la economía, salvo excepciones optativas”, grafican en el policy brief, para luego establecer que el peso será de uso exclusivo “para el pago de impuestos, pago de erogaciones del Estado, los estados contables de residentes en Argentina y los créditos”. Las demás transacciones podrán realizarse legalmente en dólares.

Como pilar, el esquema contempla desarmar el actual “cepo”, avanzar gradualmente hacia un régimen de flotación administrada del tipo de cambio y eliminar el “dólar blend, lo cual coincide con el programa que el FMI propondría para firmar un nuevo acuerdo con Argentina. “Promover la transparencia del mercado de capitales” es otro pilar. Además proponen restablecer la norma que fija un depósito temporal de los ingresos en divisas para evitar flujos especulativos de corto plazo.

“Si bien Argentina no es el único lugar del mundo donde se utilizan otras monedas además de la local, es de los pocos donde no está contenido y controlado”, señalan los investigadores y proponen una serie de medidas para equilibrar el uso del dólar, como las ya mencionadas. También sugieren mantener la obligatoriedad de liquidación de las exportaciones en el mercado oficial.

Los investigadores de Fundar aseguran que la convivencia “es una propuesta mucho más virtuosa que la Competencia de Monedas y dolarización ‘endógena’ que propone el Gobierno, y que soluciones extremas como el cepo o la dolarización”. El primer término refiere a un sistema en el cual diversas monedas pueden circular y ser utilizadas para realizar transacciones, y fue mencionado como objetivo en diversas oportunidades por el propio presidente de la Nación, Javier Milei. 

La dolarización “endógena” es el desplazamiento del peso por el dólar como moneda transaccional, unidad de cuenta y reserva de valor, a la cual se llegaría por la libre elección de los ciudadanos; a diferencia de la dolarización “a secas” que supondría reemplazar el peso por el dólar (desapareciendo el primero) como moneda de curso legal.