Todo empieza cuando escucho a Gabi Luzzi decir que piensa a Paisanita, su proyecto editorial, dentro del slow movement.
Paisanita Editora nació en 2013 cuando la poeta Luzzi empezó a feriar con plaquetas y luego de un año, impulsada por sus amigxs, abrió una colección de libros “más formales”. El gesto de la editorial marca un arribo desde el margen, ella dice que su interés radica ahí, en dar lugar a pluralidad de voces, tonos y ritmos. Un catálogo que busca mapear la diversidad y sin colecciones, donde “cada libro es una apuesta diferente de lectura. De algo dark, a algo fantástico, una traducción, algo de 500 páginas a algo super Slim”.
El slow movement es una corriente cultural que nació en Roma en 1986 como protesta frente a la apertura de la famosa cadena de comidas rápidas. Luego, de la mano de artistas y activistas ecologistas, apareció el slow art que cuestiona la participación de los artistas-productores dentro del entramado de la maquinaria capitalista. Tiene mucho sentido que John Cage haya compuesto Organ/ASLSP (As SLow aS Possible), la pieza más larga y más lenta de la historia, en diálogo con este movimiento.
Pensar en el movimiento lento durante las vacaciones parece redundante. Las vacaciones (o más bien los viajes) seducen por su tiempo otro y mítico, alejado de la rutina y responsabilidades diarias. Ahora mismo puedo ver un grupito de personas correr por la costanera mientras ríe a carcajadas, las olas que rompen a su costado dan levedad. En las vacaciones se pueden trasladar cantidades de bolsos para llegar a la playa y la carga no pesa.
Estoy de vacaciones. O estoy visitando familia durante el tiempo de vacaciones. Estoy en Miramar y quedo en encontrarme con Larisa, amiga poeta que vive en la ruta a dos cuadras del mar, entre Miramar y Mar del Plata, en el Museo Evita, que se inauguró en el año 2003 en el Hotel 5 de la Unidad Turística Chapadmalal. En el museo hay objetos e imágenes que reconstruyen la historia y las obras de la Fundación Evita. Las cosas que se despliegan en el museo son una bebida espirituosa, son evidencia, un rastro. La mujer que nos recibió nos cuenta que la temporada empieza la primera semana de enero, pero que como este año la pensión no tiene subsidio no hay tanto visitante. Le saco una foto a un cuadro donde hay unas mujeres operadoras de teléfono, le saco otra foto al conmutador que se ubica debajo. Pienso en mi abuela, que fue telefonista. Pienso en ese tiempo en el que comunicarse ocupaba tanto espacio. Antes de irnos agarramos unas postales: es una foto de la pileta del complejo donde un cuerpo hecho bolita salta medio torcido hacia el agua celeste, a su alrededor otros cuerpos con brazos en estrella lo reciben. Más atrás, el mar con la espuma de las olas blancas. Abajito una frase “el turismo social es un derecho”.
Son los primeros días del año y el viento no nos deja bajar a la orilla. Tomamos un café mirando cómo vuela todo nuestro alrededor. El abrazo con Larisa me empuja hasta mi regreso, y en Miramar voy como un trompo a la Biblioteca Municipal. Nada lenta me hago socia. Recorro los pasillos llenos de libros, me detengo en la sección descatalogada. Saco: Eva Perón, de Libertad Demitrópulos, y Narrar Después, de Tununa Mercado.
El primero de los libros que me llevo lo publicó Ediciones del Dock en 2010. Es un libro de tapa blanda con solapa y cosido. La ilustración de tapa es de Fernán Goldin y Guillermo Mirochnic y se llama “Eva troquelada en acrílico, 6 cm”.
Me gusta abrir y encontrar un sello: “Biblioteca Pública Municipal y Popular Gral. José de San Martín”. Este libro es el 037271. Sigo pasando las páginas y una dedicatoria de la autora: Para mis hijas Moria y Leda, mujeres, este ejemplo de mujer.
Libertad Demitrópulos, autora nacida en 1922 en Jujuy y que falleció en Buenos Aires en 1998, escribe una biografía de Eva con afecto y pasión. Arroja perlas de información a la vez que revela la fuerza de sus corazones en juego. La autora confunde su propia voz narradora con recortes de discursos de Eva. O no, no confunde, claro que no, ella logra masterizar en su narración lenta y porosa una emoción que vibra y se filtra entre las escenas que componen el perfil de Eva.
Me cuesta no subrayar: saco fotos, transcribo oraciones.
“Para Eva la intuición no es nada misteriosa, es sólo una manera de ser de la inteligencia”.
No sabía o no recordaba el nombre de la compañía de radioteatro que fundó y dirigió Eva antes de ser Evita: “Teatro del aire”.
En el auto camino a la biblioteca, estuve escuchando un podcast (¿la versión contemporánea del radioteatro?) sobre libros “Demasiados libros”. Rescaté algunas cosas que me interesaron en relación con lo que vengo pensando sobre el movimiento lento y el tiempo que se abre en la percepción del descanso. Por ejemplo, Alan Pauls elogia el tiempo de la espera. Dice “en el lapsus de la espera de la carta (a diferencia de la ansiedad que generan los tres segundos de la doble tilde en el WhatsApp) había una vida posible”. Esperar y vivir. Dos verbos que hoy salen caros.
Es en el descanso que está la emancipación.
Se me aparece como un rayo la imagen de Diego Vainer, músico y performer, en su ensayo “Teatro Lento” (incluido en Diccionario de Teatros Utópicos, compilado por Gallina, Tantanian y Puppo y publicado por Documenta/Escénicas) dice que la lentitud le aporta porosidad a la narración. Para que lo fugaz emerja, se necesita entrar en otro tiempo y trato de no entrar en esa forma del diálogo interno: respuesta-argumento. Esa manera que me deja con el hueso de un “lento vs rápido” y que se afana la complejidad de entrar en contacto para conocer y dejarme sensible ante lo prolífico.
Hago listas en mi imaginación y se aglutinan artistas, proyectos, frases sobre la virtud de desacelerar. ¿Qué arte no es lento? No es mía la pregunta. En México existe la Compañía Ensayo sobre la lentitud, un proyecto de arte, tecnología y ciencia que nace con una video instalación donde el eje está en la reflexión sobre cómo interactuamos con otros seres vivos. Copio link:
https://cutzi.itch.io/ensayo-sobre-la-lentitud/devlog/402030/videodanza-ensayo-sobre-la-lentitud
¿Estoy saturándome con ejemplos y no llego a detenerme en ninguno? ¿Estoy, aun en el intento de pensar sobre la producción lenta, vinculándome como una termita ansiosa? ¿Querer conocerlo todo y organizarlo en una lista es mi síntoma por haber crecido durante la expansión de la estética del zapping en los años ´90? ¿Es el zapping la forma analógica del scrolleo? A quién le importa.
El segundo libro que me llevé de la biblioteca, Narrar Después, de la imprescindible autora cordobesa Tununa Mercado, se publicó en 2005 por Beatriz Viterbo y también es de tapa blanda, cosido y sin solapas. En la primera página también está el sello de la Biblioteca, en este caso la tinta bien cargada: “este libro no debe venderse”. Y en lápiz, en cursiva:
- Lit argentina
- Ensayo
- Política
Asociarse a la biblioteca me trajo lecturas que no tenía en mi escritorio. Me trajo, además, una lectura cuidadosa, vengo acostumbrada a marcar y dibujar mis libros. Con estos nuevos libros entreno distinto a mis ojos, porque se deslizan por las páginas con otra conciencia. Estos libros vienen de unas miradas e irán a otras. Practico, entonces, una lectura no intrusiva que para participar me exige una cualidad delicada. Cuando me prestan un libro, también: si lo traslado, lo cubro con alguna bolsita para evitar que la humedad, el líquido del termo, o vaya a saber qué accidente fatal pueda aguar el papel que no me pertenece. Pero lo importante es lo público en la lectura, que da lugar a la circulación de ese capital simbólico y da lugar a que sea de todxs.
Le mando un mensaje a Gabi para que me cuente un poco sobre lo que piensa en relación con Paisanita como una editorial slow movement. Me manda una misiva que todos deberían leer entera, debería copiar pegar acá mismo su manifiesto. Pienso que eso va a llegar y por ahora armo otra lista con algunas de sus ideas:
El libro no es un objeto de consumo. (O como diría un antipoeta, la poesía es un artículo de primera necesidad).
Decidir llevar una editorial en sincronicidad con el movimiento lento, más acorde al ritmo de la vida de una editora que materna y tiene que salir a trabajar de otras cosas. Más acorde con el ritmo que posibilita la vida en comunidad.
Al halo macizo de la imposibilidad de este tiempo pospandémico infundirle dulzura combativa, ardiente en deseos de justicia social. (Movimiento lento para darnos tiempo de reparar, suturar, con amor).
Porque la lectura es un acto de resistencia lenta.
Me detengo. Siempre hago eso cuando escucho que terminé el borrador. Miro la pantalla de la computadora y después miro a mi alrededor. No soy rápida ni perezosa. Mirar es una distancia. Abandono la mesa del bar en el que me senté a trabajar y por donde podía ver a los turistas que pasaron a las corridas.