Cabeza levantada y pensante, buena técnica, zurda precisa y llegada al gol constituyen el ADN futbolístico de Juan Mata, volante ofensivo que se consagró campeón del mundo con la selección española en 2010 y dos años después festejó la Eurocopa. En 2012 también se quedó con la Champions League con Chelsea. Sin embargo, su prolífica carrera, que desde 2014 lo llevó a las filas del Manchester United, tenía y aún mantiene algunas cuentas por saldar más allá de lo que suceda en el césped.
Por eso desde agosto de este año decidió sumarse y liderar, junto a la organización Streetfootballworld, la iniciativa solidaria Common Goal. Se trata de un fondo colectivo constituido a partir de la donación del uno por ciento del salario de distintos jugadores y jugadoras que apoyan la causa. Ese capital se utiliza para apoyar a distintas organizaciones sociales alrededor del mundo.
“Sentía que algo así era necesario, ayudar de una forma global desde el mundo del fútbol profesional. Se trata de crear un vínculo sostenible entre el fútbol como deporte profesional, y el fútbol como herramienta de desarrollo social para millones de personas en todo el mundo. Siento que soy un privilegiado gracias al fútbol y por eso comenzó mi compromiso con StreetFootballWorld y Common Goal”, indicó el futbolista de la Premier League a PáginaI12.
“Common Goal es una manera de colaborar, a través del fútbol, con personas que no han tenido la suerte de tener unas condiciones de vida tan privilegiadas como las nuestras. Pienso que el movimiento da un sentido más profundo y especial al significado de ser jugador o jugadora de fútbol. Aproximadamente hay 30 miembros en la actualidad. La idea es que todas las partes constituyentes del fútbol profesional participen”, agregó Mata, que hizo inferiores en Real Madrid y debutó en Primera en Valencia.
–¿Qué mensaje daría a los jugadores que todavía no se incorporaron a la propuesta?
–Que estamos esperándoles con los brazos abiertos y que es una forma sencilla y eficaz de ayudar a través de nuestro amado deporte. Todo el mundo es bienvenido/a. Si algún jugador argentino quisiera sumarse debe ponerse en contacto a través de e-mail, redes sociales o página web: www.common-goal.org. Se le dará toda la información necesaria al respecto. Es un contacto directo y sencillo que facilita el proceso de unión al movimiento.
A su vez, Jürgen Griesbeck, fundador y CEO de StreetFootballworld –que apoya a más de 120 organizaciones en todo el mundo– aportó nuevos elementos para entender más de este proyecto en el que la ecuación se da vuelta y son los propios futbolistas los que toman cartas en el asunto para mejorar las condiciones de su entorno.
“No es que Streetfootballworld apoya a Common Goal sino que es una iniciativa nuestra, por eso el apoyo es a todo nivel, conceptual, de recursos humanos y también de recursos económicos. Los ingresos de Common Goal vienen de una aportación del uno por ciento del salario de jugadores y jugadoras. Ese porcentaje está recolectado en un fondo colectivo y desde ahí se invierte en organizaciones que usan el fútbol para la transformación social. Empezamos con el conjunto de organizaciones de mejores prácticas en todo el mundo que hemos venido identificando. Cada una de éstas hacen diferentes trabajos dependiendo de la comunidad en la que se desempeñan. En el sur de África el foco está, por ejemplo, en la prevención del Sida, mientras que en Latinoamérica podría ser la inclusión social, la discapacidad. En Europa, la migración o el acceso a la educación. Más allá del lugar, lo que hace el fútbol en estos contextos es permitir que se acerquen los grupos con los que querés trabajar. Por la motivación propia por este deporte, por la pasión, se mantiene una relación que se basa en la confianza y por ende en el desarrollo de la personalidad del joven. Esa es la magia del fútbol que se aplica a cualquier contexto o problemática social.
–¿Cómo fue el acercamiento a Juan Mata?
–Lo escuchamos en una entrevista en la televisión española donde dijo dos cosas que nos llamaron mucho la atención. Primero, reconocía que los futbolistas vivían en una burbuja y la vida real sucedía por fuera de ésta y en segundo lugar mencionaba que estaba dispuesto a recibir menos salario de lo que percibía y consideraba excesivo. Investigamos un poco más a la persona, de dónde venía, quién era y nos acercamos para hablar de StreetFootballWorld. Se convirtió en embajador de la organización y luego le compartimos la idea de Common Goal. Le interesó, lo motivó y se sintió cada vez más cómodo con la idea de liderar el movimiento desde adentro de la industria.
–¿Cómo se asegura la transparencia de los recursos?
–Hay un interés público que despierta la iniciativa y que auditará la ejecución de los recursos. En segundo lugar, están los futbolistas. Ninguno quiere desconocer lo que se hace con su capital y por último, aunque para nosotros es prioritario, creamos un mecanismo transparente e independiente. Un fondo integrado por una alianza de fundaciones que tiene como propósito la eficiencia de la filantropía transnacional. A través de este mecanismo y de su independencia podemos hacer la promesa de que el 90% de los recursos donados realmente llegarán a las organizaciones comunitarias y el 10% restante se destinará para la administración y la identificación de proyectos invertibles, la supervisión de la ejecución y obviamente los reportes correspondientes.
–¿Cuándo comenzó a funcionar “StreetFootballWorld”?
–En los ‘90 vivía en Colombia y estaba por hacer mi Doctorado. Pero la situación cambió cuando en el 94 asesinaron a Andrés Escobar luego de su autogol (en la Copa del Mundo frente a Estados Unidos, seleccionado anfitrión). Eso me llevó a pensar en cómo crear un legado. Así surgió Fútbol por la Paz para resolver el problema del conflicto armado en Medellín. Trabajando en el proyecto tuve la oportunidad de conocer a otras organizaciones que, por motivación propia, habían identificado al fútbol como una herramienta para incrementar el impacto en sus comunidades. Pero no estaban conectados, lo que daba como resultado un uso ineficiente de los recursos. Entonces surgió la idea de StreetFootballworld para hacer un trabajo más eficiente y lograr un impacto mayor en términos de transformación social. Para 2002 ya estaba de vuelta en Alemania y faltaban cuatro años para el Mundial que se haría en mi país. Eso generó las condiciones propicias para lanzar una propuesta de esa dimensión. Tuvimos el apoyo del gobierno alemán y luego se fueron sumando respaldos hasta llegar a lo que somos hoy, una red de más de 120 organizaciones que trabajan en más de 80 países, con un alcance diario de dos millones y medio de jóvenes en situación desfavorecida.
–¿Algún jugador argentino mostró interés en sumarse?
–Hasta el momento no. Todos los jugadores están invitados, por lo cual el que sienta atracción y deseo de participar en un movimiento que puede transformar la industria del fútbol y aportar significativamente a los objetivos sostenibles de las Naciones Unidas encontrará el espacio ideal en este proyecto. Dependerá de cada uno si eso le llama la atención o no.