¿Qué hay en juego en la carrera de inteligencia artificial que disputan Estados Unidos y China? De un lado y el otro del planeta, la disputa ha registrado en las últimas semanas avanzadas que vale la pena repasar:
La empresa china DeepSeek lanzó el 26 de enero de 2025 su modelo V3. Según los propios desarrolladores, “rivaliza con los modelos de código cerrado más avanzados a nivel mundial”. Es decir: compite cabeza a cabeza con empresas estadounidenses como ChatGPT (de OpenAI, con inversión de Microsoft) y Claude (de Anthropic, con inversión de Google). Pero además lo hace con un costo mucho menor, optimizando sus rendimientos.
Tras la asunción de Donald Trump —el 20 de enero— el gobierno estadounidense anunció el Proyecto Stargate que promete incentivar la investigación de tecnologías de inteligencia artificial con una inversión pública de hasta 500.000 millones de dólares durante los próximos cuatro años. Del anuncio participaron Masayoshi Son (SoftBank); Sam Altman (OpenAI) y Larry Ellison (Oracle).
En diciembre pasado, en el marco de los “12 días de OpenAI”, la empresa estadounidense presentó su modelo o3, con una capacidad de razonamiento avanzado y un rendimiento superior en matemáticas y tareas complejas. Generó un gran revuelo en todo el mundo de la IA por su gran salto en las capacidades. El modelo, con diferencia de semanas, fue replicado por China, pero con menos recursos.
Consultados por Página|12, especialistas en inteligencia artificial analizaron el anuncio de DeepSeek en este contexto de puja geopolítica y explicaron cuál es el sueño dorado de Estados Unidos y China en materia tecnológica.
El ganador se lo lleva todo
En el marco del International AI Safety Report, escrito por 100 especialistas en IA de todo el mundo, se advierte por esta puja geopolítica y sobre los riesgos vinculados. Allí señalan que los desarrolladores de inteligencia artificial enfrentan una "fuerte presión competitiva", lo que puede incentivarlos a "realizar mitigaciones de riesgos menos exhaustivas".
En este marco, tras señalar que existe una gran distancia entre la altísima inversión necesaria y el bajo costro de distribución, afirmaron: “En teoría económica, estas condiciones pueden llevar a una dinámica de el ganador se lo lleva todo en la que los líderes del campo pueden capturar rápidamente un gran mercado, mientras que los actores que quedan en segundo lugar estarán en una desventaja significativa”. Idea que refleja lo que pasa en este caso.
Pero que además tiene consecuencias a nivel global: “La investigación y desarrollo de IA de propósito general está actualmente concentrada en unos pocos países occidentales y China. Esta brecha de IA podría aumentar la dependencia de gran parte del mundo respecto a este pequeño grupo de países. Algunos expertos también esperan que contribuya a la desigualdad global”.
Desde esta perspectiva se entiende por qué en 2024 Estados Unidos impuso restricciones al comercio de chips con China para inteligencia artificial –algo que derivó, lateralmente, en que el desarrollo chino tenga que ser más eficiente por default– y por qué también China anunció en julio de 2017 su Plan de Desarrollo de Inteligencia Artificial que promete la creación de centros al estilo Silicon Valley en ciudades como Beijing, Shanghai, Shenzen, entre otras.
Cómo leer el anuncio de DeepSeek
Consultado por Página|12, Mariano Zukerfeld, doctor en Ciencias Sociales, investigador del Conicet e integrante del Equipo de Estudios sobre Tecnología, Capitalismo y Sociedad, explicó que, si bien todavía es muy reciente el episodio para dar una opinión seria, el anuncio de DeepSeek no hace más que evidenciar que “la gran disputa entre Estados Unidos y China es la relativa a las tecnologías digitales”. En otras palabras: ya no es más el viejo capitalismo industrial o comercial el que tiene su hegemonía en disputa, es el digital.
“Lo que genera valor es el conocimiento. No es el capital, no es el tiempo de trabajo. Eso demuestra DeepSeek: que con menos recursos informáticos, con restricciones, tuvo conocimiento valioso que generó un salto, una innovación”, analizó Zukerfeld. Cabe preguntarse, ¿conocimiento para qué? En este caso, las empresas dicen que van detrás de la Inteligencia Artificial General (IAG o AGI, por sus siglas en inglés), término bastante discutido entre expertos, pero que en la fantasía toma el lugar de aquella superinteligencia que supera en todos los aspectos a la humana.
“Parecía que eran solo las empresas estadounidenses, con grandes capitales, las que podían hacerlo. Y apareció esta empresa con grandes volúmenes de información quizás provenientes de Tik Tok, o del estado chino”, dijo el investigador, quien igualmente aclaró que “no está claro si va a ocurrir que el primero que tenga la AGI” se quede, como en el póker, con todo.
Negocios y poderío militar
Maximiliano Vila Seoane, especialista en tecnopolítica y relaciones internacionales, vivió el lanzamiento de DeepSeek de cerca. Desde Hangzhou, ciudad china donde están la sede de DeepSeek, conversó con Página|12 y añadió otros factores a tener en cuenta a la hora de leer la carrera de IA que hay entre Washington y Pekín.
“Por un lado, la competencia por el liderazgo en IA tiene una dimensión económica crucial. Las empresas del país que controlen esta tecnología capturarán más y mejores oportunidades de negocios de alta tecnología. Esto es debido a que las empresas que tengan los algoritmos más sofisticados, estarán en mejores condiciones de ofrecer productos y/o servicios a otras empresas y usuarios”, explicó sobre una idea que retomará en esta misma nota María Frances Gaska.
Pero, por otro lado, dijo que también hay que considerar que la puja por el desarrollo de la IA tiene una dimensión militar. “Estados Unidos y China están compitiendo en cómo aplicar estos algoritmos para el desarrollo de armas letales autónomas u otros sistemas de IA de aplicación en defensa e inteligencia”, afirmó. Esto ocurre “porque hay una competencia más amplia entre ambos países por el poder mundial”. Y en este marco “en Estados Unidos suelen ver esta competencia como una amenaza de seguridad nacional, que lleva a medidas fuera de lo normal en ese país, como en presiones hacia otros donde operan las empresas Chinas”.
Money, Money, Money
Se puede hacer un freno y hacer doble click en la noción económica que hay detrás del anuncio de DeepSeek. La cofundadora del Instituto Humai –un centro de investigación y educación que ofrece cursos y capacitaciones de IA para todo público–, María Frances Gaska, hizo esto al señalar por qué la empresa china produjo tanto revuelo gracias a sus capacidades.
“El lanzamiento de DeepSeek no es el primero, pero nos toma muy por sorpresa. Porque es más rápido que los más rápidos. Y está en calidad tan arriba como los mejores modelos. Es el primer modelo open source (de código abierto) que funciona perfecto. Y además es entre 20 y 50 veces más barato que los otros modelos. La cantidad de texto que podés generar con 5 dólares en Open AI, lo podés generar con 25 centavos”, explicó Frances Gaska. Elevando el número se entiende la magnitud: es como pasar de un costo de 10 mil dólares por mes a 500 dólares.
La investigadora sospecha que tendrá un impacto enorme en la industria, "pero también creo que está evolucionando rapidísimo y es muy difícil decir lo que va a pasar”. En este contexto, dijo, son muchas las empresas que tienen sus desarrollos en servidores estadounidenses y que podrían, cambiando de proveedor, reducir sus costos de manera notable, lo cual podría traer consigo consecuencias económicas inimaginables.
“Es muy evidente que han hecho algo increíblemente eficiente a nivel técnico. Acá lo que todo el mundo se está preguntando es si esto deja sin un uso a todo este hardware. Yo diría que, para la misma cantidad de tareas, sí. Pero está la teoría de las autopistas, que dice que por más que uno agregue carriles se van a llenar y embotellar”, añadió sobre el bombazo que dejó en rojo los valores de empresas como NVIDIA, la principal empresa de fabricación de chips para IA del mundo, de origen estadounidense, y que repercutió en otras compañías tecnológicas.
Del agnosticismo al Dios de la IA
Una lectura final, pero no por eso la última posible, la aportó a Página|12, Alexander Ditzend, Presidente de la Sociedad Argentina de Inteligencia Artificial (SAIA): “Si alguien se establece como el líder único -que no creo que vaya a pasar- y logra la IAG todos los otros servicios van a parecer tontos, o caros, o lentos. Y todos vamos a cambiar a esa IAG”.
¿Y qué ganan con esto las empresas? “En el mundo de la geopolítica uno de los miedos es este. Que al primero que llegue a la IAG va a ser muy difícil bajarlo. Porque después las iteraciones (proceso repetitivo por el que una IA ajusta sus parámetros para mejorar su desempeño) van a ser muy exponenciales. Y si vos no llegaste primero, la corrés de atrás todo el tiempo”, explicó Ditzend.
Y añadió: “Lo más importante es por ahí no es el liderazgo económico, sino que esta tecnología no es agnóstica. Por ahí un televisor no tiene una bajada ideológica. Pero acá vos podés empezar a meter en la construcción del modelo una forma de ver el mundo. Entonces, empieza a ser la vieja guerra que tiene este plantea entre la izquierda y la derecha”.