Un ejercicio de conciencia de parte de quienes no están tan "desesperados". Ese fue el pedido del expresidente del Banco Central de la República Argentina Alejandro Vanoli en medio de un clima al que describió como de gran fragmentación en el campo nacional y popular.
La reflexión del extitular de la Comisión Nacional de Valores y exdirector ejecutivo de Anses surge a partir de la discusión que, por estas horas, concentra las energías de varios sectores del peronismo: la marcha federal del orgullo antifascista y antirracista motivada por los dichos homofóbicos del Presidente.
"Hay que decir que, más allá del horror que a muchos nos provoquen las declaraciones agresivas, violentas, misóginas y discriminatorias, la verdad es que, hasta acá, no le ha ido tan mal con esto", observó Vanoli en comunicación con la 750.
El discurso "sobregirado" del Presidente podría, sin embargo, traerle problemas con sus aliados internacionales, parte del establishment económico que ve con buenos ojos las políticas de derechos civiles y que son los encargados de darle luz verde al jefe de Estado en su negociación por otro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. "El secretario del tesoro de (Donald) Trump se llama Scott Kenneth Bessent, está casado con un hombre y tienen un hijo. Él es una persona decisiva en el FMI", señaló Vanoli, quien además evaluó como probable que Milei tenga que "recular". "A Milei puede importarle poco la voz de la ciudadanía argentina, pero estoy seguro que sí le importa la voz del poder", subrayó el extitular del BCRA.
En ese panorama, la posibilidad de que la estabilidad macroeconómica se sostenga depende, para el economista, de los precios de los commodities y del crecimiento de exportaciones de minería, gas y energía. "¿Esto qué implica? Que se pierdan empleos, que el salario sea más regresivo. La convertibilidad duró diez años y el deterioro económico y productivo fue muy grande", analizó.
No obstante, la diferencia entre otros ciclos neoliberales como el de "plata dulce" de José Alfredo Martínez de Hoz, el menemismo y la presidencia de Mauricio Macri con el Gobierno de Milei es que ahora el mundo "se volvió" proteccionista. "Siempre lo fue, pero cada vez más. De hecho, Trump gana con una retórica agresiva de nacionalismo, proteccionismo y subir los aranceles. Esta apertura económica, más o menos entroncada en lo que fue el 'deme dos de los '90' o en la plata dulce de Martínez de Hoz, es más grave todavía porque, cuando todo el mundo está protegiendo su industria, nosotros la estamos desprotegiendo. El daño inmediato y las consecuencias estructurales respecto de otros procesos de apertura y endeudamiento pueden ser potencialmente más dañinos", explicó Vanoli.
Por otra parte, la dispersión y los debates que se libran en el campo nacional y popular no están desconectados de lo que sucede a nivel dirigencial. "Es hora de decir verdades incómodas. Lamentablemente, la dirigencia política del peronismo tiene más la energía en la interna que en los problemas que implica la brutalidad de Milei", sentenció el economista.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, los despidos crecientes y el peronismo todavía desordenado, urge la necesidad de llegar a un armado que sintetice los reclamos de todos los sectores que alguna vez se sintieron interpelados por el peronismo. "Me parece que es tiempo de emprolijar un poco la interna y dejarla en segundo plano y salir a construir una alternativa, no solamente en la Provincia de Buenos Aires sino a nivel nacional, que implique una alternativa concreta a las propuestas de Milei", consideró Vanoli, entrevistado por Gustavo Campana.
Y continuó: "Reafirmar los valores, pero con nuevas formas y tratando de captar a gente a la que no se pudo interpelar en estos años con un mensaje claro y contundente opositor que vuelva a enamorar a una parte de la gente, que, lamentablemente por errores propios, por este fenomenal lavado de cerebro que lleva décadas y que creo que ha ido horadando la conciencia de los argentinos, que solamente en momentos económicos muy buenos en 2003, 2007 o en 2011, fue posible que una parte de la ciudadanía argentina pueda pensar de acuerdo a sus intereses concretos y no de acuerdo a la ideología impostada al servicio de unos pocos".