Ni el más pesimista de los hinchas de Boca y River podía suponer que a una semana del comienzo del Torneo Apertura, ambos equipos estarían frente a dos partidos clave de cara al futuro inmediato de los dos planteles más fuertes y que más se reforzaron en este mercado. Pero las actuaciones propias y el importante repunte de los otros grandes -líderes con puntaje ideal- dejaron a Fernando Gago y Marcelo Gallardo con la necesidad de encontrar respuestas futbolísticas ante los potenciales adversarios que se vislumbran en el arranque del torneo.

Si bien sumó cuatro puntos y apenas dos unidades lo distancian de San Lorenzo, Independiente -sus próximos rivales- y Central, el rendimiento de River dejó más preocupaciones que certezas. Goles sobre la hora ante Platense para empatar y ante Instituto para ganar le dieron margen en la tabla de posiciones, pero su propio entrenador se encargó de aclarar que necesitan mejorar para justificar su candidatura. “Cuando nos terminemos de soltar vamos a tener que correr y presionar el doble que los rivales para quebrarlos. Si nos quedamos cómodos y tranquilos, va a ser un problema. Eso es lo que no quiero”, expresó Gallardo tras la agónica victoria sobre los cordobeses.

El problema para el técnico es que mientras aguarda que sus jugadores se suelten, el fixture lo puso dos exámenes importantes demasiado pronto: este domingo visitará a San Lorenzo y el sábado siguiente recibirá a Independiente, líderes y con puntaje ideal tras dos fechas. Consciente de sus limitaciones y con el mérito de potenciar sus escasas virtudes, el equipo de Miguel Russo sumó dos victorias muy valiosas, como local ante Talleres y como visitante ante Gimnasia, para cambiar la dinámica que llegaba desde la temporada pasada y para empezar a ilusionar a su gente. Y que mejor que un clásico en casa para reafirmar esa mejoría. "Si tengo que guiarme por los dos partidos de San Lorenzo, ha sacado buenos resultados en base a su oportunismo para convertir, su defensa cerrada con mucha gente ocupando espacios. Es un equipo duro. Veremos cómo se presenta, si nos dan el balón, si van a presionarnos", analizó Gallardo.

Lo de Independiente parece todavía más firme. Con la llegada de Julio Vaccari, el Rojo comenzó un ciclo que evoluciona partido a partido y que, además de buenos resultados, también está empezando a conseguir funcionamiento. Así sumó los triunfos ante Sarmiento en Avellaneda y ante Talleres en Córdoba. Con puntos altos como el arquero Rey, el central Lomónaco y la grata aparición de Cabral, aparece como un rival de cuidado. Entonces, en menos de siete días, River deberá afrontar dos clásicos que podrían despejarle todas las dudas y dejarlo con confianza plena para lo que se viene o, si los resultados no lo acompañan, perder terreno demasiado rápido en un torneo se jugará a toda velocidad, con poco tiempo para recuperarse.

Si el panorama para River es un toque de alerta, para Boca directamente es de preocupación. Es que el equipo de Gago todavía no aprobó ninguna de las dos facetas, ni resultados ni rendimientos. Un empate con gusto a poco en la Bombonera ante Argentinos y una igualdad cuando parecía que tenía el partido ganado ante Unión en Santa Fe dejaron con mucha bronca al entrenador, que sigue buscando la identidad de equipo que tanto pregona. “La identidad arranca desde el primer día de entrenamiento. Después es tratar de tener esas situaciones de juego. No se van a encontrar resultados de un día al otro, hay que construir”, explicó Gago en Santa Fe. ”Hoy ya hubo más minutos donde los chicos hicieron lo que pretendía. Hay que seguir partido a partido”, se ilusionó.

Pero para encontrar esa identidad, el programa también le puso obstáculos complicados: Huracán en casa y visita a Avellaneda frente a Racing, puntero y el equipo más goleador del campeonato. A cuatro puntos de la Academia en sólo dos partidos, un eventual tropiezo en el Cilindro lo dejaría a Boca muy lejos de la cima en apenas dos semanas de competencia. 

Para colmo, el calendario xeneize es más exigente que el del resto, teniendo en cuenta que a mediados de febrero comenzará su participación en la Copa Libertadores, donde tiene que jugar cuatro partidos para llegar a la fase de grupos. Por eso Gago comenzó con una rotación temprana, que si bien le alivia las piernas a los futbolistas, conspira contra esa construcción de identidad que tanto pregona. Por eso, como le pasa a River, Boca también está ante una semana clave: si sale airoso, acomodará los bultos, empezará a ensamblar a los refuerzos y encontrará tranquilidad para afrontar la Libertadores. Pero si tropieza, sumará presión al debut copero y la obligación de no dejar puntos en el torneo local para no complicarse más adelante.