La música de Síntesis es el testimonio sonoro de un país al borde del abismo. Desde Rosario, Jorge Alberto Migoya en guitarra y arreglos, Juan Carlos Ricci en el bajo y Julio Alberto Cusmai en batería, construyen un entramado instrumental que no necesita de voces para decirlo todo. Acompañados por una sección de vientos y cuerdas que expande los límites del formato de power trío, el disco Síntesis es una exploración del jazz rock progresivo con una impronta local, donde cada compás parece latir con la intensidad de un tiempo convulsionado. Publicado originalmente en LP en 1976, el sello BlueArt Record lo reeditó en CD en 2015 y a fines de 2024 junto a Vinilos Argentinos lanzó una nueva versión en vinilo.
El disco es un despliegue de texturas y dinámicas que oscilan entre la potencia de la batería y los fraseos melancólicos del violín de Sergio Poli(zzi). La inclusión de “Cachi” Ferreyra en saxo alto, Mariano Zarich en saxo tenor, Oscar Tissera en flauta y Santiago Aldana en clarinete, dota al álbum de una densidad expresiva que va desde la improvisación jazzística hasta la concepción milimétrica de arreglos que evocan a Mahavishnu Orchestra o a Invisible. Pero Síntesis no es solo una influencia importada; suena a ciudad, a río, a fábrica chorreada de aceite, a noche. Síntesis, suena a Rosario.
La música de Síntesis se pliega y despliega en formas inesperadas, no es menor la coincidencia de su lanzamiento con el golpe militar de 1976. Todavía no estaba Abonizio y su birome en un país donde la palabra empezó a valer menos que una bala. Entonces, la decisión de hacer un disco instrumental cobra otro significado: despojar la música de la carga semántica de la letra. Un campo de batalla donde las emociones y tensiones, se filtran entre acordes y contrapuntos. No es casual que el jazz fusión, con su espíritu de experimentación y ruptura, haya sido más rápido ante los carros de asalto en la rigidez de un orden impuesto. Si la dictadura fue el silenciamiento de la sociedad, Síntesis es una música que habla sin permiso, que se cuela entre las rendijas de lo decible y se convierte en enredadera.
Al escuchar Síntesis hoy, lo que queda no es solo un registro de época, sino la vigencia de una música que supo resistir a su modo. En cada nota se insiste en la pregunta por la libertad. Quizás por eso, volver a este disco es también un acto de memoria: porque donde hubo música, algún vinilo sigue vivo, girando.
-¿Casi 50 años después de tu asentamiento en Francia, la mirada sobre la música, es euro centrista?- pregunta Rosario/12.
-Viviendo en Francia, podría decir casi toda mi vida, es indudable que ejerce una visión muy particular y solo por el simple hecho de que estamos en Europa, aquí se escucha (como en todo el mundo en realidad) y se toca de todo, particularmente en ciudades como París, donde hay una gran cantidad de músicos extranjeros. En alguna medida nos nutrimos los unos con los otros. Apenas pisé esta ciudad me abrió rápidamente la cabeza sobre la música, el teatro, la danza y obviamente, cambió mi manera de ser y hacer. Es muy extraño ser extranjero, no vivir en el lugar donde naciste, mamar otra cultura, aprender otro idioma y tantas influencias más… evidentemente, todo eso cambia tu manera de ver las cosas y si le sumás tu propia cultura, mi mirada sobre la música es prismática, sería algo así como euro-mundialista -responde Migoya.
-Ya en “Necesidad de Amar…” se pueden oír los elefantes que van a aparecer 30 años después en otro disco.
-¡Ja, Ja, buena ! Y sí, yo también hoy lo pienso, pero eso lo descubrí hace poco tiempo, justamente escuchando ciertos temas de los dos discos y me dije, Elefantes fue como una continuación de Síntesis, algunas gemas de lo que uno iba dar al otro. Por ahí se dice que los escritores, a pesar de tantos libros escritos, escriben siempre el mismo … yo estoy bastante de acuerdo con eso (espero que los escritores no lo tomen mal), creo que me pasa lo mismo con la música y sucede de la misma manera con el cine, el teatro, la pintura y todo arte. Quizás sea un signo de lo que llamamos "estilo propio"… entonces trato por todos los medios de despojarme de mis hábitos, de buscarme un otro, Je est un autre escribía Rimbaud. Hacer una música que hasta ahora no hice, tocar de otra manera para sorprenderme a mí mismo, olvidar por momentos lo que sé y buscar lo que no. Es una lucha constante y que me motiva a continuar (a veces llego, otras no, pero estoy viviendo).
-Para un chico que apenas había sobrepasado la mayoría de edad, las preguntas tenían un acento existencial importante.
-Pienso que una parte de la respuesta está en el párrafo precedente. No me puedo negar, siempre fui así. Como todo ser humano que soy, no puedo dejar de pensarnos, aquí, en este mundo, en nuestro planeta y como músico aún más; es casi un privilegio poder vehicular mi visión del mundo por la música, poder musicalizar la angustia, la injusticia, el amor, la belleza. Para mí la música va más allá del saber tocar un instrumento (eso es lo básico).
-En resumen (hilvanando con la pregunta anterior), uno dice lo que puede con lo que tiene. Suele escucharse una puteada afinada en ese decir musical. Así me sonó “Algunas maneras de Expresarme”...
-¡Exactamente! El rock de esa época era algo así, una real puteada por lo que se vivía y muchos músicos de esa época expresaban lo que otros encerrados no podían, una especie de evanescencia solidaria.
-En ese hermético tiempo de grabación del disco en un pequeño estudio porteño… ¿se manifestaban las urgencias?
-Se vivía ya en la urgencia, todo tenía que ser rápido, sin tiempo que perder. Viajar rápido de Rosario a Buenos Aires, grabar rápido. Ni siquiera hubo dos tomas por temas, primera toma y listo. Y volver rápido a Rosario. No había tiempo para gastar y menos dinero, justamente a partir de ese día, el 24 de marzo de 1976, la urgencia se transformó en un Estado de sitio.
-¿Cuánto es el valor de Polifemo para Síntesis?
-El recital con Polifemo fue organizado por un manager que se ocupaba de Síntesis. El traía todos los grupos de Buenos Aires a Rosario. Todos pasaban por él. Y fue así; después de un primer intento que tocáramos con Invisible (no se dio por un asunto de fechas) nos propuso de tocar con Polifemo. De todas maneras él decidía, con muy buena onda. Recuerdo que en ese recital había una mezcla de público alucinante; los fans de Polifemo, bien rockeros y nuestros seguidores un tanto distintos. Pero todo el recital fue muy respetuoso y cada público se sintió satisfecho; cuando pienso aquel encuentro, son cosas que quizás hoy no puedan existir, una audiencia tan diversificada en una misma sala de concierto. Entonces, volviendo a tu pregunta, el valor para Síntesis era de poder compartir escenario con un grupo que en ese momento era "The top of the pops" del rock argento, inclusive la idea del manager era de decir: ¡miren con quienes están tocando Síntesis ! Pero para nosotros era solo la oportunidad de que más gente nos escuchara, sobre todo en una sala súper repleta; musicalmente eran dos grupos totalmente opuestos, ellos un trío de rock y nosotros un sexteto con saxos, flauta, clarinete, haciendo algo así como jazz-rock (ríe). Pequeño dato importante, esto fue antes del disco Síntesis, grabado en Buenos Airess.
-Aquello que era un sonido interesante ¿qué es hoy para Jorge Migoya?
-Es un recuerdo, que hoy sigue vigente gracias a esta nueva edición. También son los primeros pasos, Síntesis ya existía desde 1973, pero ese disco le dio su fecha de nacimiento para el país. Es el grupo de barrio, de amigos, de esperanzas, de ganas por la música, solo la música, ensayábamos muchísimo, horas y horas, vivíamos escuchando música, en casa de uno u otro, no había portables, internet, redes; pasábamos horas sentados a escuchar vinilos, a analizar músicas, grupos y tomando mate. Simplemente, era el sonido de nuestras vidas. Y es parte de mi historia, como todo lo que hacemos, bien o mal, acumulamos vivencias que cuando son positivas nos ayudan a ser alguien mejor o tratar al menos de serlo. Tampoco me olvido de Juan (Ricci) ni de Julio (Cusmai) con quienes fuimos los creadores de Síntesis. Musicalmente, fueron las semillas del árbol que soy. ¡Y yo respeto mucho a los árboles!