El desembarco de capitales privados atravesó al fútbol argentino y despertó todo tipo de debates, discusiones y disputas políticas durante el último año. El modelo de Sociedades Anónimas Deportivas (SAD), utilizado en distintos países pero prohibido por el estatuto de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), fue impulsado en la Ley Bases que diseñó el Gobierno nacional, y si bien la Justicia anuló los artículos en distintas ocasiones, la guerra a cielo abierto no paró de sumar capítulos.
Sin embargo, hoy todas las miradas apuntan hacia la capital de la provincia de Buenos Aires, porque Estudiantes de La Plata diseñó un acuerdo con el multimillonario estadounidense Foster Gillett, que si bien no comprará la institución, sí se asociará con el fútbol profesional del “pincha” y desembarcará con un monto inicial de 150 millones de dólares. Juan Sebastián Verón lleva tres mandatos como presidente de Estudiantes de La Plata, que entre 2020 y 2024 se vieron intercalados por una vicepresidencia, y él fue quien ideó este acuerdo que, si bien aún no fue aprobado por la asamblea de socios estipulada para principios de marzo, parece haber llegado para quedarse.
–Javier Milei y funcionarios cercanos celebraron que Estudiantes “iba camino a ser la primera sociedad anónima deportiva”.
–No es así. Obviamente que, el resumen de todo esto, los conduce a ellos a algo que están trabajando y querrán implementar, pero nosotros utilizaremos el capital privado no para convertir al club en una sociedad anónima, sino para ver la manera de cómo cuadrar, en un proyecto como el que estamos trabajando, la parte privada y el fútbol profesional. Nadie va a venir a comprar un club como Estudiantes, con todo lo que engloba por fuera del fútbol, con tantas disciplinas y deportistas. Utilizaremos la parte privada para armar un buen proyecto con el fútbol profesional, sosteniendo una parte de sociedad civil que se retroalimentará y convivirá con ello, que será una sociedad nueva.
–¿Cómo se llamaría técnicamente?
–Es una sociedad nueva. Toda sociedad entre partes es anónima, después cada uno le pone el nombre que quiera. Pero el fútbol y todo lo que produce, desde publicidad, derecho de televisión, merchandising y demás, irá dentro de una sociedad. Las demás disciplinas del club quedan afuera, por más que se verán beneficiadas a futuro.
--¿Por qué asegura que Estudiantes “viene a blanquear algo que ya existe”?
–En la primera división del fútbol argentino hay, por lo menos, diez equipos que tienen aportes privados detrás. Son muchas las personas que financian clubes. Como no hay algo claro, reglamentado, ni legislado, no se hace visible esa herramienta que estaría bueno que todos pudiéramos utilizar.
--Remarca que los clubes argentinos “no tienen posibilidad de crecimiento”. ¿Por qué?
–En Argentina no hubo, a lo largo de los años, un modelo donde los clubes pudieran tener un ancla para crecer. En definitiva, los clubes crecen por motus propio. Alemania, por ejemplo, a partir del 2002, puso en práctica un plan de crecimiento, generando la posibilidad de que los clubes tengan centros de alto rendimiento, estadios nuevos, y demás. Si bien en Alemania los clubes funcionan bajo el concepto de sociedades anónimas, éstas están divididas en porcentajes. La mayoría del porcentaje corresponde a sus socios, y el resto a la parte privada. Detrás de eso hay algo que acá en Argentina nunca hubo.
–¿Por qué debería existir?
–Porque en los últimos años el fútbol argentino se jerarquizó, exportó mucho más, y hasta logró campeonatos del mundo, y es por eso que deberíamos tener mayores facilidades para llegar a un lugar donde los clubes no sólo crezcan de manera propia. El actual es un sistema que ya está agotado, porque los recursos son siempre los mismos, pero los requerimientos internos de los clubes, tanto de lo social como de la parte futbolística, son mucho más amplios. Cada vez se necesita más, pero no se logra en este sistema agotado, que se tornó un cuello de botella, porque a los clubes ya no les alcanza con nada.
--Dice que "es el momento para discutir este tema". ¿Te referías al impulso del Gobierno nacional y su búsqueda por afirmar las SAD?
–Obviamente hay una cuestión política que generó un contexto donde se discutió y se puso sobre la mesa el tema, pero reitero, es el momento porque los clubes, como están, no pueden crecer. En esta discusión no entran Boca y River, que no lo harán nunca porque tienen una base muy amplia y deberían hacer gestiones muy malas para necesitar de estos aportes. Pero después, los demás clubes van camino a, por lo menos, analizar estas alternativas. Es el momento porque los clubes no van a poder crecer y ni siquiera mantenerse, las instituciones viven al límite y eso, en un momento donde se invierte mucho en entretenimiento, genera una oportunidad que puede ser aprovechada.
--¿Te reuniste con el Presidente de la Nación para hablar de este tema?
–No, no tuve reuniones con Javier Milei. La política siempre atravesó al fútbol a lo largo de la historia, pero yo creo que un club debe mantenerse al margen de toda connotación partidaria, y en todo caso debe utilizar la herramienta política para un buen fin, encontrando en ello un beneficio. A mí no me interesa hacer campaña por uno u otro. De hecho, en su momento, cuando estaba complicada la situación de los terrenos de la cancha de Estudiantes, me tocó reunirme con Néstor Kirchner muchas veces, y hasta tener una buena relación, pero eso no me hace kirchnerista. Y en este caso, con todo lo que está dando vueltas, obviamente se presenta como una herramienta para que el club, desde lo institucional, pueda seguir creciendo y utilizando lo que surja, ya sea en una ley o lo que sea, y establecer un proceso de crecimiento. Queremos no tener la necesidad de siempre tener que estar desarmando planteles para sobrevivir. Son muchas las situaciones donde la política te puede ayudar sin entrar en el partidismo del momento.
– “Siento que no me cuidan y me faltan el respeto”, dijo semanas atrás. ¿A qué se refería?
–Hubo operaciones y filtraciones. No tengo idea de quién, pero lo entiendo, porque en el club está pasando algo nuevo y, en esto de romper el status quo, está claro que hay temores y muchos prejuicios, incluso internos, que hay que trabajarlos para convencernos de que esto es por Estudiantes y por su salud, para dejarle un club distinto a los chicos. Cuando entré a la presidencia del club, corríamos de un lado para el otro para tapar agujeros, pero hoy el club está bien. Lo que se propone ahora es un salto de calidad que nos coloque como un club de referencia, que es lo que queremos. Buscamos una institución sana que no dependa de nadie, que busque autonomía, lo más difícil de lograr.
–¿No le preocupa una posible ausencia suya en el futuro del club?
–No, al contrario. Con esto, lo que va a pasar es que cada vez dependamos menos de una figura. Está claro que las personas son importantes, porque son las que idean y llevan adelante los proyectos, pero creo que esto hará que se dependa cada vez menos de una figura. Por eso debe haber cada vez más gente capacitada, porque en definitiva, hay que tratar de seguir mejorando la calidad institucional, y de no olvidar nuestras raíces.
–¿Por qué hacés hincapié en “no olvidar las raíces”?
–Es una sensibilidad que el club debe mantener. Es importante que puedan convivir las dos partes, porque en definitiva, tener un club con un corazón social y sensible que llegue a la comunidad de mano de un privado, es la combinación que nos posibilitará crecer. En toda esta vorágine parece que nos olvidamos que hablamos de infraestructura, lo que representa llegar a muchísima más gente, y encima dando laburo a muchos. Pero con eso llegaríamos a más chicos, para meterlos dentro del club, para que tengan una oportunidad generada por Estudiantes. Eso es no olvidarse de nuestras raíces.
Los detalles del acuerdo
–¿Está definido el monto de inversión?
–El monto ronda entre los 150 y 160 millones de dólares como base de inicio. A partir de ahí, empezará a funcionar el acuerdo, siempre entendiendo que no nos podemos quedar en ello, porque sería muy poco para armar un proyecto que busque posicionar a Estudiantes en un lugar distinto al que está. Dentro de esa sociedad, donde vos ponés tu activos y viene un inversor para que el producto crezca, deberá haber una reinversión casi constante, para que el producto del fútbol pueda crecer, tener mejores planteles, más sponsors, mejor merchandising, más capacidad del estadio y demás.
–¿La división de ganancias según el acuerdo es 80 por ciento para el inversor y 20 por ciento para Estudiantes?
–No hay tal 80-20, porque no terminamos la valuación de los activos que pone el club y lo que pone el inversor, pero el porcentaje es lo menos importante.
–¿Cómo?
–Suponiendo que está hecha la cuenta, y da 80-20, 70-30, 60-40, o lo que sea, lo importante es que el porcentaje que le va a quedar al club va a valer más, en el futuro, que el 100 por ciento que tenemos hoy. Debemos hacer que todos los activos que van dentro de la sociedad valgan más que lo que vale hoy. Si el club factura 10, el día de mañana debe valer 100. Es ahí donde ganará plata el inversor, y en paralelo el club, no es que se dividen las ganancias de acuerdo a una venta y el porcentaje que le corresponde a cada uno.
–¿El inversor no se llevará plata durante los primeros años?
–No, el inversor no estará sacando plata. Ambas partes iremos reinvirtiendo el porcentaje que le quede a cada uno, para que la sociedad valga mucho más el día de mañana. Y recién ahí, llegado el caso, si el inversor quiere vender su porcentaje, esa será la ganancia que tendrá. Su parte valdrá mucho más que lo que vale hoy, y la nuestra lo mismo.
–¿Entonces no se dividirán las ventas de los jugadores?
–Jugadores todavía no, porque al no estar aprobada por AFA una disposición que permita sociedades anónimas, no se pueden transferir los derechos de los jugadores a la sociedad, porque ahí sí entraríamos en falta. Los jugadores pertenecen a la sociedad civil hasta que, si es que pasara, se apruebe la ley para poder transferir derechos de jugadores.
-¿Existe un plazo de duración del acuerdo?
–No sabemos cuánto durará, uno pretende que dure para siempre, porque queremos que nos vaya bien. Pero siendo el club, lo que hicimos fue establecer un plazo de 30 años con posibles renovaciones y ciertos objetivos. Trabajamos y pensamos para que nos vaya muy bien.
–¿Qué pasa si sale mal?
–Cuando inicias una sociedad con alguien, la inicias entendiendo que va a ser lo mejor para las partes. No estamos pensando ‘si nos va mal’. Obviamente que eso estará contemplado, pero lo primero que hay que aclarar para llevar tranquilidad es que el club no pone nada en garantía. Ningún bien de Estudiantes estará en garantía. Y después, al dividir la parte civil con el fútbol, en el caso que te vaya mal a nivel futbolístico, porque elegiste mal un técnico, armaste mal un plantel o porque el inversor se cansa, obviamente hay cláusulas y demás, pero llegado ese caso, se disolverá la sociedad, se dividirán los activos de acuerdo a cómo quede plasmado en el acuerdo, y el fútbol seguirá funcionando de la misma manera.
–Hay clubes que directamente desaparecen cuando el inversor se va.
–El club no tiene peligro de quiebra ni va a desaparecer, como pasa con las sociedades anónimas deportivas puras de Europa u otros países de la región. Los clubes desaparecen porque las empresas compran todo el club, y al quebrar, se llevan puesto todo. Pero este no es el caso. Hay que entender que siempre existe una posibilidad de que no todo salga bien, pero también es cierto que, dadas las condiciones bajo las cuales estamos estableciendo el acuerdo, deberíamos hacer las cosas muy mal para que no nos vaya bien.
–En distintas partes del mundo, la inversión privada dentro del fútbol está manchada con dinero del narcotráfico. ¿Les interesa la trazabilidad del dinero? ¿Qué pasa si Foster Gillett quiere vender su parte?
–Esto nos interesa ahora y a futuro, no podemos asociarnos con cualquiera que nos venga a proponer una inversión. Si el día de mañana el inversor quiere vender su parte, nos informará y el club será el primero que tendrá la posibilidad de comprar esa parte, y si no, sabremos asociarnos con alguien que no tenga un prontuario detrás. Es algo fundamental.
–¿Quién define en qué y cuánta plata se gasta? ¿Hay algo delineado con el inversor?
–Tenemos un plan de infraestructura y sabemos cuánto nos puede salir la ampliación del estadio, y lo mismo para saber cuánto nos saldrá crecer en la parte futbolística. No es que un día uno se levanta y gasta 100 millones en tal cosa. Entendiendo que hay que seguir administrando como venimos haciendo hasta ahora, más allá de disponer de algo más de recursos. A futuro queremos crecer y buscar lugar para armar otro centro de alto rendimiento más moderno, en un futuro quizás hasta plantear la posibilidad de hacer un nuevo estadio, hay toda una lógica dentro de la cual, con el inversor, debés ir discutiendo hacia dónde queremos llegar.
--Encuadra al acuerdo entre Estudiantes y Foster Gillett como "algo nuevo que nos interpela como sociedad" y aseguraste que "es un tema tabú".
–Sí, es un tema tabú por muchos motivos, pero sobre todo porque el empresariado y el sector privado siempre está visto como alguien que te viene a quitar, y no a dar.
–En la región, muchas experiencias privadas en el fútbol tuvieron destinos oscuros para los clubes.
–Sí, hay ejemplos y ejemplos, yo no digo que todo sea lo mismo, no me hago el boludo en eso. De hecho, en Argentina hubo ejemplos que no fueron buenos, y fuera del país vimos situaciones en clubes que no son normales acá. Por eso es un tema tabú y difícil de abordar, pero entiendo que hay que mirar esos lugares porque no todo es malo. Soy de analizar, de ver mucho, y hay cosas que son muy buenas y que hacen al crecimiento. Cuando un privado se acerca, hay que analizar y tratar de no cometer los mismos errores que se hicieron en su momento, para que sean un proceso y un proyecto importante. Los clubes necesitan del privado para crecer, nosotros de esa manera construimos el estadio nuevo bajo nuestra gestión, por ejemplo.
--La AFA no permite las SAD por estatuto y cada vez que desde el Gobierno nacional decretó algo en relación a este tema, distintos Juzgados Federales respaldaron a la AFA. En caso de que el proyecto entre Estudiantes y Foster Gillett se aprobara en la asamblea de socios, ¿No le preocupa que este tema sea enviado a la Justicia?
–No, porque no estamos haciendo nada por lo que nos puedan sancionar, nada que esté por fuera del estatuto. No es algo que nos preocupe.
--¿Qué beneficios tendría el club en su conjunto si el acuerdo obtuviera resultados?
–Este acuerdo es un plan estratégico de crecimiento. La base de todo esto es crecer en infraestructura, porque un club crece desde allí. Es el primer pilar, y se plasmará no sólo en la infraestructura del fútbol, sino de todo el club. Después, obviamente, nos centraremos en la jerarquización general del club en sus distintas áreas. Hay que estar preparados para poder gestionar un plan que nos permita crecer. Sacando lo deportivo, hay partes fundamentales como la educación y la salud, que están contempladas y que contarán con más contenido. Queremos crear una universidad, y si dios quiere, la estaremos lanzando dentro de poco. Más adelante, en un plan de escuelas públicas, buscaremos poder recalar en los barrios de la ciudad. Pero, como todos saben, apuntaremos a la jerarquización absoluta del fútbol profesional, que es la base de lo que hablamos desde un principio. Este acuerdo es una hoja en blanco, no hay ejemplos en el fútbol donde podamos fijarnos. Nadie vino y nos dijo ‘esto se hace así’. No tiene precedentes. Lo que empezamos a construir desde las dos partes, y salvaguardando al club, es sabiendo que el inversor pondrá plata y en un futuro se la llevará. Hay que entenderlo como un negocio, teniendo un plan sobre el que estamos trabajando.
–¿Qué quiere demostrar con todo esto?
–Más que un precedente buscamos establecer una oportunidad, porque esto abrirá la puerta a borrar todos los preconceptos que se tiene sobre la inversión privada. En cualquier discusión que abrís, aseguran que vamos a quebrar, que nos van a fundir, que se van a llevar todo, que vamos a desaparecer. Pero quiero demostrar que algo bien hecho y bien armado genera mucha más transparencia interna por obligación. Quiero que el fútbol argentino pierda el miedo y saque los preconceptos tontos que hay sobre este tema, para realmente saber que es una herramienta que ayudará no sólo a los clubes que la adopten, sino a clubes más chicos donde hay escasez de recursos de todo tipo. De una vez por todas queremos alimentar esa parte que parece mala palabra, pero llevarlo a un lugar amigable sabiendo que es un recurso importante, que no sólo dará para el fútbol, sino que alimentará la otra parte, que es tan importante para el club, llegando a más chicos, más gente y brindando más posibilidades.