Luis Rubiales llegó a ser el patrón del fútbol español en 2018, pero el beso en la boca sin consentimiento a la jugadora Jenni Hermoso tras la final del Mundial femenino lo hizo caer en desgracia tras un mandato marcado por las polémicas.

"Rubi", como le dicen sus amigos, se sentará en el banquillo a partir del lunes por presunta agresión sexual y coacciones contra Hermoso, delitos por los que la Fiscalía pide 2,5 años de cárcel.