Como alguien que tiene que peinarse estratégicamente el flequillo para ocultar el rápido retroceso de la línea del cabello, me disgusta especialmente la nueva película de Mark Wahlberg, Flight Risk. En el film, que llegará a las pantallas argentinas el próximo jueves 6, el actor interpreta a un piloto al que se le encarga transportar a un alguacil y a un testigo del gobierno a un juicio, sólo para que al final se vuelva contra ellos, se quite la gorra y se revele como un villano asesino. Un villano calvo y asesino. Sí, no es frecuente ver a Wahlberg encarnar a un bruto raro, pero en cuanto lo vemos, alguien (presumiblemente el director Mel Gibson) considera inmediatamente necesario cortarle el pelo a lo Sr. Burns.

Wahlberg, fanático de la autenticidad, decidió afeitarse el pelo para el papel, en lugar de optar por una calva falsa. Aunque el actor ha compartido en las redes sociales un video en el que se ve cómo le cortan el pelo, no está del todo claro por qué era necesaria una transformación tan extrema, creativamente hablando. A no ser, claro está, que la película se adhiera a una noción antigua y preocupante: que los héroes tradicionales suelen tener una cabellera sana, mientras que los villanos no.

"Nunca habrá un Superman calvo", dice Spencer Stevenson, experto en caída del cabello. "Los calvos son siempre los malos". Aunque hay algunas excepciones notables a esa regla, con personajes de la talla de Dwayne "The Rock" Johnson, Jason Statham y Bruce Willis interpretando típicamente a héroes tipos duros, la historia muestra que los que no tienen pelo son mucho más propensos a ser representados como bichos raros y marginados. Desde Ernst Stavro Blofeld y Darth Vader hasta Lex Luthor y Lord Voldemort, la lista de antagonistas con problemas foliculares es tan larga como la propia historia de la narrativa.

"Se remonta a Sansón y a los dioses griegos, donde tener pelo era un signo de virilidad", dice Stevenson, que ofrece asesoramiento sobre la caída del cabello y su tratamiento a través de su empresa Spex Hair. "Eras fuerte y varonil si tenías pelo". En otras palabras, los cánones de belleza masculinos convencionales no incluyen la calvicie, por lo que la ausencia de pelo se asocia a la indeseabilidad o a la torpeza general. Los hombres no quieren parecerse al Dr. Maligno. Quieren parecerse a Timothée Chalamet o a Ryan Gosling, o a cualquier otra persona con una melena exuberante.

Por desgracia, cuando se trata de crear personajes, la calvicie se utiliza a menudo como señal visual para indicar la naturaleza malvada de alguien, haciéndolo fácilmente distinguible del héroe al mostrar su amenazador cráneo. Así es como se transforma rápidamente a un típico actor bueno como Wahlberg (que, por cierto, tiene un pelo estupendo) en alguien a quien el público esté dispuesto a odiar. También puede explicar por qué el equipo de marketing de Flight Risk decidió ocultar la calvicie del actor recortando la parte superior de su cabeza en el póster. Se supone que la mera visión del cráneo desnudo de Wahlberg podría, de alguna manera, dañar la imagen del actor, y ser considerado demasiado poco atractivo como para pegarlo en el lateral de un autobús.

Wahlberg se une a una larga lista de actores que se han afeitado el pelo para interpretar a un malo. Marlon Brando lo hizo para Apocalypse Now. Hugh Jackman lo hizo para interpretar al Capitán Garfio en Pan, a pesar de que el personaje no es tradicionalmente calvo. Y Jeff Bridges se lo cortó para Iron Man, presumiblemente para ser fiel al cómic. Pero resulta aún más insultante que un actor calvo por naturaleza se vea obligado a llevar peluca para interpretar a un buen tipo. Corey Stoll hizo exactamente eso para su serie de ciencia ficción The Strain, pero se quedó calvo para su papel de villano en Ant-Man. El mensaje no puede ser más claro.

Stevenson subraya que las connotaciones negativas que rodean a la calvicie son profundas. "La caída del cabello lleva asociado un estigma", explica. "Cohibición, depresión, falta de autoestima, infelicidad, resentimiento, amargura y tristeza", todo lo cual se asocia más fácilmente con malhechores que habitan en volcanes huecos. ¿Podría la caída del cabello ser incluso una causa de villanía en algunos casos? "Tiene un efecto muy negativo en la confianza, la autoestima y la identidad de una persona. Es como un cáncer del espíritu. Estos villanos, estos tipos malvados e infelices, sin duda tienen algo que ver: la caída del pelo los ha afectado de alguna forma".

Para evitar esas asociaciones, el héroe tradicional simplemente tiene que ser percibido como físicamente "perfecto". James Bond, por ejemplo. Cuando Sean Connery tuvo que luchar contra la caída del cabello al principio de la franquicia, se puso rápidamente una peluca para proteger su imagen y la del personaje (y presumiblemente los ojos del público). Más recientemente, un Michael Keaton de 71 años se puso un postizo para repetir su papel de Bruce Wayne en The Flash, sabiendo perfectamente que el mundo nunca aceptaría ver a un Batman calvo. Qué asco.

Incluso Johnson y Statham, de quienes ya he reconocido que son héroes sin pelo, tienen que compensar la escasez de sus folículos con una abundancia de dureza. Se les encasilla en el papel de cabezas duras, lo que no es más que otro estereotipo negativo que añadir al montón.

Fuera de los papeles tradicionales de héroe y villano, la representación de los personajes calvos no es mucho mejor. La mayoría suelen ser retratados como perdedores, idiotas, bichos raros o personas desagradables en general. En la obra maestra de la comedia Tropic Thunder, Tom Cruise se puso un traje de gordo y una gorra de calvo para convertirse en un agresivo y grotesco ejecutivo de un estudio llamado Les Grossman, un personaje inspirado en Harvey Weinstein. Homero Simpson, el padre (calvo) favorito de Estados Unidos, es un imbécil con sobrepeso. Y en Curb Your Enthusiasm, Larry David se presenta a sí mismo como un grosero y payaso cascarrabias abiertamente amargado por su calvicie.

Pero, ¿cómo afecta este tipo de representación a los espectadores calvos y delgados? En un estudio realizado en 2020 por la revista British Journal of Dermatology, se llegó a la conclusión de que "la representación cinematográfica de la caída del cabello en villanos no sólo agrava la carga psicológica, sino que instiga opiniones sociales negativas". Añadía que las personas con alopecia, un trastorno autoinmune que provoca la caída del cabello, también pueden experimentar "ansiedad social y depresión graves, y mostrar miedo a la percepción negativa por parte de los demás". ¿Y una de sus sugerencias? "El uso de una peluca podría reducir la percepción de divergencia de un individuo respecto a las normas culturales y mejorar la confianza social".

Lo que empeora infinitamente las cosas son las decenas de famosos de la lista A que se someten a procedimientos de trasplante capilar, toman medicación e incluso llevan postizos para intentar ocultar la calvicie. Cualquiera pensaría que la calvicie masculina es una auténtica rareza cuando, de hecho, el 85% de los hombres experimentan un adelgazamiento significativo a los 50 años. Stevenson, que asesora en privado a un gran número de famosos sobre su tratamiento contra la caída del cabello, afirma: "Hay que hablar más del tema. Las connotaciones negativas, el estigma que conlleva perder el pelo, por desgracia siempre van a estar ahí. Pero cuanta más gente y famosos hablen de ello, mejor será la representación".

En una columna del New York Times de marzo de 2000 titulada "Besame la cabeza", posiblemente el mejor artículo sobre la calvicie de todos los tiempos, Larry David escribió: "La gente siempre está diciendo a los calvos lo bien que les quedan los sombreros. Por supuesto. ¿Por qué no iban a estarlo? Pero, ¿qué pasa cuando se quitan la gorra? ¿Has visto alguna vez la cara que pone la gente cuando el calvo se quita la gorra? Se quedan boquiabiertos". Esa fue exactamente mi reacción cuando vi volar la gorra de Wahlberg para dejar al descubierto su cabeza recién afeitada. No porque sea antiestético. Ni porque no le siente bien. Sino porque enviaba un mensaje muy claro y deprimente: en el momento en que te convertís en calvo, también te convertís en malo.

The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.