Comienza este martes en Bahía Blanca el juicio oral contra el "peritrucho", Marcos Herrero. La figura legal es por falso testimonio, pero en lo concreto está acusado de plantar pruebas falsas en la pesquisa por la desaparición de Facundo Astudillo Castro, con la intención de instalar la hipótesis de la desaparición forzada por parte de la policía bonaerense, durante la pandemia de coronavirus en 2020.

Se trata de un proceso que puede durar todo el mes, en el que comparecerán alrededor de ochenta testigos. El juez a cargo es Ernesto Sebastián y el fiscal, en calidad de subrogante, es Gabriel González Da Silva

Herrero era un policía de la provincia de Río Negro, domiciliado en Viedma, que había sido rechazado en su intento por ingresar a la división canes de esa fuerza y comenzó a realizar investigaciones privadas, generalmente contratado por familiares de víctimas.

Por su relevancia mediática a nivel nacional, su participación en el caso Astudillo Castro fue la que expuso sus métodos, pero Herrero ya tenía antecedentes previos. Actualmente cumple arresto domiciliario por una condena en la provincia de Mendoza, por su participación en el caso de Viviana Luna, la mujer desaparecida en la localidad de Potrerillos

Herrero, que fue exonerado de la policía tras quedar en evidencia con estas maniobras, tiene también cuentas pendientes en Santa Cruz, por la desaparición de Marcela López, y en los tribunales de San Martín, provincia de Buenos Aires, por el caso de Araceli Fules.

En el caso López, con complicidad de la oposición política de entonces, intrusó una propiedad de un funcionario provincial y declaró haber encontrado paquetes termosellados con dólares, que nunca aparecieron.

En el caso Fules, su intervención fue decisiva para enviar a tres inocentes a la carcel con cadena perpetua, ya que sus perros, según él, habían identificado rastros de la víctima  en el baúl del vehículo de uno de ellos. Sólo por la intervención posterior de una ONG, los convictos recuperaron su libertad.

En el caso Astudillo Castro, las acusaciones son siete en total. Herrero dijo haber encontrado rastros de sangre que no eran tales, luego halló una piedra, supuestamente un amuleto que usaba Facundo, que nadie de su entorno reconoció, y hasta plantó huesos de animales, que intentó hacer pasar por los del joven.

La denuncia había sido radicada por el abogado Sebastián Martínez, quien en su momento asesoraba a los policías Alberto González, Mario Sosa, Jana Curuhinca y Siomara Flores, entonces bajo sospecha por la presunta desaparición forzosa del joven.

Herrero almacenaba restos humanos en su casa, que luego llevaba a los distintos casos en los que intervenía. Cuando la justicia allanó su domicilio, los descartó por la medianera a toda velocidad. Su vecino recibió, sorprendido, una lluvia de huesos.

Herrerólogo

Uno de los testigos que se presentarán a declarar es el periodista Germán Sasso. Además de dirigir el multimedios local La Brújula, Sasso es autor de dos libros clave para entender al personaje: "Operación Facundo", publicado en 2021, y el más reciente "El coleccionista de huesos".

“No sé si está chapa, pero me consta que él sabía que lo que hacía estaba mal, pero igual lo hizo, se benefició de todo esto y dañó a mucha gente. Hubo inocentes cinco años presos por sus descubrimientos”, comentó Sasso oportunamente en diálogo con Buenos Aires/12.

El periodista reconstruyó minuciosamente las intervenciones de Herrero, junto a sus perros, primero Alcón y luego Yatel, en veinte crímenes, desconociendo o contradiciendo todos los principios básicos de la disciplina, la odorología. 

El más importante, como señalaron reiteradamente los profesionales de ese campo,  pero omitieron deliberadamente periodistas y funcionarios policiales y judiciales, es que ningún olor persiste más de 72 horas.

“Con los medios, había una relación de conveniencia mutua. Él les daba la espectacularidad que necesitaban y ellos le retribuían con fama. También le hacía guiños a la política, especialmente un sector del radicalismo, que tanto en Bahía como en Santa Cruz, intentó sacar rédito”, cuenta el periodista. 

El objetivo de la maniobra, más allá de la búsqueda de fama y dinero por parte de Herrero, era inculpar al gobernador Axel Kicillof. Al respecto, Sasso también recuerda que "muchos colegas nos miraban mal por desconfiar de Herrero. En algún momento, hasta hubo amenazas en la redacción".