El presidente de Ecuador, Daniel Noboa, y su principal rival, la correísta Luisa González, cerraron la campaña electoral para los comicios generales del domingo, en una batalla por la presidencia centrada en un desafío fundamental: la lucha contra la violencia del narcotráfico. Hasta ahora las encuestas sugieren que no habrá un vencedor en primera vuelta y, por lo tanto, habrá que esperar hasta abril para conocer al futuro presidente para el período 2025-2029.
Dos opciones muy distintas
El país, cercano al Pacífico y con su economía dolarizada, se convirtió en una vía atractiva para el tráfico de drogas y se vio en el centro de la violenta disputa entre organizaciones criminales por utilizarlo como centro de acopio para las sustancias. La creciente violencia renovó las preocupaciones en un país que, hasta hace poco, era considerado un oasis entre Colombia y Perú, los mayores productores de cocaína de la región.
Además los ecuatorianos sufren los efectos de un Estado endeudado (cuya deuda se acerca a los 50 mil millones de dólares, un 40 por ciento de su Producto Bruto Interno) pero concentrado en financiar la costosa guerra contra el narcotráfico, y con un 28 por ciento de la población en la pobreza. Entre los 16 candidatos presidenciales, predominan las propuestas centradas en ponerle fin a la violencia. Ecuador pasó de registrar seis homicidios por cada 100 mil habitantes en 2018 a un récord de 47 por cada 100 mil en 2023. El gobierno de Noboa logró reducirlos a 38.
A pesar de que Noboa y González lideran las encuestas en intención de voto, ninguno de los dos cuenta con margen suficiente para ganar en primera vuelta, por lo que podría repetirse el balotaje de octubre de 2023, donde el joven empresario dio la sorpresa con el 52 por ciento de los sufragios. Si ninguno obtiene la mayoría absoluta el domingo (el 50 por ciento de los votos válidos o 40 por ciento con una diferencia de 10 puntos), la segunda vuelta se llevaría a cabo el 13 de abril.
Noboa, líder del partido Acción Democrática Nacional (ADN), y González, del movimiento correísta Revolución Ciudadana, lideran las intenciones de voto muy lejos del resto. Cuatro de las últimas cinco encuestas afirman que Noboa va por delante de González, mientras que una sola llega a establecer que el mandatario se impondrá en esta elección sin necesidad de una segunda vuelta, de acuerdo al diario digital Primicias.
Noboa, con la mano dura como bandera
En el poder desde noviembre de 2023, Noboa busca la reelección a sus 37 años, siendo uno de los presidentes más jóvenes del mundo y presentándose como un líder de mano dura contra el narcotráfico. Tiene como carta de presentación sus 18 meses de gobierno, tras ser elegido para completar el período de Guillermo Lasso, quien disolvió el Congreso tras un juicio político.
Ante el impedimento de hacer campaña mientras ocupa el puesto, el ecuatoriano dejó la presidencia en manos de su secretaria de Administración, Cynthia Gellibert, en vez de su vicepresidenta y compañera de fórmula en 2023, Verónica Abad, con quien chocó reiteradas veces. Precisamente este lunes la Corte Constitucional de Ecuador anuló los decretos emitidos por el presidente, Daniel Noboa, donde nombraba como "vicepresidenta encargada" a Gellibert.
Nacido en Estados Unidos como hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, el mandatario se ganó el apoyo popular con medidas como la militarización, la construcción de nuevas cárceles y la exhibición de presos semidesnudos, lo que le valió comparaciones con el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. A pesar de su popularidad, organismos de derechos humanos denuncian que, detrás de su plan de seguridad, han habido múltiples abusos. Durante un operativo militar en Guayaquil cuatro niños fueron encontrados asesinados y calcinados, en un caso cuya investigación continúa.
Noboa también enfrentó una crisis diplomática con México el año pasado, tras ordenar una incursión armada en la embajada mexicana en Quito, para detener al asilado ex vicepresidente, Jorge Glas, así como una inédita sequía que introdujo una seria crisis energética al país y su mala relación con su vicepresidenta, que fue desplazada a funciones de embajadora, tras acusaciones de violencia de género.
El correísmo quiere volver a las bases
En sus antípodas ideológicas, González aspira a ser electa como la primera presidenta de Ecuador, con una agenda que promete más seguridad pero con respeto a los derechos humanos. Durante su acto de clausura, bajo una lluvia torrencial, la candidata del correísmo destacó: "La situación que vivimos no es fácil, como no es fácil la lluvia que estamos aguantando ahorita, pero somos gente fuerte, valiente, que ha resistido y que vamos a seguir luchando, porque no nos vamos a conformar con el Ecuador en que nos han convertido".
La abogada, de 47 años, lidera el movimiento Revolución Ciudadana, fundado por Rafael Correa. Fue asambleísta antes de lanzar su primera candidatura presidencial en 2023, cuando ganó la primera vuelta sobre Noboa, con más de 10 puntos de diferencia. Para González, desde que el gobierno de Ecuador se alejó del socialismo se sembró "división y polarización" para someter al pueblo y quitarle sus derechos.
Ecuador, con sus 18 millones de habitantes, tiene previsto realizar elecciones obligatorias el domingo entre las 7 y las 17 horas locales, para elegir a un nuevo presidente, 151 asambleístas y cinco parlamentarios andinos. Noboa ordenó cerrar las fronteras terrestres con Colombia y Perú desde este viernes hasta el lunes, como una medida de seguridad adicional para la celebración de los comiicios generales.
El mandatario ecuatoriano anunció al mismo tiempo la militarización inmediata de los puertos, principal puerta de salida de la droga que llega a Europa desde Ecuador, y el reforzamiento de las líneas fronterizas con Colombia y Perú, los dos países con los que comparte frontera terrestre. Noboa tomó esta medida como precaución ante eventuales atentados de las bandas criminales a las que enfrenta desde inicios del año pasado, cuando declaró al país bajo "conflicto armado interno" contra los grupos del crimen organizado a los que su administración pasó a catalogar como "terroristas".