Rescatarla del olvido, traerla a la memoria, contar cómo se plantó la más rocanrolera de las tangueras argentinas. Eso se propuso Virginia Innocenti con la figura de Tita Merello (11 de octubre de 1904 - 24 de diciembre de 2002). Primero, con una larga serie de shows que viene presentando en distintas salas y ahora llevando al formato del disco, y en todas las plataformas, ese concierto de doce canciones que fueron arregladas por el maestro Diego Vila, que ejecuta con sutileza Julián Caiero al piano, y que se puede escuchar una y otra vez con toda la potencia del musical y la conmovedora voz de Virginia.
El trabajo es un registro en vivo remasterizado y se llama “Dijeron de mí”. Es un disco conceptual, editado por el sello Acqua Records, en el que el repertorio elegido y el modo de interpretarlo por la cantante, actriz y autora responde, según sus propias palabras “a una dramaturgia en la que las canciones son también texto dramático”.
Se trata de un homenaje por los 120 años que la Merello hubiera cumplido hace unas semanas y que se puede disfrutar con placer y autonomía, se haya visto o no el show. Es un tributo a un personaje inmenso y rico, instalado en el acervo popular, que ayudó a salvar las vidas de muchas mujeres al preocuparse por su salud cada vez que en la televisión Tita se atrevía con aquella frase que rompía con los tabúes de su época: “Muchacha, ¿Te hiciste el Papanicolau?”.
Mujer extraordinaria, la Merello tuvo un origen social muy pobre y una existencia llena de escollos. Con su inteligencia emocional y a través del arte pudo construir una vida digna y una carrera como cancionista y actriz incomparable. No se casó ni tuvo hijos, como se esperaba de una mujer de su época, tuvo un gran amor contrariado: Luis Sandrini, y su legado creador, una vigencia fuera de serie.
Estampas sonoras sobre la vida de Tita
En un recorrido no cronológico, con saltos, en el que Innocenti hizo una elección caprichosa de los temas musicales y sus letras para delinear una obra maestra, “que pudieron ser las estampas elegidas por Tita para esta especie de película sonora que se pasa por la mente y el corazón cuando estás en el final, por partir de este mundo”.
Aquí están las canciones del álbum, en las que Innocenti, que canta con pasión y un tono un tanto arisco para hacerle un guiño al estilo Merello, se detiene para contar porqué las eligió:
Arrabalera (Cátulo Castillo - Sebastián Piana). “La pinta de cuerpo entero, cuenta sus orígenes y en que se convirtió con todo ese bagaje. Describe la historia de una mujer que creció en un entorno proletario, donde su cuna era un cajón y su pañal, papel de diario. A pesar de sus raíces modestas, la protagonista lleva con orgullo su herencia. Es una canción poderosa, con la que yo misma me siento muy empoderada”.
Cambalache (Enrique Santos Discépolo). “Elegí cantarla después de escribir sobre el suicidio del doctor René Favaloro. Ella estaba viviendo en su clínica, supuestamente leyó la carta que él dejó y estaba muy angustiada. Por eso arranco de manera tan desgarrada. En la primera vuelta no puedo decir es lo mismo que el que mata o el que cura porque me quiebro y luego sí, le pongo toda la fibra, pero con tremendo dolor”.
Pipistrela (Fernando Ochoa - Juan Canaro) “Acá le canto a sus inicios, algo que está contado también en sus películas, cuando empieza con cierta timidez, no tan bien y le piden otro repertorio. Es un contraste muy fuerte entre la que tuvo que sobreponerse a los abucheos y la bestia que después se comía los escenarios”.
Tranquilo viejo tranquilo (Ivo Pelay - Francisco Canaro) “Hay una forma de vida que parece pasada pero tiene una vigencia pasmosa. Este tema es como un rap en el que ella termina diciendo y al final primero vos y el texto es un puente para que ella señale Primera yo, no vos. En el cartel, en las marquesinas y en las decisiones, ningún hombre le va a volver a decir nunca más lo que tiene que hacer”.
Tata...llevame pa´l centro (Enrique Maroni - Félix Scolati Almeyda) “Inmediatamente empiezo a cantar de una manera muy agudita, como cantó en sus inicios, y era una de las canciones que le imponían y había que hacerlo como debían hacerlo las chicas, todo muy Betty Boop, que era lo que la manga de cerdos esperaba escuchar de las cancionistas o de las chicas que se ganaban la vida en el cabaret”.
Donde hay un mango / No es por hablar mal / Los amores con la crisis (Ivo Pelay - Francisco Canaro / Manuel Romero - Enrique Delfino). “Es un popurrí del momento en que Tita trabajaba en el género revista, llenando los teatros y cantando sobre la crisis económica y social. Hay un fuerte enganche con el público y una alusión directa a la situación: No es por hablar mal, ¡qué esperanza! Pero hoy, compadre, hasta los reos remanyaos son potentaos o diputaos y están con los de arriba acomodaos. La decadencia moral estaba tan exacerbada entonces como hoy y hasta se llevaba puestos los amores”.
Siempre en los márgenes
“Uno de los tangos que ella escribió es Llamarada pasional (Tita Merello - Héctor Stamponi), y cuando lo interpreto me quiebro porque apareció en su vida cuando Sandrini la deja y Tita intenta suicidarse. Me parte el corazón, toca fondo”.
Graciela Oscura (Ulises Petir de Murat - Astor Piazzolla) “Es uno de mis tangos favoritos, un temón muy hondo. Trasunta el dolor que ha atravesado a lo largo de toda su vida y como se tuvo que abrir paso en este mundo con una letra que es una belleza y una música muy disfrutable. Narra el nivel de abuso que casi todas las mujeres, en distintos grados, hemos tenido que padecer en este bendito mundo.
Me enamoré una vez (Ivo Pelay - Francisco Canaro) “Lo canto con mucha picardía, interpelando a algún varón del público. Es un momento divertido, en el que juego con la seducción, como si quisiera a todos los muchachos presentes, empezando por el pianista y aprovechando para contar las travesuras de sus encuentros furtivos con los hombres”.
De contramano (Luis Cesar Amadori - Francisco Canaro) “Es un momento de enojo, está cantada desde cierto ofuscamiento, porque hay una especie de discusión con el pianista en escena, una fantasía de los vínculos que pudo haber tenido ella. Se asume como mujer contradictoria y termina con un ataque de bronca, totasl, si la vida es corta: Compañeros, qué preocupación es vivir para la gente, yo he nacido independiente y ando contra la corriente, sin pararme ni escuchar al que me viene a criticar”.
El enganche con Tormenta (Enrique Santos Discépolo) desde Contramano se da porque ambas son canciones políticas. Tormenta cuenta su proscripción. Pensamos que en todo el repertorio lo personal es politico. Porque narra el devenir de una mujer de los suburbios en este mundo patriarcal, donde sobran los padeceres y se pinta la situación social de los más olvidados, la gente de los márgenes. Tita, por ideología y convicción, siempre estuvo con quienes se salieron de la norma.”
Finalmente, Se dice de mí (Ivo Pelay - Francisco Canaro) “está intervenida por varios textos míos, es una Tita que viene del mas allá, convertida en mito y es hermoso cantarla. Regresa a la memoria para vivir entre nosotros, para siempre. Es el momento en que me pongo la boa de plumas y canto desde la leyenda, con el brillo del fuego eterno”.