Las paredes humanas dejaron en el medio un hueco de casi dos metros cuadrados en el que bailaron gays, travestis y trans, que, en la tarde calurosa del sábado, improvisaron un salón de ballroom con la Casa Rosada de fondo. La música llegó desde una carroza, también improvisada, donde alguien ocupaba un micrófono para caldear los ánimos y voguear con consignas musicalizadas: “Dame, dame, tu furia” y “Fuera, fuera Milei”. Eran las seis de la tarde, hacían más de 30 grados, había sol y todavía faltaba que miles terminaran el recorrido comenzado en el Congreso de la Nación, en la primera Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTIQNB+.
Esta escena inédita del ballroom en la Ciudad de Buenos Aires fue contemplada por gente de todas las edades que aplaudía, gritaba, agitaba abanicos o chasqueaba los dedos en la misma avenida convertida en un salón de baile o desde las aceras. “Creo en la libertad de verdad, no como la de Milei”, dijo una señora emocionada, viendo el show parada sobre una banca de la acera, a un costado del Cabildo. La señora no se identificó, pero aseguró que fue a la marcha por cuenta propia porque tiene dos hijas y un nieto que merecen vivir lo que quieran.
La idea de la marcha del sábado nació en tiempo exprés, se organizó en una semana y superó en creces las expectativas. Aunque fue convocada por el colectivo LGBTIQ + en respuesta a los ataques recibidos por el presidente Javier Milei durante su discurso en el Foro Económico de Davos, Suiza, el 23 de enero, desbordó las calles de la capital argentina y también de distintas ciudades del país. Y aglomeró a diferentes sectores sociales -personas jubiladas, despedidas, trabajadoras y trabajadores estatales, sobrevivientes de la dictadura y asambleas barriales- e incluso la marcha fue acompañada por las centrales sindicales, los partidos políticos de izquierda, el peronismo y el radicalismo.
Ni la campaña de desinformación libertaria que le siguió a los ataques de Milei en Davos ni el protocolo de la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, detuvieron a la multitud del sábado, que con consignas y letreros por todos lados insistió en no retroceder en los derechos humanos ganados, una lucha que ha convertido a Argentina en un país referente en América Latina. La movilización también contó con la presencia de artistas como Lali Espósito y María Becerra.
El movimiento de la diversidad sexual argentino fue capaz de replicar esta marcha en diferentes ciudades del mundo como Madrid, Montevideo y Santiago, donde hubo protestas frente a las embajadas de Argentina. “Despertamos a un país que hoy está dispuesto a salir y luchar por nuestro cuerpo, por nuestra vida, porque no nos podrá dar ahora algo más, pero al menos sí defender nuestra vida”, señaló Marlene Wayar, activista travesti y parte del colectivo travesti-trans de adultas mayores Las Históricas Argentinas Sobrevivientes, quienes encabezaron la marcha.
Para Wayar, el colectivo LGBTIQ + fue capaz de despertar nuevamente la consciencia y la empatía de la sociedad argentina, pero ahora se espera que la diversidad sexual trabaje por una democracia más fuerte. En el caso del colectivo travesti y trans, dijo, están llamando a conformar un nuevo partido político con vecinos y vecinas, cuyo fin no sea la construcción de carreras políticas, sino ocupar cargos de representación y luego volver a sus lugares de origen.
Las organizaciones sociales todavía difieren en relación a los datos sobre el número de asistentes a la Marcha Federal del Orgullo, pero circulan imágenes de drone que constatan la masividad de la misma en avenidas como Mayo, Sáenz Peña y Julio Roca. Por estas estampas de la Capital Federal, se estima que a nivel nacional fueron millones las personas que marcharon en esta movilización única hasta el momento en Argentina y en el mundo, pues fue un evento para ponerle freno a los discursos violentos propiciados desde el oficialismo libertario, alineado con la ultraderecha mundial.
La marcha, que nació de forma espontánea, fue presidida por un bloque conformado por las poblaciones más vulnerables dentro de las disidencias sexuales: el colectivo travesti y trans, personas con discapacidad, afrodescendientes, pueblos originarios y migrantes.
“El nazismo arrancó con la persecución del pueblo judío. En este caso, nos están persiguiendo a nosotras, las disidencias, pero el día de mañana van a venir por todo. Así que tenemos que defender los derechos adquiridos hasta ahora, con uñas y dientes”, indicó Sista V, DJ afroargentina que marchó sosteniendo la pancarta de la organización AfrosLGBT, mientras denunciaba el cierre del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI), la única entidad pública que recibía las denuncias por discriminación y que fue cerrada por Milei.
Delante de ella marchaban migrantes de todas partes del mundo y, más adelante, el colectivo travesti y trans, acompañado de algunas Abuelas de Plaza de Mayo y trabajadores y trabajadoras del Hospital Laura Bonaparte, una institución que enfrenta despidos masivos en la gestión de Milei. Más al frente, la activista travesti Alma Fernández agitaba desde un megáfono a la multitud coreando “Lo dijo Lohana y Sacayán, al calabozo no volvemos nunca más”. El horizonte era un mar de gente marchando detrás de las travestis y trans.
La cocción
Lo vivido en todo el país el sábado pasado comenzó a gestarse el pasado 25 de enero, en una masiva asamblea a la que cientos de personas de la diversidad sexual asistieron autoconvocadas al parque Lezama. Esto debido a que dos días antes, en Davos, Milei había asociado a diversidad sexual con la pedofilia y atacado a las mujeres, migrantes y ambientalistas en el marco de una afrenta mundial de la ultraderecha en contra de lo que peyorativamente llama la agenda woke.
Ese sábado, los ánimos estaban caldeados. En la asamblea participaron personas del colectivo LGBTIQ +, representantes de asambleas barriales, trabajadoras sexuales, estatales y otros grupos afectados por el brutal ajuste fiscal del Gobierno de La Libertad Avanza, quienes después de tres horas decidieron nombrar a la movilización como Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista LGBTIQNB+. Contrario a la mayoría de las marchas, decidieron partir desde el Congreso de la Nación hasta la Casa Rosada como una forma simbólica de exigirle al Poder Ejecutivo que respete las leyes ya ganadas.
En la región, Argentina es de los pocos países que ha aprobado el matrimonio igualitario, la Ley de Identidad de Género y un Cupo Laboral Travesti-Trans que Milei pretende eliminar.
En la asamblea, los y las asistentes crearon una cuenta de Instagram como medio de difusión y convocaron a una asamblea organizativa previo a la marcha. Esta nueva asamblea fue el jueves pasado. En ella se ultimaron detalles como la conformación del orden de los bloques de la marcha, las intervenciones artísticas que harían, las medidas de seguridad que se debían tomar y otras acciones comunicacionales para hacer extensiva la convocatoria. Para entonces, varios sectores ya habían anunciado su adhesión a la marcha.
Sin reparos
En X, Milei desmeritó la movilización. “Me apena mucho que hayan sido usados por las basuras del Partido del Estado mediante un video que fue editado, cuando la versión completa del mensaje no brinda lugar a dudas”, dijo el libertario, el pasado domingo, en respuesta al tuit de un usuario, queriendo recular con su discurso en Davos.
Este lunes, en conversación con Esteban Trebuc, Milei continuó con su arremetida contra los derechos de la comunidad LGTB y lo que ha calificado como la "agenda woke". Volvió a lanzar una catarata de fake news y mentiras para atacar a la población travesti-trans. Dijo que en la provincia de Buenos Aires funcionan "centros de hormonización" donde "amputan los genitales a una criatura". El ministro de salud bonaerense tuvo que salir a desmetir. Nicolás Kreplak explicó que lo que hay en la provincia son 142 consultorios que forman parte de la red de salud pública que cuentan con "equipos preparados para trabajar con la población LGBT, especialmente con la población trans, porque un estudio nos indicaba que la expectativa de vida es de 35 años, la mitad que el resto de la población". Aseguró que esta baja en la expectativa de vida tiene, entre los motivos, la falta de acceso a la salud pública. Por eso remarcó que “se trabajó mucho en la preparación de equipos que tengan una perspectiva de abordaje”.
“Esta red es amigable para que esta población pueda acceder. No son centros de hormonización. Se trabaja con niños, pero no se los hormoniza. Sobre todo, y es absolutamente falaz, no se hacen cirugías de reasignación de género en personas menores. Y se hacen en mayores luego de muchísimo trabajo”, explicó el funcionario.
A Celia Molina, una vecina de 84 años del barrio de La Boca, le sorprendió escuchar, en democracia, discursos como el de Milei en Davos. Molina vio la Marcha Federal del Orgullo desde la mesa de una cafetería, cerca de la calle Florida, mientras alzaba con su mano derecha una bandera arcoíris. “Hay que pararle los pies, ya se les ha demostrado (a los políticos) muchas veces y así será todas las veces que sea necesario”, aseguró.
“Nos tenemos que apropiar de la palabra libertad, porque nos la robaron”, señaló Federico Lovato, tomado de la mano de su hijo Bruno, de 8 años, y de su pareja Julieta Mirra, sobre la avenida Mayo.
La familia, docentes de Avellaneda, salió el sábado “para defender a la patria, porque esta gente que es neofascista está instalando es fascismo desde hace años, pero ahora ya ni disimula”, expresó Mirra.
Lovato, por su parte, también aprovechó la marcha para denunciar las intenciones del Gobierno Nacional de eliminar la Educación Sexual Integral en las escuelas. “No queremos volver un siglo atrás, porque significa eliminar derechos que fueron conquistados por el pueblo”, insistió.