Luego de las masivas movilizaciones antifascistas y antirracistas convocadas desde el seno de nuestra tribu en todo el país, me parece importante desempolvar viejos archivos de la inteligencia de la Policía bonaerense, para entender que nada de lo que dijo el presidente ha sido involuntario o azaroso.
Traer los archivos de catalogación por parte de las Fuerzas de Seguridad (FFSS) de nuestro país, es importante en medio de un clima de negacionismo no solo por parte de las autoridades sino de un sector de nuestra sociedad que no quiere que se hable más de las memorias históricas de nuestro pueblo. Y también para acercar a las nuevas generaciones de mostris: el legado de las memorias sexo genéricas que dan cuenta de nuestras existencias desde siempre.
Como periodista marica me tocó trabajar durante diez años con el archivo de la ex DIPPBA (Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires). Tuve la oportunidad de husmear por todos sus rincones y realizar informes para la justicia en relación con varios juicios de Lesa Humanidad. Hasta el 2020, en ninguna causa se mencionaban nuestras identidades sexo disidentes, hasta que con mucho trabajo se abrió una puerta, donde tuve la oportunidad de declarar como testigo de contexto (2023) en el juicio denominado Brigadas, donde se juzgó a diferentes integrantes de las FFSS con relación a tres ex CCD (Centros Clandestinos de Detención): El pozo de Banfield, el pozo de Quilmes y El infierno (Avellaneda).
El archivo mencionado es uno de los pocos archivos en esta parte del mundo que está abierto públicamente a ser investigado. Allí desde su comienzo hasta su cierre (1956-1998) vamos a encontrar miles y miles de fojas de información sobre el comportamiento de la sociedad: la política, la cultura, eventos históricos y sobre todo sobre la vida personal de las personas. Y una constante en todos los años de existencia de esa fuerza, fue indagar en la conducta moral de las personas. Y en ese sentido sus relaciones: familiares, personales y sobre todo sexuales.
La inteligencia como acción realizada por los estados, en las mejores situaciones democráticas, sirve para la autodefensa nacional. Esto quiere decir que la ley ampara a los estados cuando se realiza inteligencia para garantizar la seguridad nacional y la protección de las personas de un territorio determinado. Pero cuando esa inteligencia se realiza hacia grupos, comunidades o personas del propio país, ese estado está rompiendo un pacto básico de la vida democrática: la libertad de las personas de ser, de pensar y hacer lo que desean.
La vida de nuestra comunidad como tal no comenzó con la sanción de la ley de matrimonio igualitario. Tampoco en los años noventa con las primeras organizaciones de la democracia. Nuestra historia va más allá de esos años. Me animo a decir junto a Arthur Evans (Autor de “Brujería y contracultura Gay”) que Juana de Arco podría ser leíde como un varón trans ya que en las actas del juicio que se le realizó se le imputan las acciones de rechazar y abandonar “las ropas de mujer, su cabello cortado como un vanidoso joven, (que) tomó camisola, calzón corto, jubón, botas ceñidas o borceguines, largas espuelas, espadas, daga, peto, lanza y otras armas a la moda de un hombre de guerra”. También se le denominaba “homasse”, que era un calificativo peyorativo en francés antiguo que significa “mujer masculina”.
¿El regreso?
Luego de este salto cuántico en el tiempo, podemos pensar que en aquellos tiempos se perseguía a quiénes quisieran romper con el poder establecido y por eso se les realizaban juicios y eran quemades. Pero, ¿de dónde viene la relación directa de la pedofilia con la homosexualidad? Antes hay que aclarar que la pedofilia está considerada una desviación psicológica, y es la atracción por menores de edad, pero que en sí no conlleva un delito. Y la pederastia, ya es la acción que se consuma con el abuso hacia menores y es criminalizada por ley. Cabe esta aclaración porque se suelen utilizar como sinónimos y no es así.
Una de las contribuciones de los hallazgos encontrados en los legajos de la ex DIPPBA, fue encontrar en las denominaciones hacia nuestra comunidad la pederastia. Allí por un lado se indica al “pederasta pasivo” (pp) y al “pederasta activo” (pa). Esta catalogación está íntimamente homologada a las categorías delictivas del siglo XIX, y la dirección de inteligencia las asimiló en sus diferentes códigos cifrados (comunicaciones secretas mantenidas exclusivamente por personal jerárquico) para llevar adelante su actividad de inteligencia.
Entonces las informaciones sobre las personas en relación con esta conducta iban a ser relevantes. Pero yo me pregunto: ¿Cómo era posible que pudieran catalogar a un pp y a un pa? ¿Podrían estar al lado de una habitación para dar cuenta de sus posiciones en el acto sexual? ¿Sus propios agentes habrán homoerotizado su trabajo infiltrándose en su propio deseo? O ¿Su trabajo tenía mucho de chisme de don o doña conservadora?
Pero la compleja estructura de catalogación, persecución y criminalización va a necesitar excusas para llevar adelante su cometido. El homosexual era considerado un enfermo, eso ya lo sabemos. Pero para criminalizarlo y perseguirlo hacía falta un sustento, y aquí viene la psiquiatría a decirnos que la pedofilia es una desviación psicológica y la pederastia sería el delito que había que perseguir. Entonces ya no importa si le llamamos homosexual o pederasta (hoy podríamos decir pedófilo y homosexual). La idea es que se sepa que no queremos homosexuales y que además serlo, es un crimen.
Pero si hablamos de moralidad de las personas en todas las épocas de actuación de esta fuerza, van a utilizar un concepto que englobe a todas las (a) moralidades sexuales, bajo la conducta de “amoral sexual” (as). El o la “as” va a ser el homosexual, el pederasta, la “mujer hombruna” o la mujer de conducta lesbiana, el amanerado o los actos travestis, según la época o el agente de inteligencia que escriba el informe.
Por eso decía al principio que Milei no se equivoca, no manda mensajes erróneos en un discurso en Davos. Tiene muy bien claro qué es lo que dijo y lo que quería decir. Así como la Dirección de inteligencia detectaba a los amorales, hoy se nos sentencia desde la misma democracia que supimos conseguir. Nos quieren ubicar como chivos expiatorios para arrasar con nuestras existencias, porque claro: hacemos tambalear cualquier sistema que quiera negarnos y perseguirnos, porque somos verdaderamente libres.
Aquí les comparto unos breves textuales de los legajos de la ex DIPPBA:
“Algunas fuentes los indican como probable pederasta”. Año 1982.
"En la ambiental realizada por los agentes de inteligencia, se lo menciona como afeminado y que es visitado por un joven, pero no se ha podido verificar que sea pederasta”. Año 1967
“En el medio ambiente es sindicado como amoral y no pareciera que jefes y/o oficiales de las Fuerzas Armadas pudieran tener relaciones con tal”. Año 1971
“Persona de gran solvencia económica, ha sido sindicado como contrabandista y pederasta pasivo”. Año 1962
“El nombrado vive en dicha ciudad justamente con su madre, siendo la naturaleza de su personalidad de carácter introvertido con una notable tendencia amanerada en sus gestos y actitudes” Año 1978
Con toda la tecnología que existe hoy en día para rastrear todos nuestros gustos y deseos por las redes sociales. Y más aún: con un presidente que admira a Trump y se abraza con Elon Musk, ¿por qué tiene que recurrir a una calificación tan añeja como la de pedofilia igualándola a homosexualidad?
¿No será que su inteligencia artificial no es tan novedosa y que juega con la premisa de la ignorancia de toda la sociedad? Por eso hay que combatir la desmemoria con toda la información que hemos obtenido desde nuestras investigaciones, pero también desde nuestras biografías y particularidades maricas/trava/trans/no binarie. Combatamos el extractivismo ideológico y que ninguna ciencia nos cuente más, porque ya nos sabemos protagonistas de este tiempo que nos exige: memoria, verdad y coraje.