En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, analizó por la 750 cómo funciona la agenda mediática y la repetición constante de temas en los diarios y canales de televisión y explicó cuáles son los intereses detrás de insistir con ciertos temas. En esta misma línea, habló sobre el intento de la diputada libertaria Lilia Lemoine de sacar rédito político de una marcha por seguridad de la que fue echada por los propios vecinos y lo usó como ejemplo de un mecanismo de defensa social.
El editorial de Víctor Hugo Morales
Lo que pasó con Lemoine en Moreno a uno le levanta el ánimo. No porque la haya pasado mal. Está indefensa, mucha gente insultándola, echándola, para que no caranchee con el dolor.
Me pareció un mecanismo de defensa muy interesante, porque habla de un nivel de información que supera la media. Y cuando hay información, nos damos cuenta mejor de las cosas que nos hacen.
Si un político es pescado en un acto de corrupción, saben cuánto tiempo son capaces de hablar del tema la mafia de Clarín y las otras mafias mediáticas. Ahora, si el que roba es Vicentin, que robó muchísimo más de lo que robaron celulares en esta temporada, no hay problema. Todos somos Vicentin.
O si ahora, en esta etapa de la que hablábamos hace un rato, distintos sectores agropecuarios dicen que tienen pérdidas de millones, cientos de millones de dólares, el tema es la sequía. Y en la tapa del diario no tienen ningún pudor. Los empresarios son la vida misma, los héroes.
Entonces, cuando ocurre un episodio tan desgraciado como el del chico Lucas, un episodio que nos parte el corazón, ellos, los medios, especulan a límites que no se pueden soportar. Nos están tapando.
Es muy difícil mirar televisión. Es la etapa más difícil. Yo no puedo. Eso que trabajo. Si me llaman, en algún momento, yo trabajaría. Es mi laburo. Tengo cosas que me gusta decir y defender. No va a ocurrir, no se preocupen.
Pero, al mismo tiempo, cada vez la encuentro peor. Porque fijan la agenda unos, y los otros tienen que ir detrás. Porque si uno muestra mil veces el asesinato de Lucas, los otros ven que los que lucran con eso se van a tres puntos de rating y los otros se quedan con uno y medio.
Es un tema televisivo además de un tema moral, ético, que hace a la profesión. Y uno sospecha que no todos advierten cuál es el juego.
Pero lo que pasó con Lemoine, sacando ventaja de eso, haciendo diferencia política con eso, trabajando a las órdenes de la mafia de Clarín, empeñada como está en quedarse con la provincia de Buenos Aires a través de quien sea porque es lo único que les falta a la derecha que capitanean, para dominar totalmente el país.
Ya lo hicieron. Ya te contaron lo de la “Morsa”. Ya te metieron la canallada más grande de la historia periodística del país. Un candidato a gobernador acusado de ser el ideólogo de un triple crimen que era de la efedrina. Parecía que no aprendemos nunca.
Sin embargo, hay algunos que sí. Cuando a Lemoine le dijeron que salga, que no vaya a caranchear, yo sentí que todavía algunos mecanismos de defensa que son buena información que debemos tener funcionan.