En Cuadernos de notas, Antón Chejov escribió: “Un hombre, en Montecarlo, va al casino, gana un millón, vuelve a casa, se suicida”. Parece la argumentación de un posible cuento, dice Ricardo Piglia en Tesis sobre el cuento

Pero si efectivamente se trata del núcleo de un posible cuento a escribir, hay que escindirlo en dos, por una parte el ganar un millón, y por otra el suicidio.

La hipótesis es que en todo cuento hay por lo menos dos historias, una historia es la que se va llevando en el cuento, y otra historia que sólo puede aparecer en los intersticios de ese relato, que es necesario detectar, o en todo caso, que aparece al final como sorpresa, que de pronto se revela en toda su extension.

No siempre los cuentos están escritos de esa manera, por ejemplo, en Hemingway la historia secreta no se cuenta, queda allí algo como vacío, como no contado, destaca el mismo Piglia. 

Hay distintas formas de esos dos relatos, por ejemplo, Kafka podríamos decir que relata sólo la historia secreta, descarnada, falta el relato primero, aquél que da una forma digamos, oculta a la historia secreta. Como si relatara sólo lo oculto y no aquello que oculta lo oculto.

En la actualidad parece que predominan los relatos en los que ambas historias no concluyen, no se da un cierre, un capitonado que confiere sentido a todo lo anterior, se podria decir que se deja al lector en ascuas, o en todo caso como teniendo que completar la historia confiriéndole un sentido. 

Piglia analiza a otros autores también.

Esto que estoy escribiendo con mis propios términos y siguiendo a mi memoria, lo descubro en Iluminaciones profanas de Jacques-Alain Miller.

Miller parte de una lectura de la obra de Lacan, en la que lee cómo éste permanentemente se va corrigiendo a sí mismo, o quizás mejor, encontrando nuevas formas más precisas de lo que quiere transmitir, que contradicen las formulaciones anteriores.

Puede muy bien compararse con el recorrido de un análisis en el que aparece un relato consciente, manifiesto, pero que está subtendido por otro contenido inconsciente que da consistencia al anterior. 

Es decir, está la novela del sujeto en cuestión y en la medida en que la desarrolla, en sus intersticios puede leerse otro texto, en sus vestigios, en sus signos, en sus letras, que van sugiriendo otra historia, que a veces completa la anterior, agregando un capítulo censurado, o la reescribe de manera tal que, sin ser otra historia, sorprende y agrega valor o fundamento a la historia manifiesta. 

Una historia oculta, secreta que se devela y que, como diría Borges, “hace que el hombre (o la mujer en su caso) sepa finalmente quién es”.

*Psicoanalista. Editor de la Página de Psicologia en Rosario12.