La Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA) y la Agencia Espacial Europea (ESA) movilizaron sus sistemas de observación y seguimiento para el asteroide 2024 YR4, que tiene una posibilidad de 1,5% de impactar contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032. Si bien en el caso de golpear el planeta no causaría una catástrofe global, podría causar daños considerables, reduciendo la temperatura en 4 grados centígrados, las precipitaciones un 15% y desencadenando un invierno global.

En una semana en la que el asteroide de entre 40 y 90 metros de diámetro tiene en vilo la atención de los medios, la revista Science Advances publicó un estudio en el que se modelan los posibles efectos de un cuerpo mucho mayor.

¿Qué podría causar el impacto del asteroide 2024 YR4?

Científico del Centro de Física del Clima, del Instituto de Ciencias Básicas de la Universidad Nacional de Pusan (Corea del Sur) tomó como modelo para el estudio al asteroide Bennu, ya que ese cuerpo podría causar daños considerables si chocara con la Tierra en 2182, aunque la probabilidad estimada es de 1 entre 2.700.

El estudio considera inyecciones de polvo de entre 100 y 400 millones de toneladas a la atmósfera, con las que las simulaciones muestran alteraciones drásticas en el clima, la química atmosférica y la fotosíntesis global en los 3 o 4 años siguientes al impacto.

El peor de los escenarios contempla que hasta 400 millones de toneladas de polvo llegarán a la atmósfera, además de aerosoles, escombros y cenizas, lo que produciría un oscurecimiento solar.

En ese sentido, el resultado sería un enfriamiento global de la superficie de hasta 4 grados, una reducción de las precipitaciones medias globales del 15 % y un grave agotamiento del ozono de alrededor del 32 %, desencadenando un invierno global y caídas extremas de la productividad primaria neta.

Este "invierno de impacto" podría afectar gravemente a la fotosíntesis global; la productividad primaria neta terrestre podría desplomarse hasta un 36 % y la marina hasta un 25 %. Regionalmente, estos impactos podrían ser mucho más pronunciados.

A su vez, proporcionaría condiciones climáticas desfavorables para el crecimiento de las plantas, lo que provocaría una reducción inicial del 20-30 % de la fotosíntesis en los ecosistemas terrestres y marinos, lo que probablemente causaría trastornos masivos en la seguridad alimentaria mundial.

¿Qué es el Protocolo de Seguridad Planetaria activado por la ONU?

Al ser calificado por la ONU como "potencialmente peligroso" por tener un 1,5 % de probabilidades de impacto con la Tierra, Naciones Unidas activó los protocolos de defensa planetaria para precisar mejor la órbita, el tamaño y la amenaza que supone el 2024 YR4.

Los protocolos de la ONU se activan precisamente cuando la probabilidad de impacto es superior a un 1% y para ello se recurre a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), presidida por la NASA; y el Grupo Asesor de Planificación de Misiones Espaciales (SMPAG), dirigido por la ESA.

Juan Luis Cano, coordinador de la Oficina de Defensa Planetaria de la NASA envió un mensaje de tranquilidad por la activación del protocolo. "Se está simplemente informando de que, como expertos y por nuestros protocolos, tenemos que poner una atención especial a este asteroide particular", explicó.

Cano aclaró que se están utilizando "los mayores recursos posibles" para observar el objeto y sus propiedades. "Sigue habiendo un 98,5 % de posibilidades de que no impacte con la Tierra, no queremos transmitir un mensaje catastrofista a la sociedad", analizó.

En tanto, el Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC) de España es uno de los centros de investigación internacionales que está realizando un seguimiento activo del asteroide descubierto en diciembre de 2024.

EI IAC lleva varias semanas siguiendo al 2024 YR4 desde sus observatorios, lo que permitió obtener medidas muy precisas de su posición y mejorar la determinación de su órbita. Además, a pesar de lo débil que es el objeto, la investigadora Julia de León proporcionó información sobre su composición gracias a la obtención de espectros obtenidos con el Gran Telescopio Canarias (GTC), el más grande del mundo.

Asimismo, Javier Licandro, otro investigador del IAC, explica que "es importante saber bien qué tipo de asteroide es, en cuanto a su composición, para tener la mayor precisión en cuanto a su tamaño".

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