Un día de toma del Hospital de Alto La Sierra, paraje del municipio de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia, fue necesario para que el Ministerio de Salud Pública de Salta designe, luego de dos años de reclamo, un agente sanitario para Pozo El Bravo, comunidad que está a unos 65 kilómetros de la institución sanitaria.

La toma del Hospital se inició el martes y terminó ayer cuando funcionarios del Ministerio de Salud, con una comitiva encabezada por la subsecretaria de Medicina Social, Gabriela Dorigato, fue hasta la comunidad con la solución.

Justiniano Pérez, uno de los referentes de las comunidades wichí de Alto La Sierra (que está a unos 70 kilómetros de Santa Victoria Este), dijo a Salta/12 que la toma se realizó por la necesidad de que haya un agente sanitario permanente en esa zona inhóspita de la provincia. “Cuando llegan los módulos (alimentarios, las familias) no reciben porque no tienen actualizado el carné con peso y talla”, contó.

A ello agregó que si bien hay un puesto sanitario con un enfermero en la zona, “no está contando con todo lo que necesita para que el puesto funcione bien. No tiene medicamentos”, afirmó.

En Alto La Sierra, en tanto, las comunidades solicitaban un bioquímico, puesto que está vacante desde hace más de un año. “Nos damos (ayer) con que no pueden conseguir” otro bioquímico para cubrir este cargo, indicó Pérez. Afirmó que la solución brindada fue llevar un aparato que será manejado por un técnico de laboratorio para hacer los análisis. “Firmamos un acta diciendo que se sigue buscando un bioquímico”, relató. 

El referente sostuvo que en una posición más activa, las comunidades se encargarán de buscar un profesional aunque sea en Bolivia, donde afirmó que se consiguen muchos profesionales de la salud que en la provincia escasean para trabajar en lugares alejados de los centros urbanos. “Por ejemplo, actualmente, el gerente (del Hospital de Alto La Sierra) es de Bolivia”, expuso.

Más del 40%, con riesgo de o bajo peso

La provincia informó que en la visita a Alto La Sierra se controló a 46 niños menores de 6 años, “encontrando a 18 con riesgo de bajo peso (RBP) y uno con bajo peso (BP). Este último tiene cinco meses, por lo que se recomendó a la madre reforzar la lactancia materna, junto con pautas de alimentación adecuada para la edad”, se indicó.

El gobierno precisó que en los niños con riesgo de bajo peso, se evalúa la tolerancia a los alimentos terapéuticos listos para usar (ATLU) con el fin de iniciar un tratamiento de recuperación bajo supervisión del sistema de salud. También se entregan módulos alimentarios de refuerzo de emergencia que provee el Ministerio de Desarrollo Social (MORE), según evaluación de cada caso.

Se aplicaron vacunas a 67 niños, incluyendo la protección contra sarampión, rubéola, parotiditis (paperas), poliomielitis, varicela, meningococo, fiebre amarilla, virus del papiloma humano (VPH), etc. Se detectó una embarazada y se iniciaron los controles prenatales.

El equipo de Salud Pública visitó los parajes Aguas Verdes, a 70 kilómetros de Alto La Sierra, donde viven familias criollas en casas dispersas; La Junta, a 60 kilómetros, con pobladores indígenas y criollas; El Desemboque, donde viven familias indígenas y criollas, a 47 kilómetros de Alto La Sierra; La Esperanza, a 90 kilómetros, donde también hay pobladores indígenas y criollas, y Puesto El Rancho, a 52 kilómetros, con población criolla dispersa.

En cuanto a la detección de infancias con riesgo nutricional en Alto La Sierra, el nutricionista Federico Porcel, del hospital local que lleva por nombre Kacha Wet Chohwai, dijo que el equipo recorrió alrededor de 3000 kilómetros, sorteando vicisitudes provocadas por el terreno, como la rotura de neumáticos, con temperaturas promedio de 40 grados.

El nutricionista mencionó otros contratiempos de la salida a terreno, como lo ocurrido en Pozo El Bravo, donde sólo se pudo trabajar entre las familias criollas, ya que los caciques de la comunidad indígena se opusieron a que se realice el operativo en la misión.

Porcel también destacó que la estrategia de trabajo en las comunidades alejadas del hospital base del área operativa permitió mantener el indicador de mortalidad en cero, desde hace dos años y tres meses.