En su editorial en La Mañana, el periodista y conductor Víctor Hugo Morales apuntó hacia los "capangas" de la Patagonia por los incendios que azotan El Bolsón y el entramado político que deja a los más ricos impunes y a los más vulnerables en una tragedia que parece no tener fin.

El editorial de Víctor Hugo

Qué dolor ser parte de un país al que no le importas.

Un país en el que la televisión te muestra el incendio de Los Ángeles, pero soslaya el del profundo sur de su propio país.

El norte de sus vidas no está en el sur, en la Patagonia, en el dolor de la belleza agredida de la propia Argentina. No lo ven al Sur.

Hay tanto silencio como cuando asesinaban y se quedaban con las tierras. Igual. El degüello de lo humano y la escritura de los campos. Y ahora es igual.

El grito de las víctimas, ese grito porque lo han perdido todo en algunos casos. El de los brigadistas jugándose la vida, eso no lo cuentan o lo hacen por arribita.

La mafia mediática que ponía diez cámaras para excavar en la Patagonia, ¿se acuerdan?, no tiene ni una para meterse cerca del fuego y la tragedia de esa comarca.

Hablan de la violencia del conurbano -que también se quieren robar-, pero no de las patotas que atacan a los que luchan contra el fuego en el Sur.

Menos todavía las falsas denuncias de Bullrich, para denunciarlas como tales. Menos la inoperancia y el desinterés de la misma Bullrich.

Y menos mencionan a los capangas que tienen grupos armados para perseguir a los que van a las marchas de Lago Escondido. Son los mismos.

Cowboys argentinos a caballo que le meten palo a los que molestan a sus patrones. Bien bandidos sus patrones.

Lewis, sin ir más lejos -ya que hablamos de cowboy-, tiene un cartel que dice wanted, buscado, en Nueva York.

Pero el administrador Van Ditmar, desde hace tres días, es ciudadano ilustre de El Bolsón, desayuna con el Gobernador y mira por la ventana la represión de sus vaqueros.