"No podés canjearlo a los 25 años. Es el goleador de la NBA y acaba de llegar a las finales... Tengo miedo. Tim (Connelly), si vas a canjearme, avísame. Si canjean a Luka, a cualquiera lo pueden canjear". Las palabras de Anthony Edwards, estrella de Minnesota y una de las figuras jóvenes de la NBA, revelan una realidad de la Liga norteamericana que quedó expuesta más que nunca con el increíble traspaso de Luka Doncic a Los Angeles Lakers: no hay intocables ni nadie es imprescindible en esta era salvaje de la competencia.

Cada año, las semanas previas al Juego de las Estrellas traen movimientos de jugadores inesperados. Con el cierre del mercado de pases encima (esta temporada el llamado trade deadline es este jueves a las 16), las franquicias apuran operaciones con distintos objetivos, que llevan a cambios de piezas que muchas veces a primera vista no se comprenden. Pero ahí empiezan a tallar componentes distintos a los básicos del rendimiento de un jugador en la cancha o la búsqueda de una pieza fundamental para cumplir los objetivos de un equipo. Entonces llegan traspasos por la necesidad de liberar espacio por los límites salariales, para sacarse de encima contratos tóxicos, para apuntar a la próxima temporada, por presión de algún jugador o incluso motivos que sólo los dueños de los equipos conocen.

Pero lo sucedido con Doncic (y Anthony Davis, moneda de cambio para ir a Dallas) supera la imprevisibilidad habitual de esta época del año. Dirk Nowitzki, ídolo histórico de los Mavericks, y Lebron James, el gran beneficiado de la llegada del esloveno a su equipo, ya que tendrá otra superestrella a su lado en busca de cerrar a lo grande su carrera, sintetizaron mejor que nadie lo sucedido. Un emoji con mezcla de sorpresa y tristeza publicó el alemán ante la partida del que todos consideraban su sucesor. "La primera vez que lo escuché pensé que era falso. Lo había visto todo, hasta este cambio", dijo por su parte James para graficar el impacto de la noticia.  

Es que el propio Doncic ni siquiera sabía de la chance de que lo traspasaran. Los reportes de Dallas indican que el astro de 25 años invirtió el mes pasado unos 15 millones de dólares en una nueva casa en Dallas, donde pensaba continuar durante muchos años. Incluso, en su carta de despedida lo dejó en claro: "Pensé que pasaría toda mi carrera aquí y realmente quería traerles un campeonato. Dejo una ciudad que siempre será un hogar lejos del hogar. Dallas es un lugar especial y los fans de los Mavs son especiales", escribió el astro, que igualmente ahora tendrá una gran chance de convertirse en la cara principal de la NBA, en una de las franquicias de mayor historia y de más impacto en las audiencias locales e internacionales.

Su padre Sasa no se quedó atrás en las críticas. "Luka no se merecía esto. Sé que se sacrificó mucho, sé que tenía mucho respeto por el club y por la ciudad de Dallas", disparó Doncic padre, que además se quejó de los mensajes que la dirigencia filtró a la prensa, sobre la supuesta preocupación por falta de cuidados personales o la tendencia al sobrepeso que motivaron sus lesiones. "Un individuo dijo el año pasado que no estaba bien preparado, pero jugó unos 100 partidos promediando 40 minutos y con dos o tres rivales siempre encima. Que después de semejante esfuerzo se digan estas cosas sobre él me parece muy injusto. Lo traspasaste, podés defender tu decisión, pero no busques excusas o coartadas", completó Sasa.

¿Qué llevó a Dallas a sacarse de encima a su estrella? "La defensa gana campeonatos", fue la primera justificación de Nico Harrison, el general manager de Dallas que tomó la iniciativa del canje. Y si bien es cierto que Doncic no se caracteriza por su contracción defensiva, también es verdad que el esloveno llevó a los Mavericks hasta la final de la NBA de la temporada pasada, hasta que chocaron contra un Boston Celtics imbatibles. Nadie duda que sin Doncic, ese resultado hubiese sido imposible. "Mi trabajo se basa en tomar decisiones difíciles. Entiendo que la gente se haya sorprendido, pero creo que con este traspaso nos posicionamos para ganar ahora y también para ganar a largo plazo", completó Harrison.

Aunque casi todos los especialistas coinciden en que se trata de un canje llamativo, los mismos analistas empezaron a encontrar razones que podrían explicarlo. El primer motivo, es que Doncic tenía contrato hasta 2026 y los Mavericks no tenían certeza de que el astro lo quisiera renovar. Y si lo hacía, contaba a su favor la chance de firmar un vínculo denominado supermax por una cifra de 345 millones de dólares por los siguientes cinco años, monto que dejaba a Dallas con poco margen de maniobra para gestionar el tope salarial de su plantel.

Ante esa situación, Dallas priorizó su economía: conseguir algo importante a cambio, mientras Doncic tuviera valor en el mercado. El año próximo, con la chance de ser agente libre, podía llegar a perderlo sin recibir nada. Así se aseguraron a Davis, un jugador cuyo mejor momento parece haber pasado, pero que sigue siendo un potencial All Star y una garantía defensiva.

Del otro lado, Los Lakers parecen haber recibido un regalo del cielo, tanto en lo económico como en lo deportivo, con el bonus track de que ni siquiera forzaron la negociación. Con el final de la era LeBron en el horizonte, la transición de una estrella a otra quedó allanada y se dará de forma natural, sin necesidad de una reconstrucción. Y con un presente invalorable, ya que una dupla Doncic-LeBron se convierte automáticamente en base para una candidatura al título, más allá de que el conjunto angelino se encuentra quinto en la Conferencia del Oeste.  

Un mercado increíble

Si bien el intercambio entre Doncic y Davis se robó todas las miradas, en las últimas 48 horas hubo otros pases de alto impacto. Jimmy Butler, jugador insignia de Miami Heat, forzó su salida y llegó a Golden State junto a Stephen Curry, en una operación que involucró a cuatro equipos: Andrew Wiggins, P.J. Tucker y Kyle Anderson salieron a Miami, Lindy Waters y Josh Richardson llegaron a Detroit y el alemán Dennis Schröder recaló en Utah. 

Khris Middleton, uno de los hombres importantes en el título de Milwaukee Bucks hace un par de temporadas, se mudó a Washington, que cedió a Kyle Kuzma. En tanto, en un movimiento entre tres equipos, San Antonio Spurs recibió a De'Aaron Fox y Jordan McLaughlin, Sacramento se quedó con Zach LaVine y Sidy Cissoko y Chicago Bulls sumó a Zach Collins, Tre Jones y Kevin Huerter. Otro nombre fuerte que cambió de equipo fue la estrella de New Orleans Brandon Ingram, que se marchó a Toronto Raptors por Bruce Brown Jr. y Kelly Olynyk. Lo que queda claro en esa jungla en la que se convirtió la NBA, no tenés tu lugar seguro ni aunque te llames Luka Doncic y seas una de las estrellas de la competencia.