El gobernador Miguel Lifschitz viaja a los EEUU en una gira de negocios, con el ánimo de comprometer inversiones en la provincia. Como uno de esos mensajes hacia afuera que resuenan y traen ruido, se lleva de compañeros a cuatro presidentes de bloques mayoritarios dentro de la Legislatura: el PRO Federico Angelini, los radicales Julián Galdeano y Felipe Michlig y los peronistas Armando Traferri y Luis Rubeo. Se les puso el nombre de "Grupo Manhattan". Ante la posibilidad de que se cuele un diálogo sobre la reforma constitucional, tres de ellos se atajan y reprochan la estrategia del mandatario socialista.

No le queda mucho tiempo a Lifschitz para arrancar con el proceso reformatorio. Son varios y extensos los pasos que deben darse para alcanzar cambios en la carta magna santafesina. Una vez que se envía el proyecto a las cámaras, se necesita la aprobación de una mayoría especial de dos tercios tanto en diputados como en senadores. Eso para empezar. Luego el Ejecutivo tiene que llamar a elecciones de convencionales constituyentes. Una vez concretada la votación se conocerá el nombre de los encargados de analizar el contenido, y en todo caso avalar, los pedidos del gobernador. Si avanza, es de esperar que durante gran parte del 2018 el tema se coma la agenda política.

"Toda oportunidad de encuentro multipartidario puede pensarse para conversaciones políticas, el tema de la reforma viene instalándose muy fuerte sobre todo desde la usina del Poder Ejecutivo", tiró Galdeano. Al igual que en otras oportunidades, el presidente de la UCR provincial aclara que si el proyecto "no es consensuado" no le ve "viabilidad política ni social". Le demanda reglas más claras al gobernador, porque por ejemplo "una reforma abierta es una caja de pandora" y en "tiempos de inestabilidad política", como los actuales, "no sería saludable" tirar de la soga. "El consenso se logra con todos sentados en un mismo ámbito, distinto es que salgan a cazar legisladores por partido", soltó Galdeano.

Angelini dijo sentirse "sorprendido" por la invitación al viaje, pero lo observó como un "proceso que está sucediendo en la Argentina". Dijo también que posterior a la propuesta del gobernador recibió la llamada del presidente Mauricio Macri, que "vio con muy buenos ojos" la idea de Lifschitz. Pero así como tiene mimos por un lado también tiene críticas por el otro y asegura que "bajo ningún punto de vista (el viaje) significará un cambio" en la postura del PRO con respecto al tema reforma. "El 2018 es un año para gestionar, ya venimos de un año electoral", avisó Angelini, aunque aclaró que no puede hablar en nombre "de todos" los diputados macristas. Para el presidente amarillo en Santa Fe, el 2019 "sí es un buen año" para avanzar con la reforma, pero no el 2018 que se avecina.

Traferri, el mismo que tiende puentes con el socialismo para armar un frente opositor, fue el más duro de los tres. "Nunca se habló a fondo del tema y no creo que vayamos a hacer 10 mil kilómetros para hablar de la reforma", apuntó y agregó: "es medio infantil". El sanlorencino cree que con el hecho "de sentar a todos juntos sin saber que piensa cada uno, puede salir el tiro para cualquier lado".