Salvo por el sol, el calor y la costumbre de andar sin campera de cuero, Miami le calza perfecto a Javier Milei. Es que esa región es la capital de las consipraciones contra gobiernos socialistas o progresistas de América latina: Cuba las padece desde hace más de seis décadas; Venezuela, Brasil y Bolivia las sufrieron en los últimos años. Y si a eso le sumamos que es terreno fertil para los negocios flojo de papeles y la tierra en la que eligió vivir Lionel Messi, al Presidente le cierran todos los números.
Pero su profesión le impide a Milei y su hermana viajar más seguido como ellos quisieran a la Florida. Así que un pequeñísmo aroma de esa ciudad -tan marcada por los latinos- arribó a Casa Rosada este jueves. En Balcarce 50 se presentaron Jorge y José Mas, los dueños del Inter de Miami y el Gobierno les abrió la puerta de par en par: hubo foto, beso y a falta de medalla, un pequeño videito agradeciendo su presencia. Los empresarios, en tanto, fueron a hacer lo que saben hacer: lobby. Es que el oficialismo insiste con meter las narices en el fútbol argentino y los Mas no quieren perder esa oportunidad. Como favor con favor se pagan, los hermanos cubanoamericanos le dejaron dos camisetas firmadas al clan Milei con la firma de Lionel Messi.
Ahora bien, ¿cuál es su historia? ¿Cómo se hicieron con el club que juga Lionel Messi y dirige Mascherano? Y ¿por qué el anticomunismo lo tienen impregnado en la sangre?
Fútbol, Cuba y negocios
Los dueños de la franquicia, Jorge y José Mas Canosa, se quedaron con el paquete mayoritario en septiembre de 2021. Se lo compraron al empresario boliviano Marcelo Claure y al japonés Masayoshi Son, que sumaban juntos el 48% de las acciones. Su objetivo era contratar a Messi antes de 2025 y se anticiparon dos años. Les resta construir un estadio con mayor aforo que ya fue aprobado y se llamará Miami Freedom Park o como se lo rebautizó: la Casa de Messi. Mientras tanto el equipo está obligado a seguir usando el actual DRV PNK Stadium.
Los hermanos propietarios del Inter son hijos de Jorge Mas Canosa, el ideólogo de la Fundación Nacional Cubano-Americana (National Cuban-American Foundation) nacida en 1981 y que financió los atentados contra hoteles internacionales en La Habana de 1997. Las bombas fueron colocadas en el Copacabana, Capri, Meliá Cohiba y el histórico Hotel Nacional. Un turista italiano de 32 años, Fabio Di Celmo, murió en la cadena de atentados. Otros once turistas quedaron heridos. Desde la organización de Mas Canosa padre se estimuló el raid criminal que reivindicó uno de sus autores, el terrorista cubano Luis Posada Carriles, un agente de la CIA que murió libre en Estados Unidos a los 90 años.
El apellido de esta familia está vinculado al lobby cubano contra la isla, un país soberano que ha sido sometido al bloqueo más prolongado de la historia contemporánea por EE.UU. Miami es el centro de reunión de poderosos intereses que han sido determinantes para que el Congreso estadounidense votara una tras otra leyes extraterritoriales con alcance mundial.
El padre de los dueños del Inter y furioso anticomunista, participó inclusive de la invasión a Playa Girón en 1961. Con los años se transformó en empresario gracias a MasTec, una compañía de telecomunicaciones que pasó de cavar zanjas y tender cables a ser un emporio familiar.
Mas Canosa multiplicó su fortuna después de que el huracán Andrew destrozara buena parte del sur de la Florida en 1992, cuando la SA tomó fuerte impulso con la reconstrucción. Con el tiempo empezó a fabricar sistemas de distribución de petróleo y gas, de transmisión de electricidad y megasistemas de comunicaciones inalámbricas.
Los herederos de ese grupo hispano tuvieron serios problemas con el fisco español por el desguace de la compañía Sintel que Telefónica le había vendido a Jorge Mas Canosa en 1996. Al año siguiente falleció y sus hijos quedaron al frente de la empresa. Junto a sus socios tuvieron que pagar 35 millones de euros al personal y acreedores de la fundida Sintel, que había dejado unas 3 mil personas damnificadas. En 2007, Jorge, el mayor de los hermanos y presidente de la sociedad, acusó a Telefónica y a los sindicatos de haber arruinado su emprendimiento. Seis años después, cuando abonó aquella indemnización, quedó probado que era todo lo contrario.
*Parte de la información se usó de este perfil publicado el 9 de junio del 2023.