En sintonía con los discursos segregacionistas, discriminatorios y racistas fomentados, publicitados y mediatizados con desvergüenza por sectores de la derecha, un concejal macrista de Mar de Ajó calificó de “marrones” y “negros de m” (tuvo el "recato" de no decir mierda, porque él es "educado") a los turistas que decidieron veranear en esa ciudad y en la costa en general.
La playa “se llenó de turismo marrón”, dijo. El autor de esa expresión que no es polémica ni controversial sino racista, abiertamente despectiva, alevosamente desvergonzada y propiciatoria de la discriminación es Sergio Omar Santana, un concejal del PRO con mandato cumplido.
La expresión que claramente alude al color de piel de las personas que a él -ojos claros y tez blanca- le molestan fue repudiada desde distintos sectores. Pero a la hora de explicarse y frente a la posibilidad de retractarse, Santana no sólo la ratificó sino que la empeoró. Dijo que no se refería a los marrones de piel sino a los “negros de mente”.
El concejal dijo lo que dijo primero en Instagram, como respuesta a una queja por los parlantes que algunos turistas llevan a las playas. “Este año se lleno de turismo marron lamentablemente”, posteó así de mal escrito, sin tilde ni coma ni punto donde corresponde.
Cuando aparecieron los likes pero también los repudios, @sergiosantanaok (tal su dirección en esa red social) tuvo una epifanía y borró el comentario. Pero ya era tarde.
La frase comenzó a circular como captura de pantalla junto con su nombre y sus fotos junto a Mauricio Macri y otras figuras del PRO.
El escándalo se desató -aunque todavía no a nivel institucional- y el canal TVC5 de esa ciudad decidió entrevistarlo para ver si había reflexionado al respecto y daba marcha atrás sobre sus dichos. Pero no. Reconoció que lo suyo fue “un exabrupto”, pero luego se embarró más.
Durante la entrevista no sólo usó el mismo concepto sino que utilizó como argumento el consabido axioma de que el problema de la negritud no solo está en la pigmentación de la piel sino también en la cabeza:
“Cuando uno dice ‘marrón’ o ‘negro’ o ‘negro de m’ (arriesgó la decencia de no decir ‘mierda’) lo está diciendo no despectivamente hacia la persona, sino acá en la mente”, dijo señalándose la sien.
El axioma del “negro de mente” no es aislado, tiene décadas de uso, sigue circulando generación tras generación y trata de disfrazar el racismo con un manto de racionalidad y reflexividad: para personas como Santana, la negritud (en este caso la “marronéz”) es un problema más amplio. Y esa amplitud guarda una relación directamente proporcional con el prejuicio binario de quien mira en función de negro o blanco.
Por si hacía falta, el concejal se encargó de definir qué sería lo negro o marrón: es “gente sin empatía a los demás, que no le importa nada”. Blanco sería todo lo contrario.
Es más, dio algunos ejemplos. “Estamos siendo virales porque se sacan delfines de la playa, se sacan la foto, la selfie y se muere la fauna marina”, dijo en referencia a un caso que ni siquiera ocurrió en su Mar de Ajó sino en Mar del Tuyú. La semana antepasada una tonina apareció en la orilla de la playa, un joven intentó rescatarla y en el mientras tanto las personas que estaban allí comenzaron a fotografiarla. O sea, eso es ser “negro de mente”.
En su taxonomía, Santana dio otros ejemplos quejándose del “grado de violencia, del turismo con violencia, con los parlantes a todo lo que da y (personas) que juegan a la pelota donde está acumulada la gente”.
La pelea viralizada a la que Santana se refirió ocurrió en Santa Teresita. Los parlantes suenan en toda la costa y el fútbol es el entretenimiento playero por excelencia, junto al tejo y la paleta. Pero se ve que para Santana pelearse, escuchar música y jugar a la pelota son cosa de negros.
Y para darle más dramatismo al caso, el edil exageró las consecuencias. “Cuando está lleno de familias, uno al lado del otro, que le pegás un pelotazo a una pobre anciana, a un bebé o que le pasás por encima a otro que está tomando sol. Hay que tener respeto hacia los demás”.
Sergio Santana reconoció que su metáfora de color marrón fue una osadía, pero en lugar de admitir las críticas se ufanó de los elogios que recibió de parte de sus seguidores. “Obviamente me salió un exabrupto. Dije que está viniendo mucho ‘turismo marrón’ y ahí salieron muchos a darme la razón, obviamente”.