La gestión de Agustín Rossi en el Ministerio de Defensa, bajo la presidencia de Cristina Kirchner, había dejado listo y a la firma un contrato con la empresa Invap –la misma que había encarado el proyecto de los satélites Arsat– para la modernización y recuperación de navíos de la Armada Argentina, incluido el ARA San Juan. El ahora desaparecido submarino en realidad no necesitaba ser “modernizado” porque acababa de terminar su reparación de media vida, pero fue incluido igual en el convenio para eventuales futuros trabajos. El acuerdo Defensa-Invap implicaba un ambicioso plan que se proponía “achicar la brecha tecnológica” con los países centrales y “reafirmar la autonomía y soberanía” del país. El gobierno de Mauricio Macri nunca puso en marcha el contrato y dejó caer el expediente que llevó un año de preparación.
En el entorno de Rossi explicaron a PáginaI12 que, si bien todo estaba acordado meses antes del cambio de gobierno en diciembre de 2015, el contrato no fue firmado justamente porque ya se estaba en la etapa de transición y no correspondía poner en marcha un proyecto de esa envergadura que iba a involucrar a la nueva gestión.
La empresa Invap también confirmó a este diario que todo el expediente estaba terminado, a la firma de la Armada y el Ministerio de Defensa, “meses antes del cambio de autoridades”.
–¿Por qué el nuevo Gobierno no lo firmó? –preguntó este diario a un vocero de la firma tecnológica.
–Una nueva gestión puede tener otras visiones, otras prioridades –señaló.
El cambio de prioridades quedó en evidencia en el presupuesto destinado al área el primer año de gobierno de Mauricio Macri. En la etapa de los gobiernos kirchneristas, entre 2003 y 2007, los fondos destinados a servicios de defensa tuvieron un incremento real de 4,5 por ciento de promedio anual. En el año 2016, ese presupuesto no solo no aumentó sino que sufrió (en términos reales) un ajuste del 5 por ciento (ver aparte).
Este diario pidió al Ministerio de Defensa que comanda Oscar Aguad una explicación para la decisión de descartar el proyecto, pero no obtuvo respuesta.
El convenio con Invap estaba destinado a la modernización y recuperación de los sistemas de unidades navales dentro del Programa Progresivo de Investigación y Desarrollo entre la Armada y la empresa de tecnología. El plan inicial consistía en la actualización y potenciación de los sistemas de control y radares de cuatro corbetas (las Meko 360) y dos submarinos, el ARA “Santa Cruz” y el ARA “San Juan”. Se trataba del primer tramo de una modernización global que Invap iba a desarrollar por pedido expreso del Ministerio de Defensa de la Nación. Incluso se proyectaba renovar todos los sistemas de armas y electrónica y reemplazarlos por equipamiento nacional, con el objetivo de achicar gastos: “Esos componentes son alemanes y holandeses y de esta manera vamos a poder reemplazarlos por tecnología y desarrollo científico de industria nacional. Uno tiene dos opciones, o importa o busca una alternativa como ésta, de desarrollo autónomo. Esto significa sin dudas un ahorro en el cómputo final”, detalló en ese momento el entonces ministro.
El 9 de septiembre de 2014, Rossi viajó a la sede del Invap en Bariloche junto al entonces jefe de la Armada, Gastón Erice, para firmar con el gerente general de la empresa, Héctor Otheguy, el inicio del acuerdo. Se trató de un primer convenio por 22 millones de pesos para los estudios de prefactibilidad y factibilidad de los trabajos. El entonces ministro explicó en esa ciudad que “la vinculación con Invap nos ha permitido avanzar en desarrollos científicos y tecnológicos propios, lo que se enmarca en una política de Estado que viene llevando a cabo nuestro gobierno desde 2003”.
“Trabajamos para profundizar esta política que permite acortar la brecha tecnológica entre nuestro país y los centrales”, recalcó y agregó que “estas decisiones reafirman la autonomía y soberanía de nuestro país, y tienen que ver con un modelo que hay que mantener en el tiempo con profundas convicciones políticas”. El ministro reconoció el trabajo realizado por Invap, especialmente en la producción del satélite argentino Arsat 1, y lamentó que “hayan aparecido expresiones de referentes políticos nacionales contrarias y anacrónicas a la soberanía”. “Sin duda, Argentina para tener mayores niveles de autonomía debe apostar al desarrollo científico tecnológico”, insistió.
Se refería a los dichos de Mauricio Macri, por entonces uno de los principales referentes de la oposición, que había minimizado la importancia del desarrollo de tecnología satelital en el país y se había referido al Arsat como una “heladera”.
Invap cumplió con el contrato de factibilidad. Informó que la tarea podría ser llevada a cabo y especificó los detalles de las operaciones necesarias. Luego sobrevino la etapa de armado del contrato. Un expediente complejo que estuvo listo unos meses antes del fin del mandato de Cristina Kirchner. Ya en el gobierno de Macri, la gestión de los radicales Julio Martínez primero y Oscar Aguad después dejaron el proyecto en hibernación. No hubo “heladeras” en órbita ni modernización de corbetas y submarinos.