“Estuvimos explicando por qué la importancia del carnaval descentralizado y en cada barrio, más allá de los eventos principales que quieran o no hacer. Y lo entendieron perfectamente”, destaca Tito Fiscina, uno de los delegados de las murgas ante el Gobierno porteño. Tras un mal comienzo durante los primeros meses de gestión de Jorge Macri, cuando recién se trasplantaba de Vicente López a CABA, la situación parece camino a estabilizarse con las murgas y los corsos. 

Este verano, aunque aún no hubo comunicación oficial desde el Ministerio de Cultura porteño, se sabe que hay más corsos que en 2024, que participarán 105 murgas con alrededor de 15.000 artistas populares y que además volverá el festejo oficial para los feriados de Carnaval. A falta de información oficial, la guía sobre los lugares de celebración está en una cuenta de Instagram montada por las propias murgas: @carnavalenlosbarrios.

En rigor, los festejos comenzaron el sábado pasado y, como este año el feriado de Carnaval cae a comienzos de marzo, totalizarán 12 veladas dedicadas al Dios Momo, tanto en calles como en plazas de la Ciudad. Además, cuentan desde el mundillo murguero, la Ciudad volvió a hacerse cargo de algunas cuestiones técnicas de los corsos, que de otro modo dependían de la voluntad y posibilidad de cada organizador. Además, si el verano pasado la Ciudad había dejado de lado el festejo oficial reinstaurado por Enrique Avogadro, antecesor de la ministra de Cultura Gabriela Ricardes, este año en las oficinas de Av. de Mayo aceptaron retomarlo. Sólo que no se festejará en la emblemática avenida porteña, sino que se trasladará al Autódromo, y sin que ello signifique suspender ninguno de los otros corsos, que funcionarán en paralelo.

Hasta no hace mucho, las murgas estaban en alerta por los dichos de la propia ministra Ricardes, quien había asegurado que “el Carnaval porteño es una molestia para los vecinos”. La reacción –no solo del movimiento murguero, sino de distintos sectores- abrió a las murgas las puertas de la Subsecretaría de Gestión Cultural, a cargo de Alejandra Cuevas, y responsable del armado del carnaval de este año.

“Creemos que ha sido una negociación amigable, una negociación donde cada uno puso su parte, entendiendo los fundamentos del otro”, considera Fiscina. Entre la postura de las murgas y el deseo oficial, el acuerdo: 20 corsos –entre calles y plazas-, es decir, un 33 por ciento más que el año pasado. “Así como no fue aceptada nuestra propuesta inicial de Carnaval, tampoco nosotros aceptamos la contrapropuesta que era prácticamente vaciar de Carnaval las calles”, comenta el delegado murguero. Entre octubre, las partes acercaron posiciones.

“Hasta ahora casi todo lo que se habló se está cumpliendo, hay cuestiones organizativas de las cuales el Gobierno de la Ciudad se vuelve a hacer cargo después de algunos años, eso también lo destacamos, porque era un pedido que nosotros como murgas, porque la calidad que le puede dar el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires a ciertas cuestiones es mucho mayor que quizás la de un particular”, señala. “Por eso siempre destaco que este Carnaval tiene tres patas, es un Carnaval tripartito: el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, las Murgas y los organizadores de corso. Sin ninguno de los tres no sería el carnaval porteño”. Y cierra: “Carnaval vamos a tener siempre, es el festejo más viejo de la Humanidad, así que el Carnaval siempre va a estar, pero bueno, en particular el Carnaval porteño tiene su legislación correspondiente”.

El intendente Jorge Macri tiene un largo antecedente de declaraciones y desencuentros contra la cultura popular, con la que le cuesta sintonizar o comprender. En una ocasión había sugerido la posibilidad de hacer un corsódromo para alojar ahí a las murgas y vaciar de corsos el resto de la ciudad, lo que encontró el repudio unánime del sector. Aunque el evento del Autódromo recuerda aquella expresión, desde las murgas aseguran no estar preocupadas por el tema. “En el Autódromo se va a hacer lo que se venía haciendo hasta ahora en la Avenida de Mayo, que era un evento de carnaval del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires que lo organizaba y donde participaban murgas y artistas populares”, destacan. Además, confían en que desde las oficinas de Ricardes prometieron “artistas de renombre” para la ocasión, aunque aún no hay ningún comunicado oficial (ni de este aspecto puntual, ni ningún otro comentario sobre los corsos o el Carnaval, pese a las consultas de Página/12 a las oficinas de prensa). 

“Nos parece que esto va. Es un evento que organiza el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y ahí las murgas tienen que estar. Por supuesto, nuestro lugar natural y el lugar natural del Carnaval porteño es en la calle. Es barrial, popular y gratuito. Pero además, no se va a tocar ningún corso, todos los corsos; mientras suceda el evento del Autódromo, van a estar en simultáneo los corsos barriales. Entonces, sinceramente, no tenemos por qué estar alerta”, reconocen los murgueros.