Un tercer agente penitenciario quedó envuelto en el complot para asesinar al preso Agustín De la Encina Cappelletti, quien fue apuñalado en un pabellón de alto perfil de la cárcel de Piñero el 13 de enero. La fiscal de Homicidios Mariángeles Granato imputó ayer al jefe de vigilancia Hernán Peralta, quien hace una semana fue señalado por sus subalternos Julián Aguirre y Gustavo Raimondi. Ambos habían sido imputados y puestos en prisión preventiva por haber facilitado el acceso a los reclusos que atacaron a De la Encina.
Los dos penitenciarios declararon que esa tarde abrieron las puertas y no intervinieron mientras el recluso era asesinado porque actuaban bajo órdenes de su superior y temían represalias. Sin embargo, el juez Rodrigo Santana rechazó el pedido de prisión preventiva y dejó en libertad a Peralta, quien deberá cumplir una serie de reglas de conducta para mantenerse en esta condición.
De la Encina estaba condenado a cuatro años de prisión por un caso menor de tráfico de drogas originado en 2021, tras su detención en el centro de Rosario. Sin embargo, desde la cárcel sumó dos causas de mayor gravedad que lo vincularon con el crimen organizado.
En una de ellas, fue acusado de ordenar el asesinato de una mujer que sobrevivió y lo señaló como el instigador del ataque. En la otra, se lo involucró en el tráfico de 30 kilos de cocaína que no llegó a “coronar”, ya que fueron incautados por la Policía Federal en San Pedro a mediados de 2024. Una pérdida valuada en más de 200 mil dólares.