Los ataques de las milicias digitales de la Casa Rosada no se toman vacaciones. El periodista y estudiante universitario Gian Campora denunció, la semana pasada, que fue víctima de un hackeo en su cuenta de Instagram, en el cual le borraron contenido crítico contra el gobierno de Javier Milei y le modificaron el nombre del usuario, en donde escribieron “zurdo puto k”. El ataque se produjo en el marco de la Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista por el discurso de odio de Javier Milei en Davos, quien recientemente también amenazó a los “zurdos hijos de puta” con que “tiemblen” porque “los va a ir a buscar”.
“Fue un hackeo realmente profesional porque inhibieron cualquier forma de recuperar lo que yo tenía”, dijo Campora a Página/12, quien además de trabajar de periodista en un portal web --cuyo nombre prefirió resguardar para cuidarlo de un posible nuevo ataque-- es estudiante de Historia en la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y secretario de Comunicación del Centro de Integración entre Rusia y América Latina (Circal). Uno de los principales contenidos que difunde en su cuenta, que fueron borrados en el hackeo, son “investigaciones sobre el articulado de redes sociales del Gobierno, como el Gordo Dan y otros”. Para el joven se trata de “la frutilla del postre de una serie de insultos que los trolls dejaron en los comentarios". "Son trolls porque uno entra a su perfil y se da cuenta que no son gente real”, aclara.
El hackeo a Campora está lejos de ser el único caso sufrido por comunicadores críticos del Gobierno. “Esto me pasa a mí y le pasa a otros usuarios con más o con menos seguidores, ya le han querido sacar la cuenta a varias personas que publicaron contenido parecido. A varios influencers del kirchnerismo les pasó una o dos veces seguro alguna vez, más que nada cuando empiezan y tienen poquitos seguidores, 10mil, 15mil seguidores, así lo hacen”, explicó y mencionó el caso del influencer opositor Rodrigo Fronzo, que “tenía más de 70 mil seguidores en su cuenta y contó que dos veces tuvo que volver a hacerse la cuenta”.
“Es algo sistemático ya, y se hace muy evidente. Todos los caminos conducen a Roma y tampoco creo, por la eficiencia del hackeo, que haya sido un loco suelto, como alguna vez se dijo de una persona que cometió un intento de magnicidio”, evaluó Campora y sostuvo que “quienes trabajamos en los medios sabemos que el Gobierno tiene un aparato en redes sociales de trolls y bots funcionando, está probado y recontra probado”.
Respecto a su caso específico, si bien el periodista consideró que “no se puede afirmar con certeza que fueron libertarios porque no está probado debidamente, pero la sospecha es muy nítida. Que te roben un perfil para borrar el contenido contra el Gobierno y ponerte ‘zurdoputok’, yo, que tengo experiencia en la política, sé que eso no lo haría ni un radical, ni alguien del PRO ni un peronista, ni mucho menos lo haría alguien alejado de la política”, aseguró.
Finalmente, Campora destacó la importancia de la multitudinaria movilización antifascista que se realizó a Plaza de Mayo para enfrentar los discursos de odio y la violencia de la gestión de La Libertad Avanza. “La marcha fue una demostración de lo que es la Argentina de verdad. Ahí hubo gente de carne y hueso. La Argentina de Milei es una Argentina falsa, que hackea, que se esconde detrás de trolls de redes sociales. Es la Argentina del odio”, completó.
La campaña contra Lali
Tras la contundente movilización del sábado pasado, los trolls libertarios también viralizaron una "fake news" respecto de Lali Espósito. Según los militantes oficialistas, la cantante --a la que Milei se refiere como "Ladri Depósito"-- había recibido una suma de 200 millones de pesos por asistir a la protesta contra el Presidente. La organización internacional salió a desmentir rotundamente la información. "En primer lugar, Amnistía Internacional nunca le pagó nada a la artista Lali Esposito", aclaró y remarcó que era totalmente falso el supuesto contrato que circuló por las redes: "En segundo lugar, ya simple vista salta a la luz que ese documento es falso. No figura el nombre completo de las partes, ni identificaciones veraces, ni ningún otro elemento contractual que cumpla con los protocolos de transparencia de Amnistía Internacional".
Por último, acusó directamente a la Casa Rosada de haber montado la operación: "Cuando los gobiernos no logran imponer su discurso y hay un fuerte contrapeso colectivo, eligen las más obtusas estrategias para intentar suprimir los reclamos genuinos de la sociedad civil. Este tipo de ataque, cuyo único fin es desinformar y deslegitimar es una muestra de que el trabajo de Amnistía Internacional, basado en investigación, litigio, realización de campañas y comunicación, molesta e incómoda al poder".
Informe: Juan Pablo Pucciarelli