La historia cuenta que nació en Granadero Baigorria, Santa Fe, y que en ese pueblo forjó una juventud abrazada al fútbol. De niño probaba las pelotas que cosía su padre en la fábrica donde trabajaba y en las calles de su barrio entendió el poder de la pasión popular de la que luego sería protagonista. Su nombre es Edgardo Bauza, pero le dicen "Patón". Es sinónimo de hincha, futbolista y entrenador. Referirse a él es proyectar una película de Rosario, de Central y sus primeras andanzas en las tribunas del Gigante de Arroyito. Es toparse con un hombre de pensamiento y principios, que en su ADN lleva la identificación con un deporte que, al igual que Menotti, concibe como un hecho cultural.

Es recordar que en el 2000 cantó en un disco de canciones dedicadas a los canallas por insistencia de Roberto Fontanarrosa. "Eso fue algo del Negro Fontanarrosa. Un día me llama, que iban a hacer un CD para recaudar fondos para una casa de huérfanos de Rosario y me dijo que yo tenía que cantar. Yo me negué, pero él me dijo que iban a cantar todos, me mintió porque él no cantó. Me insistió tanto que lo hice", contó alguna vez sobre aquella historia, que finalmente terminó con su voz entonando la canción Patón y conductor. "La fe y el trabajo son mi inspiración preferida/ a veces con cartas bajas/ se ganan grandes partidas/ No hay magias prefabricadas/ pa que jueguen como quiero/ les bastó el agua bendita/ que se bebe en los potreros", dice una parte de la letra y en la misma se revela su idiosincrasia futbolera, impartida dentro y fuera de una cancha.

"Ser futbolista es lo mejor, no me cabe duda. Es la expresión más sublime como ser humano. Yo que nací atrás de una pelota, puedo decir que no hay nada que me produjera tanta satisfacción como el fútbol. De la misma manera, la posibilidad de desarrollarme como persona estaba vinculada a mi actividad dentro de una cancha. En la escuela nunca me destaqué, en ningún lado hice más de lo normal, pero en el fútbol fue diferente. Me sentía con total libertad para hacer de todo", dijo en el libro El Patón Bauza: con los pies en la tierra, de Fernando Carrión Mena.

En No te vayas campeón, el libro memorioso de grandes equipos del fútbol argentino de Fontanarrosa, se puede leer la descripción del Bauza jugador: "aspecto poco grácil, su andar desmarañado de pasos largos y una oscilación de marinero, los hombros ligeramente encorvados, la figura alta, angulosa y llena de aristas, su ímpetu a veces descontrolado, arrancaban sonrisas irónicas. Poco a poco fue dejando en claro que ganaba en todas. Trancaba y se quedaba con la pelota, iba abajo y no perdía nunca, saltaba y cabeceaba en las dos áreas. Bauza era de esos jugadores que agarraban la lanza cuando hay que ir a buscar la hazaña y de los que reciben el agradecimiento de su hinchada por agarrarla".

El Patón forjó sus herramientas para la vida en el fútbol y comprendió que no solo está atravesado por "éxitos" y "fracasos", sino que también es parte de la política, la economía, la sociedad y la cultura. Fue candidato a concejal por el Partido Socialista y como entrenador, solo por mencionar algunos, estuvo al frente de Central, San Lorenzo, Liga de Quito y la Selección Argentina. Ganó la Copa Libertadores dos veces: primero con Liga Deportiva Universitaria de Quito en 2008 y después con San Lorenzo en 2014. Los títulos internacionales le valieron el reconocimiento de ser el mejor entrenador de la región según la CONMEBOL y su lucidez el respeto de sus pares.

"Después de muchos años durante los cuales el mundo me ha permitido vivir experiencias variadas, lo que sé acerca de la moral y las obligaciones de los hombres se lo debo al fútbol", ha dicho el filosofo y novelista Albert Camus. La frase parece representar a Bauza en todos los sentidos. Su escuela de vida fueron algunos entrenadores –Menotti, Bilardo, Tulio Zof, Griguol, Jorge Solari, Pato Pastoriza–, las enseñanzas de sus padres y su propia construcción como futbolista y luego como DT. De esa conjunción nacen las razones de este hombre que ha dado más valor a la palabra que a los contratos, más valor al juego y su aprendizaje, que a la industria.

"El fútbol te ofrece la posibilidad de tener una cosmovisión del mundo. Cualquier persona vinculada a esta disciplina viaja y conoce otras realidades. Además, si tienes una mente abierta, puedes incrementar el conocimiento manteniéndote informado. No sé si tenga el conocimiento suficiente para hablar de economía, pero sí me informo para entender el contexto del fútbol. En líneas generales, uno tiene conocimientos que te ayudan mucho en esta profesión, porque el fútbol no es una isla", dijo Bauza a Fernando Carrión Mena.

Enfermedad neurodegenerativa

En estas últimas semanas el universo del fútbol ha lamentado la noticia de sus problemas de salud, dado que atraviesa una demencia frontotemporal, enfermedad neurodegenerativa que provoca alteraciones en el pensamiento y la conducta. Y según se informó, los síntomas pueden variar entre comportamientos inusuales, problemas emocionales, dificultad para comunicarse y al caminar.

"La enfermedad tiene su repercusión en lo físico, pero es lo que menos se le nota. Es raro a veces verlo, es como que no está del todo. Es una situación rara. La realidad es que yo no sé si él se habrá dado cuenta de dónde estaba y de dónde era, pero estoy seguro de que todo ese cariño, los abrazos y la energía buena los sintió, le llegó", contó su hijo Maximiliano en una entrevista radial, luego de que su padre presenciara el homenaje realizado por Liga de Quito en su estadio Rodrigo Paz Delgado.

A sus 67 años, el Patón resiste los embates del paso del tiempo y su legado en el fútbol parece ser trinchera y ejemplo de trabajo, frente a un territorio invadido por la automatización, la velocidad, el crecimiento de músculos por encima del entrenamiento de la mente, donde el poderío económico absorbe lo lúdico de ese potrero que supo ser el origen de una escuela y de una frase: se juega como se vive.