El martes, en un plenario de comisiones, se trató el proyecto para suspender las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO). El jueves obtuvo media sanción en el recinto. Fue un trámite vertiginoso surcado por diversas negociaciones. Mientras los diputados/as desarrollaban sus discursos, tanto para sacar el dictamen como para la aprobación posterior del proyecto en el recinto, tuvieron lugar innumerables reuniones en las que el oficialismo intentaba conseguir los votos. Ambos sucesos estaban vinculados: el gobierno necesitaba tiempo para que el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, entre otros, mantuviera tratativas con algunos gobernadores, proponiendo obras públicas u otros beneficios. Es decir: avanzara en la distribución arbitraria de recursos para conseguir a cambio apoyo parlamentario para sus proyectos. Una arbitrariedad que se consolida en la medida que no se debate la Ley de Presupuesto.

Una cuestión de técnica parlamentaria: para que un proyecto se pueda tratar, debe alcanzar una cantidad de votos mínimos en comisión y ello se puede lograr con un dictamen o con varios con sus firmas sumadas. De allí que nuestra postura fue no generar dictamen, para no contribuir a que el oficialismo alcanzara los 58 votos para habilitar el tratamiento del proyecto en el recinto. Mientras transcurría el trabajo en comisión, era vox populi que el gobierno estaba detrás de los votos faltantes para llegar al número necesario. De allí, las febriles negociaciones. Finalmente, esas presiones abiertas y expresas sobre algunos gobernadores de nuestro espacio se trasladaron a los diputados/as de esas provincias y algunos de ellos aceptaron firmar un dictamen alternativo que le permitió al oficialismo, con la suma de las firmas de los distintos despachos, llegar a los votos que habilitaron el debate de la iniciativa en el recinto.

El jueves, el gobierno logró la media sanción del proyecto con 162 votos a favor, 55 en contra y 28 abstenciones. En nuestro bloque hubo libertad de acción de los integrantes y el voto se fragmentó: 43 en contra del proyecto, 25 a favor, 24 abstenciones y 6 ausentes.

Hasta aquí parece un gran triunfo del gobierno. Pero lo que se dice poco es que el oficialismo tuvo que hacer una enorme concesión con relación a su aspiración inicial. El proyecto originario tenía 67 artículos que incluían un cambio drástico e integral del financiamiento de la política y de la actividad de los partidos. Quedó reducido a un texto de 5 artículos que suspende las PASO este año: 62 artículos afuera. El primero de los artículos sobrevivientes suspende las PASO durante 2025. Los restantes son de forma. 

Lo votado tiene que ver muy poco con el objetivo del proyecto original, que decía, por ejemplo: “se propone habilitar que los partidos políticos puedan acceder de manera más directa y sencilla al financiamiento privado. En tal orden de ideas, se elevan significativamente las limitaciones de aportes privados destinados a la campaña electoral, y se dejan sin efecto una serie de restricciones que han sido probadas inadecuadas para encauzar un régimen de financiamiento verdaderamente republicano”. Es decir: habilitaba el fondeo sin límites a través de privados. El objetivo era avanzar con la privatización extrema de la actividad política. Finalmente, se quedaron con un premio chiquito: la suspensión de las PASO. A pesar del apriete, las negociaciones y la distribución arbitraria de recursos, no pudieron avanzar con el proyecto original.

En el debate que hicimos en el bloque de Unión por la Patria previo a la sesión estuvieron presentes todos los sectores explicando sus posiciones. Legisladores/as de alguno de los partidos que integran el bloque explicaron que su oposición a las PASO viene de lejos. Otros, de provincias donde no gobiernan dirigentes de nuestro espacio, votaron a favor de la propuesta oficialista pero no porque sufrieron aprietes: lo hicieron por su convencimiento de que las PASO no les convienen.

El Presidente ha declarado “amo ser el topo dentro del Estado, yo soy el que destruye el Estado desde adentro. Es como estar infiltrado en las filas enemigas, la reforma del Estado la tiene que hacer alguien que odie el Estado”. El Presidente propone dejar todo en manos del mercado, incluidos la política y el funcionamiento de los partidos. Eso es lo que el Ejecutivo buscaba con el proyecto original, con el que no pudo avanzar.

Uno de los argumentos principales del gobierno para suspender las PASO es que tienen un costo significativo. Es la misma idea por la que el gobierno reduce los presupuestos de Ciencia y Tecnología, Educación y Salud, entre otros. Esta perspectiva parte del presupuesto de que las políticas se mantienen o se suprimen según sus costos. No es un argumento sostenible. Menos aun cuando, en el caso de las PASO, se trata de un tema vinculado al funcionamiento del sistema democrático.

Otro argumento gubernamental plantea aproximadamente lo siguiente: Milei ganó las elecciones con más del 50% de los votos, por lo tanto, el Parlamento no se puede oponer a los objetivos que establece un Poder Ejecutivo plenamente legitimado. Es una barbaridad conceptual: ambos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, tienen funciones distintas, tal como se deriva de sus nombres. Atribuirle al gobierno la posibilidad de hacer lo que quiere porque ganó una elección es totalmente antidemocrático y contrario al funcionamiento de las instituciones. Las dictaduras tienen Poder Ejecutivo y Poder Judicial: lo que no tienen es Poder Legislativo. El Parlamento, con todas las dificultades que pueda tener, es el ámbito más democrático y representativo del pensamiento de la sociedad.

Lo que pasó –el voto disperso del Bloque–, por supuesto, no es bueno. Lo bueno hubiera sido unificar una posición. No es la primera vez que ocurre. Nos pasó cuando se discutió el acuerdo con el FMI, el Matrimonio Igualitario o la Interrupción Voluntaria del Embarazo. A pesar de las tensiones, el bloque no se dividió y contuvo una discusión intensa en la que todos y todas ratificaron la voluntad de unidad.

Estoy convencido de que esa voluntad de mantener la unidad va a prevalecer sobre los matices. El acercamiento de los comicios y la conformación de los espacios electorales van a contribuir a resolver el problema: el bloque va a reflejar los acuerdos políticos a los que arribe el conjunto de las fuerzas que lo integran.

La ofensiva del neoliberalismo global está en pleno despliegue. Una vez más es necesario insistir sobre la necesidad de la unidad y el reagrupamiento de los sectores populares, incluidos los sectores medios, detrás de una dirección política unificada.

*Diputado nacional Unión por la Patria y presidente del Partido Solidario.