El Gobierno de Javier Milei cumplió, en el primer año de gestión, con la promesa de reducción de la inflación. Lo hizo en base a un ajuste brutal, dólar intervenido y atrasado y una recesión que frenó la demanda de bienes y servicios. Pero la parte dos del programa exige nuevos sacrificios: lograr que los salarios no le ganen a los precios para usarlos como ancla anti inflacionaria. Para conseguir"Está prohibido cualquier aumento superior al 2 por ciento", sugirió el funcionario en diferentes encuentros