Interpretada por Laura Azcurra y con dirección de Julia Morgado, ¡Frida! Viva la vida, obra del dramaturgo mexicano Humberto Robles, podrá verse los jueves 20 y 27 en el teatro Picadero de Enrique Santos Discépolo 1857, por sólo dos funciones. Escrita en 1998 a partir de cartas y otros escritos de la pintora Frida Kahlo, estrenada desde entonces en 23 países, ¡Frida! …es la pieza mexicana más representada fuera de su país. El propio autor ha señalado que uno de los rasgos más logrados de su texto es la fidelidad que guarda a la forma de hablar de la propia artista, la cual revela su carácter y personalidad: su gusto por el uso de palabras populares, incluso sus bromas groseras y hasta las palabras en inglés que ella solía usar. Señaló Robles en su momento que el brillo del discurso de Frida se debía principalmente a su peculiar y tan mexicano sentido del humor, a veces decididamente negro, tan lejano a lo que puede apreciarse al contemplar su obra, la cual refleja un mundo personal en el que prevalece el dolor y el sufrimiento.
La obra da inicio un Día de Muertos, es decir, un 1 de noviembre, jornada en la que todo México recuerda a sus seres queridos fallecidos en un colorido clima de fiesta, donde los brindis y las comidas tradicionales están siempre presentes. Frente al altar de muertos que está armando, el personaje de Frida espera a sus invitados. Mientras tanto, irá hilvanando momentos clave de su vida. Así, la artista se refiere al padecimiento al que fue condenada desde el accidente callejero sufrido en su adolescencia, un dolor permanente que la obliga a vivir en “una prisión de yeso” con el temor de tener que someterse a una nueva operación quirúrgica entre las tantas que debió enfrentar.
El personaje de Frida evoca a su marido, el muralista Diego Rivera, desde el amor pero también desde el sufrimiento. Es que fueron tantas las decepciones que vivió a causa de la ausencia o de la cercanía del artista, que ella declarará que el pintor es el segundo accidente de su vida. Menos ambiguas son sus consideraciones sobre los Estados Unidos –pura cochinada- o sobre el ambiente parisino, del cual no tolerará las etiquetas que los críticos le ponen a su obra (“¿yo, surrealista? Yo pinto mi realidad”, dirá Frida).
Recién llegada a El Bolsón, donde participará del festejo de los 20 años del Festival de Clown de la ciudad, Laura Azcurra se emociona en la entrevista con Página/12 al describir la angustia que vive la población a días de haber comenzado los incendios forestales que aun continúan activos y en condiciones climáticas extremas. “Venimos a hacer lo que sabemos hacer y también venimos a abrazarles el alma”, sostiene la actriz quien, junto a Valeria Stilman hará funciones de Tita y Rodhesia, un texto de Azcurra que presenta a dos mujeres “unidas por el debate de las formas hegemónicas del pasado con la nueva visión abarcativa y diversa de los nuevos tiempos”.
Con la dirección de Morgado¡Frida!...ya hizo funciones en el conurbano bonaerense, en Córdoba y en Santa Fe. “Es un monólogo que trae un mensaje muy potente”, considera Azcurra, quien cuenta que la extensa obra original fue condensada para no ir más allá de los 50 minutos. “Frida es un personaje que siempre está vigente por su fuerza, por el ejemplo de resiliencia que dio con su vida”, opina la actriz.
-¿Cómo es interpretar un personaje como éste?
-Es como dicen los colegas de antes: se trata de encarnar a un personaje. Para eso tuve que tener el respeto y el permiso de componer un cuerpo con dificultades que no son las mías y hablar con una tonada que no es la mía. En los 29 años de carrera que tengo es la primera vez que interpreto a una persona que vivió. Por suerte hay mucho material, películas, documentales, libros, hasta está su diario.
-Frida es un ícono de la cultura popular, muy conocido. ¿Qué es lo que crees que aporta este espectáculo?
-Me parece que viene a completar un puzle. Algunas personas saben más de su obra, otras conocen sus amores, muchos no saben cómo fue el accidente que tuvo en la adolescencia. Creo que la obra da la posibilidad de unir todas las piezas.
-¿Cómo es la puesta?
-Es un monólogo muy sobrio, sin pretensiones. Frida prepara la comida y el altar del Día de Muertos y habla de su personalidad no binarie, del bullyng que sufrió en la infancia por tener polio, de cómo pudo sobreponerse al accidente que le fracturó la pierna en 11 pedazos, de su afición partidaria que la unió a Diego Rivera en la militancia comunista…
-Frida dice que no pudo ser madre pero que se dio luz a sí misma…
-Sí, definitivamente, ella se parió a sí misma, por todo lo que tuvo que atravesar. A pesar del dolor que debió soportar, manifestó su alegría y su apego a sus orígenes. Porque ella era medio marrona y para honrar su identidad y su herencia familiar se vestía de tehuana. Era una mujer enorme con una enorme hambre de vida.
*¡Frida! Viva la vida, en el Teatro Picadero (Enrique Santos Discépolo 1857), jueves 20 y jueves 27, a las 22 hs.