"Soy maricón y me la banco", fue la frase con que la que el jueves pasado, en el recinto, el diputado nacional Esteban Paulón respondió duramente a los ataques del gobierno nacional hacia el colectivo LGBTIQ+. Hace 25 años que el legislador del Partido Socialista milita y trabaja por los derechos de esa comunidad que, asegura, el presidente Javier Milei tomó como "blanco móvil". Desde su banca, denunció penalmente los dichos ofensivos del presidente en el Foro de Davos y fue uno de los convocantes a la Marcha del Orgullo Antifascista y Antirrasista, contra los discursos de odio. También alzó la voz ante el decreto 62, sobre los tratamientos, en relación a la Ley de Identidad de Género, para personas menores de 18 años y presentó un rechazo. "No vamos a permitir ningún retroceso de derechos y valores democráticos", aseguró. Ante Rosario/12 repasa su  militancia, los objetivos concretados y esta etapa en la que "hay que llegar a la sociedad con un mensaje que permita despejar las fakes".

-¿Qué lectura se puede hacer de lo ocurrido tras el discurso del presidente en Davos?

-La respuesta fue en el marco de la democracia. La sociedad se organizó y le respondió con una marcha masiva. Se diluyó la cuestión partidaria, toda la operación del gobierno de demonizar la marcha y demás. Una vez pasada la movilización, el gobierno entra como en negación, el presidente sube la apuesta, reitera los dichos con fakes. Sale en una actitud que demuestra que claramente perdieron ese debate en la sociedad. Y el miércoles con la conferencia de Adorni, que avanza en lo que después fue el DNU 62 que plantea la modificación parcial de la ley de Identidad de Género; pero, más que la medida en sí, es que lo hace con una violencia... 

-Eso también tuvo respuesta...

-Yo digo que para el gobierno, el colectivo LGBTIQ+ pasó a ser un blanco móvil, y dentro de ese colectivo, tiene especial ensañamiento con el eslabón más débil de la cadena que son las niñeces y adolescencias trans, que es lo numéricamente más pequeño, entre 2000 y 3000 familias acompañando, gente que no tiene herramientas políticas, gente de a pie que acompaña amorosamente, trata de que no sufran y puedan seguir sus trayectorias educativas, no es gente preparada para una pelea. Eso me dio mucha bronca, el miércoles sentí eso, que es desproporcionado, un ensañamiento que no tiene lógica, contra un colectivo social que por primera vez encuentra en sus familias mayoritariamente una actitud de acompañamiento y no de exclusión, y que encuentra en eso la única estrategia válida y creo que es la única sustentable, que transforma la realidad. El gobierno actúa con enorme crueldad y subestima. Tengo la hipótesis de que se mete con el colectivo LGBTIQ+, que lo vincula con algo minoritario y que pueden pegar ahí. Es el colectivo que más tarde llegó a la democracia, que hasta el año 2010 no tuvimos los mismos derechos que el resto de las personas. 

Derechos

"Como el tercero de cuatro hermanos varones -cuenta a Rosario/12-, no tenía los mismos derechos, no tenía la posibilidad de casarme. Tenía a mi familia, mi pareja, todo sin problemas; pero ese derecho no lo tenía. Hasta el año 2012, las personas trans no tenían DNI, por lo tanto eran invisibles, no iban a votar, ni a un centro de salud, no se quedaban en la escuela, no iban a la universidad, porque la diferencia de género de tu documento con tu realidad es muy fuerte, y sabemos cómo actúa. Una sociedad democrática, que logra terminar de incorporar a quienes estaban afuera es una sociedad que se imagina amplia, abierta y plural, entonces el gobierno, al atacar a ese colectivo, ataca la idea de la sociedad plural y democrática. Y Argentina había dicho que esas personas que no tenían derechos van a tenerlo.

-¿Cómo sigue esto?

-Traté de transformar esa bronca en un mensaje que va en dos vías: hacia afuera del Parlamento, en términos de poder pensar en esas familias, en ese colectivo que se siente solo. En la política, sobre 257 diputados, diez salimos a hablar, a apoyar. Senadores, nada. Lo importante es que esas familias sepan que no están solas y que aunque estemos en minoría circunstancial en la representación social, alguien va a alzar la voz en defensa de esas personas. Y también hacia adentro, porque después de hablar viene el 'qué bueno, me encantó lo que dijiste', pero después, en lo concreto, hay que poner el cuerpo. Es un tema que nos interpela como sociedad y es la pelea que hay que dar. Me conmueve porque es un tema que acompañé mucho. Hay muchas historias. El DNU 62 es un decreto fake. Este tema se interpreta de la mano de la ley Protección integral de niñas, niños y adolescentes, hay una cuestión de capacidad progresiva. Sino, antes de los 18 años, ¿qué hacemos? ¿no acompañamos? Es una cosa que no va a tener un efecto práctico, estamos presentando un amparo colectivo de la Federación LGBT para sostener las prestaciones y el acceso a la salud para las infancias y adolescencias trans. Lo más grave es lo simbólico: nos vuelven a mandar a la clandestinidad. Todo lo que se luchó para que éste sea un tema sobre la mesa, todo ese trabajo, una generación que puede pensarse con un trayecto de vida trans sin pensar que podés morir a los 40, que te van a echar de tu casa... 

Historias

Dice: "Hay muchas historias. De haber montado en 2016 (en Santa Fe) el primer servicio de infancias y adolescencias trans, de haber trabajado con las familias, de ver cómo cambia vidas de personas que pueden permanecer en la escuela, entre otras cosas. Es maravilloso cómo cuando hay acompañamiento y contención, la vida les cambia. Más de 500 familias pasaron por esos grupos, desarrollamos protocolos educativos para que esas adolescencias pudieran tener reconocida su identidad de género, pudieran hacer deportes con el género autopercibido. Esto que iniciamos, se mantuvo en el gobierno de Perotti y ahora en el de Pullaro. Hay una política de Estado que atraviesa tres gestiones. Hay chicos y chicas trans que hoy, 8 o 9 años después, tienen veintipico, trabajan o están en la universidad, y pudimos ver muy de cerca el impacto positivo. La pretensión (del gobierno) es provocar temor y llevar a la clandestinidad nuevamente.

-¿Cuál es tu recorrido personal hasta la banca en Diputados?

-A los 15 me inicié en la militancia política, me sumé en la juventud del Partido Socialista. Alrededor de los 20, cuando empiezo a manifestar esto que me pasaba, entré a militar en Vox, con Guillermo Lovagnini, Pepe Díaz de Brito. Al poco tiempo volví al partido, donde me hice la pregunta de qué modelo de sociedad proponía el socialismo en el que me formé, y era una sociedad con igualdad de derechos, sin discriminación, donde todos pudieran ejercer sus derechos, y el derecho a la orientación sexual, a la afectividad, también es un derecho por el cual luchar y entendí que la lucha era mucho más amplia. También era importante asumir esa agenda, promover esa sociedad. Empecé a colaborar con concejales del partido en estos temas, en ordenanzas, declaraciones. Desde ahí fue pensar una política pública, entendiendo que si había áreas de niñez, de la mujer, de la juventud, por qué no iba a haber una de la Diversidad Sexual, y en el año 2006 aprobamos la ordenanza que crea ese área en Rosario, que se puso en marcha en 2007. Al tiempo empecé a trabajar con Silvia Augsburger en la Cámara de Diputados. Me tocó sumarme ya habiendo fundado la Federación LGBT, con María Rachid, Claudia Baudracco, Marcela Romero. En el Congreso era natural tratar de ver cómo ayudaba desde mi rol de secretario parlamentario al bloque del partido para impulsar la agenda y me sumé muy fuerte a lo que fue la ley de Matrimonio Igualitario y de Identidad de Género. En 2015, (quien fue gobernador de Santa Fe) Miguel Lifschitz me invitó a sumarme a su equipo para crear la Subsecretaría de Diversidad Sexual y al poco tiempo de asumir, empezó una demanda concreta de familias que se acercaban porque tenía un hijo, una hija trans. Había una cuestión concreta con la cual trabajar y empezamos con el armado de un servicio específico. Cuando terminó la gestión, con un grupo empezamos el Instituto de las Políticas Públicas LGBT, que trabajó con organizaciones y fundaciones para promover políticas públicas, capacitaciones, publicaciones.

-En redes hay publicaciones de personas que te ven como un actor clave en esta cuestión...

-Al venir desde el activismo, también hay un plus. Creo que pasa por ese recorrido. Nos toca una etapa de resistencia, donde hay que acompañarnos y no dejar de ejercer la actitud pedagógica. Creo que la mayoría de la sociedad argentina tiene una mirada democrática, abierta, que las sociedades no van para atrás; que puede haber momentos en los que la dirigencia política intente llevarla hacia atrás, en los que los discursos hegemónicos se modifiquen, por supuesto que es desproporcionado lo que puede lograr un discurso de un presidente, a lo que quizás podemos responder desde una banca o desde el propio activismo; pero creo que hay una sociedad dispuesta a escuchar. Y no es algo propio, es una tarea colectiva para dar el debate. Nos pasó algo similar con la ESI. Hay un discurso que cuestiona, miente y manipula. Ante eso nos toca ser quienes expliquemos, hablar uno a uno, para llegar a la sociedad con un mensaje que permita despejar estas fakes.